/ sábado 6 de noviembre de 2021

La Fórmula 1 mejora la imagen de México

Muchas de las competencias internacionales son el resultado de las buenas condiciones de un país, las justas deportivas se han realizado como una demostración de la capacidad económica y estabilidad de gobierno, situación que genera confianza para la inversión y un espectáculo que resulta agradable para millones.

Retrocedamos un poco el tiempo y situemos nuestros recuerdos en los Juegos Olímpicos de Berlín 36, cuando el régimen nacional socialista mostró al mundo un país recuperado de la Primera Guerra Mundial, con una gran capacidad de organización y un pletórico estadio que hizo sentir orgullo a un país entero. También tenemos las olimpiadas y la Copa del Mundo, de 1968 y 1970 respectivamente, en donde nuestro país presumió el “milagro mexicano” y el gran crecimiento económico que fue ejemplo internacional. En 2008, China realizó unos maravillosos JJOO, como aviso de su claro deseo de ocupar la supremacía del planeta.

De este modo hay eventos que reflejan el bienestar de un país, evidentemente no podría haber un Mundial en Afganistán o Somalia debido a las violentas condiciones en que se encuentran esas naciones.

La realización del Gran Premio de la Ciudad de México consolida a nuestro país como un destino internacional, recordando la gran importancia que tiene el turismo para la economía nacional, para lo cual daremos unos datos: aproximadamente unos 188 mil turistas llegarán a la capital, la cual se encuentra a un 90 % de ocupación hotelera, todo esto dejará una derrama de unos 192 millones de pesos aproximadamente.

Seguramente estos factores influyeron para que siguiera existiendo una aportación de dinero público para esta competencia, con la obvia controversia que causó esto debido a la política de supuesta austeridad y el señalamiento de que es un espectáculo de élite, lo cual puso en peligro la continuidad de un evento que regresó apenas en 2015, por lo cual se cambió la denominación referente al país y ahora solo se refiere a la capital, es decir, de Gran Premio de México a Gran Premio de la Ciudad de México.

Evidentemente un piloto de F1 muy difícilmente saldrá de las calles de una colonia popular, así como sucede con algunos de los grandes futbolistas en Latinoamérica. Evidentemente todos aquellos que se acercan al mundo de las carreras, en el nivel que sea, deben tener un nivel socioeconómico superior al promedio, pese a esto, el deporte motor resulta popular para todos: desde el exitoso empresario que tiene varios deportivos en su cochera, hasta el conductor de microbús que siente admiración por uno de esos bólidos y hasta emula el dinamismo del vehículo en la vía pública, aunque esto no sea del todo agradable para los demás.

En esta ocasión tendremos el atractivo saber que existe una buena posibilidad de que Sergio Pérez pueda ganar el primer lugar, con lo cual se tocaría nuestro Himno Nacional por primera vez en una premiación de F1 en el Autódromo Hermanos Rodríguez, victoria que será transmitida a todo el mundo con los comerciales habituales, en donde se muestra la bandera llevada por un sofisticada aeronave del Ejército, teniendo como marco el Paseo de la Reforma, en una imagen que considero es la correcta para dar al resto del mundo.

Está bien reconocer nuestras raíces, pero poner como símbolos a gente perteneciente a los grupos vulnerables creo que poco aporta a la consolidación de una identidad nacional, como se ha hecho últimamente en diversos eventos. También me parece equivocado decir que las carreras son clasistas, ya que eso es una mera ficción en una nación donde la discriminación es abundante y generalizada. Igualmente la decisión de hace años de quitar edecanes creo que aporta muy poco a los grandes problemas de la mujer y sí a la simulación que hay para combatir dichos conflictos.

Para los que tenemos una especie de amor por los autos, el ver estas maravillosas máquinas es todo un triunfo de la tecnología y el esfuerzo humano; un objeto técnico que crea muchos sueños y que causa una magnánima emoción al verlo.

Al final, este evento traerá diversos beneficios que siempre serán deseables para un país envuelto en problemas estructurales y actuales. Gocemos del rugido de los grandes motores, bajo el ambiente de fiesta que solo una carrera de esta magnitud nos puede ofrecer, en un escenario local que nos da una satisfacción como ciudadanos mexicanos. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.


