/ lunes 9 de noviembre de 2020

La explosiva crisis del desempleo no preocupa a empresarios ni gobierno 

La elección presidencial y el triunfo electoral del demócrata Joe Biden enrarecerán inevitablemente el clima de crecimiento económico de Estados Unidos, por los esperados cambios institucionales de gente, estilos y políticas que se derivarán de su llegada a la Casa Blanca para abordar con nuevos enfoques la pandemia del coronavirus, la crisis económica, el desempleo y el cambio climático, como lo ha anunciado el presidente electo.

Los efectos de esos cambios se resentirán en la tasa de crecimiento económico de México al menos el último trimestre de este año y el primero de 2021, dada la enorme dependencia de las exportaciones e importaciones mexicanas del mercado estadounidense en más de 80%.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene depositadas todas las expectativas de crecimiento mexicano en 2021 en la reactivación económica de Estados Unidos en la llamada era de la pospandemia.

Ambos países experimentan la tasa más alta de mortalidad a causa de la pandemia del coronavirus, y que les ha obligado, luego de casi 7 meses de crisis sanitaria, confinamiento y semiparalisis económica, a reiniciar y normalizar la actividad industrial, comercial, financiera y turística sin levantar la alerta roja contra el Covid 19.

El presupuesto de gasto e inversiones para 2021 que fue enviado por el presidente López Obrador a la Cámara de Diputados es un proyecto extremadamente austero que no contempla ningún proyecto o plan de choque para provocar un mayor crecimiento de la economía nacional, para rescatarla de la profunda recesión de 10% que tendrá este año.

Socialmente lo que más preocupa es la urgente regeneración de la planta de empleo, una vez que la crisis sanitaria y económica han enviado a su casa al menos a 12 millones de mexicanos que participaban de la economía formal e informal.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) vaticina que la tasa de desocupación sin precedentes “dejará cicatrices en el mercado laboral mexicano. Se espera que el desempleo alcance su máximo en la primera mitad de 2021 con una recuperación lenta y que las condiciones generales para los trabajadores se deterioren al grado de que, para la segunda mitad de ese año, la masa salarial –el total de sueldos pagados– haya caído 8 por ciento respecto al nivel anterior a la crisis”.

El organismo explicó que las lentas recuperaciones del mercado laboral son una tendencia en México. En anteriores recesiones, el empleo mexicano ha tardado en recuperarse, acompañado de pérdidas permanentes de ingresos; en ninguna de las crisis de 1982, 1995, 2001 y 2009 volvió a los niveles previos.

El FMI contextualizó: “con el golpe asestado por la crisis financiera mundial en 2009, que fue de menor magnitud que la crisis presente, al mercado de trabajo en México le fue muy mal, le implicó ocho años para que el desempleo bajara a niveles previos a esa recesión”.

En esta recesión mucho más profunda por el Covid 19 es posible que a la tasa de desocupación le lleve hasta una década volver a los niveles de 2019, previos a la crisis, lo cual será profundamente dramático pues para entonces habrán transcurrido 10 años más de crecimiento de la población económicamente activa que entrará a competir por los puestos de trabajo.

Por eso es tan urgente la recuperación de la economía nacional. Pero no hay horizontes esperanzadores para la clase trabajadora. López Obrador sólo está preocupado por hacerse de recursos recaudatorios para financiar el gasto de 2021, similar al 2020, sin proyectos de inversión de infraestructura generadores de crecimiento y empleo; hace recortes a los estados y municipios que tampoco producirán actividad económica ni numerosos empleos.

De continuar con esa actitud de frialdad, indiferencia y austeridad en los próximos cuatro años, la llamada IV Transformación se despedirá con crecimiento cero en todo su sexenio, como ninguno de los sexenios del período neoliberal que tanto criticó en campaña y en estos dos primeros años de su gobierno.

Por su parte los sectores empresariales reducen más sus plantas de empleo, pagan salarios hasta 30% menores a sus trabajadores ante la abundancia de mano de obra calificada y barata; reaccionan y responden con proyectos de robotización y automatización de sus líneas de producción, como advierte el premio nobel de economía, Joseph Stiglitz. NOS ESCUCHAMOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM.

