/ lunes 23 de noviembre de 2020

La gramática de antes, el español de hoy

Nuestros abuelos, nuestros padres, la generación de la que formamos parte y la que hoy reciben sus clases en su casa por la pandemia, desde la primaria hasta la profesional, se enfrentan a los avances fenomenales de las ciencias del lenguaje y de las ciencias sociales, todas influidas en algo por la Lingüística del siglo XX.

Todo esto ha revolucionado el concepto que se tenía de las clases de Español, en otro tiempo, de Gramática, de Lengua Castellana, de Lengua Nacional, de Lenguaje o de Lengua y Literatura Española y ahora de Lengua Madre.

Sin embargo, parece que la forma agresiva de estos cambios no ha producido muchas variantes en la práctica escolar cotidiana, por lo que da la impresión de que tales transformaciones en la didáctica de la lengua que hablamos, sólo son meros cambios de nombres, aunque en lo profundo, sea totalmente distinto el proceso de enseñanza-aprendizaje desde los nuevos enfoques de carácter eminentemente socioculturales.

Si se recuerdan los textos escolares de Español, o sus equivalentes, utilizados durante mucho tiempo por nuestros abuelos, nuestros padres y nuestra propia generación de los años 60´s para atrás, se hacía a los niños memorizar puras definiciones en abstracto, acaso con algunos ejemplos aceptados a priori, jamás obtenidos de la práctica lingüística ni resultantes de acciones conversacionales, de argumentación o de investigación.

Pasaron las “gramáticas” de Bruño, de Rafael Ángel de la Peña, de la Real Academia Española, de Carlos González Peña, de Miguel Salinas y muchos más que se repetían lo que estas gramáticas fundamentales daban por sumo conocimiento.

Si se retrocediera un poca más, al siglo XIX se descubrirían las “gramáticas” que antecedieron a las ya mencionadas. La Gramática de Andrés Bello, avanzadísima en su tiempo, la Arquitectura de las lenguas de Eduardo Benot, el Curso de Lengua Castellana de Longinos Cadena, a Miguel del Toro, a Rufino José Cuervo, a Felipe Robles y a muchos más que se dedicaron a estudiar la gramática de nuestro idioma el español.

Los primeros libros que instruyeron a los criollos, mestizos e indígenas con toda la variedad de castas que se fueron dando durante los siglos XV y XVII en el México de aquel tiempo, denominado Nueva España y sobre todo en su capital, la Real e Imperial Ciudad de México, fueron traídos por los conquistadores españoles en sus versiones europeas de la gramática y la cultura.

Lo importante es contribuir al enriquecimiento de las capacidades de hablar, escuchar investigación, lectura, reflexión, comprensión, interpretación, redacción y creatividad en quienes se encuentran en las guías de aprendizaje adecuadas a los tiempos que vivimos.

Por otro lado el debatido problema étnico de nuestro país y que lo estaca en siglos anteriores, no debe ser hoy un obstáculo para la búsqueda de la excelencia idiomática del español, pues la comunicación ha de practicarse en aquellas lenguas que permitan a los estudiantes amplificar su visión del mundo,

La variación lingüística y la diversidad cultural de nuestras sociedades exigen también la múltiple práctica de una comunicación adecuada para la comunidad donde se viva.

Donde estemos y hablemos como hablemos, vamos mejorando nuestros conocimientos sobre nuestro idioma, el español, para tener una amplia comunicación.

Doctor en Educación.

Nuestros abuelos, nuestros padres, la generación de la que formamos parte y la que hoy reciben sus clases en su casa por la pandemia, desde la primaria hasta la profesional, se enfrentan a los avances fenomenales de las ciencias del lenguaje y de las ciencias sociales, todas influidas en algo por la Lingüística del siglo XX.

Todo esto ha revolucionado el concepto que se tenía de las clases de Español, en otro tiempo, de Gramática, de Lengua Castellana, de Lengua Nacional, de Lenguaje o de Lengua y Literatura Española y ahora de Lengua Madre.

Sin embargo, parece que la forma agresiva de estos cambios no ha producido muchas variantes en la práctica escolar cotidiana, por lo que da la impresión de que tales transformaciones en la didáctica de la lengua que hablamos, sólo son meros cambios de nombres, aunque en lo profundo, sea totalmente distinto el proceso de enseñanza-aprendizaje desde los nuevos enfoques de carácter eminentemente socioculturales.

Si se recuerdan los textos escolares de Español, o sus equivalentes, utilizados durante mucho tiempo por nuestros abuelos, nuestros padres y nuestra propia generación de los años 60´s para atrás, se hacía a los niños memorizar puras definiciones en abstracto, acaso con algunos ejemplos aceptados a priori, jamás obtenidos de la práctica lingüística ni resultantes de acciones conversacionales, de argumentación o de investigación.

Pasaron las “gramáticas” de Bruño, de Rafael Ángel de la Peña, de la Real Academia Española, de Carlos González Peña, de Miguel Salinas y muchos más que se repetían lo que estas gramáticas fundamentales daban por sumo conocimiento.

Si se retrocediera un poca más, al siglo XIX se descubrirían las “gramáticas” que antecedieron a las ya mencionadas. La Gramática de Andrés Bello, avanzadísima en su tiempo, la Arquitectura de las lenguas de Eduardo Benot, el Curso de Lengua Castellana de Longinos Cadena, a Miguel del Toro, a Rufino José Cuervo, a Felipe Robles y a muchos más que se dedicaron a estudiar la gramática de nuestro idioma el español.

Los primeros libros que instruyeron a los criollos, mestizos e indígenas con toda la variedad de castas que se fueron dando durante los siglos XV y XVII en el México de aquel tiempo, denominado Nueva España y sobre todo en su capital, la Real e Imperial Ciudad de México, fueron traídos por los conquistadores españoles en sus versiones europeas de la gramática y la cultura.

Lo importante es contribuir al enriquecimiento de las capacidades de hablar, escuchar investigación, lectura, reflexión, comprensión, interpretación, redacción y creatividad en quienes se encuentran en las guías de aprendizaje adecuadas a los tiempos que vivimos.

Por otro lado el debatido problema étnico de nuestro país y que lo estaca en siglos anteriores, no debe ser hoy un obstáculo para la búsqueda de la excelencia idiomática del español, pues la comunicación ha de practicarse en aquellas lenguas que permitan a los estudiantes amplificar su visión del mundo,

La variación lingüística y la diversidad cultural de nuestras sociedades exigen también la múltiple práctica de una comunicación adecuada para la comunidad donde se viva.

Donde estemos y hablemos como hablemos, vamos mejorando nuestros conocimientos sobre nuestro idioma, el español, para tener una amplia comunicación.

Doctor en Educación.