Muchas de las competencias internacionales son el resultado de las buenas condiciones de un país, las justas deportivas se han realizado como una demostración de la capacidad económica y estabilidad de gobierno, situación que genera confianza para la inversión y un espectáculo que resulta agradable para millones.

Retrocedamos un poco el tiempo y situemos nuestros recuerdos en los Juegos Olímpicos de Berlín 36, cuando el régimen nacional socialista mostró al mundo un país recuperado de la Primera Guerra Mundial, con una gran capacidad de organización y un pletórico estadio que hizo sentir orgullo a un país entero. También tenemos las olimpiadas y la Copa del Mundo, de 1968 y 1970 respectivamente, en donde nuestro país presumió el “milagro mexicano” y el gran crecimiento económico que fue ejemplo internacional. En 2008, China realizó unos maravillosos JJOO, como aviso de su claro deseo de ocupar la supremacía del planeta.

De este modo hay eventos que reflejan el bienestar de un país, evidentemente no podría haber un Mundial en Afganistán o Somalia debido a las violentas condiciones en que se encuentran esas naciones.

La realización del Gran Premio de la Ciudad de México consolida a nuestro país como un destino internacional, recordando la gran importancia que tiene el turismo para la economía nacional, para lo cual daremos unos datos: aproximadamente unos 188 mil turistas llegarán a la capital, la cual se encuentra a un 90 % de ocupación hotelera, todo esto dejará una derrama de unos 192 millones de pesos aproximadamente.

Seguramente estos factores influyeron para que siguiera existiendo una aportación de dinero público para esta competencia, con la obvia controversia que causó esto debido a la política de supuesta austeridad y el señalamiento de que es un espectáculo de élite, lo cual puso en peligro la continuidad de un evento que regresó apenas en 2015, por lo cual se cambió la denominación referente al país y ahora solo se refiere a la capital, es decir, de Gran Premio de México a Gran Premio de la Ciudad de México.

Evidentemente un piloto de F1 muy difícilmente saldrá de las calles de una colonia popular, así como sucede con algunos de los grandes futbolistas en Latinoamérica. Evidentemente todos aquellos que se acercan al mundo de las carreras, en el nivel que sea, deben tener un nivel socioeconómico superior al promedio, pese a esto, el deporte motor resulta popular para todos: desde el exitoso empresario que tiene varios deportivos en su cochera, hasta el conductor de microbús que siente admiración por uno de esos bólidos y hasta emula el dinamismo del vehículo en la vía pública, aunque esto no sea del todo agradable para los demás.

En esta ocasión tendremos el atractivo saber que existe una buena posibilidad de que Sergio Pérez pueda ganar el primer lugar, con lo cual se tocaría nuestro Himno Nacional por primera vez en una premiación de F1 en el Autódromo Hermanos Rodríguez, victoria que será transmitida a todo el mundo con los comerciales habituales, en donde se muestra la bandera llevada por un sofisticada aeronave del Ejército, teniendo como marco el Paseo de la Reforma, en una imagen que considero es la correcta para dar al resto del mundo.

Está bien reconocer nuestras raíces, pero poner como símbolos a gente perteneciente a los grupos vulnerables creo que poco aporta a la consolidación de una identidad nacional, como se ha hecho últimamente en diversos eventos. También me parece equivocado decir que las carreras son clasistas, ya que eso es una mera ficción en una nación donde la discriminación es abundante y generalizada. Igualmente la decisión de hace años de quitar edecanes creo que aporta muy poco a los grandes problemas de la mujer y sí a la simulación que hay para combatir dichos conflictos.

Para los que tenemos una especie de amor por los autos, el ver estas maravillosas máquinas es todo un triunfo de la tecnología y el esfuerzo humano; un objeto técnico que crea muchos sueños y que causa una magnánima emoción al verlo.

Al final, este evento traerá diversos beneficios que siempre serán deseables para un país envuelto en problemas estructurales y actuales. Gocemos del rugido de los grandes motores, bajo el ambiente de fiesta que solo una carrera de esta magnitud nos puede ofrecer, en un escenario local que nos da una satisfacción como ciudadanos mexicanos. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.