La elección presidencial y el triunfo electoral del demócrata Joe Biden enrarecerán inevitablemente el clima de crecimiento económico de Estados Unidos, por los esperados cambios institucionales de gente, estilos y políticas que se derivarán de su llegada a la Casa Blanca para abordar con nuevos enfoques la pandemia del coronavirus, la crisis económica, el desempleo y el cambio climático, como lo ha anunciado el presidente electo.

Los efectos de esos cambios se resentirán en la tasa de crecimiento económico de México al menos el último trimestre de este año y el primero de 2021, dada la enorme dependencia de las exportaciones e importaciones mexicanas del mercado estadounidense en más de 80%.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador tiene depositadas todas las expectativas de crecimiento mexicano en 2021 en la reactivación económica de Estados Unidos en la llamada era de la pospandemia.

Ambos países experimentan la tasa más alta de mortalidad a causa de la pandemia del coronavirus, y que les ha obligado, luego de casi 7 meses de crisis sanitaria, confinamiento y semiparalisis económica, a reiniciar y normalizar la actividad industrial, comercial, financiera y turística sin levantar la alerta roja contra el Covid 19.

El presupuesto de gasto e inversiones para 2021 que fue enviado por el presidente López Obrador a la Cámara de Diputados es un proyecto extremadamente austero que no contempla ningún proyecto o plan de choque para provocar un mayor crecimiento de la economía nacional, para rescatarla de la profunda recesión de 10% que tendrá este año.

Socialmente lo que más preocupa es la urgente regeneración de la planta de empleo, una vez que la crisis sanitaria y económica han enviado a su casa al menos a 12 millones de mexicanos que participaban de la economía formal e informal.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) vaticina que la tasa de desocupación sin precedentes “dejará cicatrices en el mercado laboral mexicano. Se espera que el desempleo alcance su máximo en la primera mitad de 2021 con una recuperación lenta y que las condiciones generales para los trabajadores se deterioren al grado de que, para la segunda mitad de ese año, la masa salarial –el total de sueldos pagados– haya caído 8 por ciento respecto al nivel anterior a la crisis”.

El organismo explicó que las lentas recuperaciones del mercado laboral son una tendencia en México. En anteriores recesiones, el empleo mexicano ha tardado en recuperarse, acompañado de pérdidas permanentes de ingresos; en ninguna de las crisis de 1982, 1995, 2001 y 2009 volvió a los niveles previos.

El FMI contextualizó: “con el golpe asestado por la crisis financiera mundial en 2009, que fue de menor magnitud que la crisis presente, al mercado de trabajo en México le fue muy mal, le implicó ocho años para que el desempleo bajara a niveles previos a esa recesión”.

En esta recesión mucho más profunda por el Covid 19 es posible que a la tasa de desocupación le lleve hasta una década volver a los niveles de 2019, previos a la crisis, lo cual será profundamente dramático pues para entonces habrán transcurrido 10 años más de crecimiento de la población económicamente activa que entrará a competir por los puestos de trabajo.

Por eso es tan urgente la recuperación de la economía nacional. Pero no hay horizontes esperanzadores para la clase trabajadora. López Obrador sólo está preocupado por hacerse de recursos recaudatorios para financiar el gasto de 2021, similar al 2020, sin proyectos de inversión de infraestructura generadores de crecimiento y empleo; hace recortes a los estados y municipios que tampoco producirán actividad económica ni numerosos empleos.

De continuar con esa actitud de frialdad, indiferencia y austeridad en los próximos cuatro años, la llamada IV Transformación se despedirá con crecimiento cero en todo su sexenio, como ninguno de los sexenios del período neoliberal que tanto criticó en campaña y en estos dos primeros años de su gobierno.

Por su parte los sectores empresariales reducen más sus plantas de empleo, pagan salarios hasta 30% menores a sus trabajadores ante la abundancia de mano de obra calificada y barata; reaccionan y responden con proyectos de robotización y automatización de sus líneas de producción, como advierte el premio nobel de economía, Joseph Stiglitz. NOS ESCUCHAMOS DIARIAMENTE de 13 a 14 horas en ABC Radio 1280 de AM.