/ domingo 19 de enero de 2020

La guerra es metáfora de la vida: astillas de una lectura de “Sidi”, de Arturo Pérez Reverte

Sidi (novela), Arturo Pérez Reverte, Alfaguara, 277 páginas, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U., 2019, Travessera de Gràcia, 47-49. 08021 Barcelona, ISBN ebook: 978-84-204-3548-0, Imagen de cubierta: La despedida. Augusto Ferrer-Dalmau, Diseño Penguin Random House Grupo Editorial / María Pérez-Aguilera, Conversión ebook: Alma María Díez Escribano.

NOTA: “Sidi es un relato de ficción donde, con la libertad del novelista, combino historia, leyenda e imaginación. He simplificado en lo posible la grafía de las expresiones en lengua árabe. Episodios reales como el destierro del Cid y batallas como las de Almenar y Pinar de Tébar se alteran o funden entre sí según las necesidades de la narración. Eso ocurre también con los personajes históricos y los inventados. Hay muchos Ruy Díaz en la tradición española, y éste es el mío.” Arturo Pérez-Reverte nació en Cartagena, España, en 1951. Fue reportero de guerra durante veintiún años. Es miembro de la Real Academia Española.

PREÁMBULO: Guerra y vida, Militia et Vita, son metáforas una de la otra; las dos carecen de sentido y en ambas impera la fortuna. Sin embargo, libertad tenemos para respirarlas con torpe melancolía o con gratitud y alegría: para terminarlas con oscura vileza o con honor.

ASTILLAS DE LA BATALLA.

  • Tengo un caballo y una buena espada... Lo demás, Dios lo proveerá.
  • No sabes nada. No eres más que un desterrado sin patria.
  • No sé quién crees que eres... Sólo la suerte te dio lo que tienes. Y no es gran cosa.
  • No siempre puede uno elegir a sus señores.
  • Cada uno es cada cual.
  • No se puede ganar todo, ni ganar siempre.
  • Hay que educarse también para la derrota. Se equivoca quien hace la guerra con la esperanza de ganar siempre.
  • Todo es cuestión de saber para qué se calza uno: para danzar en los salones o para la guerra.
  • Nuestro oficio tiene estas cosas. Unas veces se gana y otras se pierde: simple fortuna de guerra.
  • Fue entonces cuando Ruy Díaz lo vio: el momento, la leve, fugaz fracción de tiempo que decidía vidas y batallas.
  • Nada se parecía tanto a una derrota, como una victoria.
  • El modo más seguro de perder una batalla es creerla perdida.
  • En un combate no importaba tanto lo que se haga como ejecutarlo con audacia y determinación.
  • A Dios pertenecen la noche y el día.
  • Solamente somos sombras entre sombras.
  • Situarme en el momento exacto del tiempo y el lugar en que me hallo.
  • Todo lo que tiene forma puede ser vencido.
  • Reconocer el momento justo, el instante en que Dios, que conoce a los le temen, nos sonríe.
  • Sólo Dios sabe, mientras que nosotros no sabemos. Él nos ilumina el rostro.
  • No hay nada en la tierra que se esconda de Dios. Él nos mira ahora.
  • No puede vivir de las armas quien no sabe morir. La gente bien nacida sabe ir con calma hacia la eternidad.
  • Las estrellas, alfileres fríos clavados en media esfera negra, siempre brillan ajenas a cuanto ocurre en la tierra.
  • Hágase la voluntad de Dios; sólo Él todo lo ve y todo lo sabe.
  • Contra el destino, ningún talismán tiene poder.
  • Sólo Dios sabe la verdad.
  • Observar a los hombres… tomar el pulso de sus actos, sus palabras, sus silencios.
  • Sólo es importante el final de las cosas.
  • Eres uno de esos hombres fieles, no a una persona sino a una idea. En tu caso, una pobre idea egoísta: la que tienes de ti mismo.
  • Mi misión en la vida es sagrada.
  • La guerra es la vida verdadera.
  • En el oficio de las armas, la duda debe tratarse como si fuera certeza.
  • La vida es peligrosa, pero no siempre somos capaces de darnos cuenta de la cercanía de la muerte.
  • La única salvación del guerrero sin patria es no esperar salvación alguna.
  • Solo soy un hombre en la frontera.

Sidi (novela), Arturo Pérez Reverte, Alfaguara, 277 páginas, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U., 2019, Travessera de Gràcia, 47-49. 08021 Barcelona, ISBN ebook: 978-84-204-3548-0, Imagen de cubierta: La despedida. Augusto Ferrer-Dalmau, Diseño Penguin Random House Grupo Editorial / María Pérez-Aguilera, Conversión ebook: Alma María Díez Escribano.

NOTA: “Sidi es un relato de ficción donde, con la libertad del novelista, combino historia, leyenda e imaginación. He simplificado en lo posible la grafía de las expresiones en lengua árabe. Episodios reales como el destierro del Cid y batallas como las de Almenar y Pinar de Tébar se alteran o funden entre sí según las necesidades de la narración. Eso ocurre también con los personajes históricos y los inventados. Hay muchos Ruy Díaz en la tradición española, y éste es el mío.” Arturo Pérez-Reverte nació en Cartagena, España, en 1951. Fue reportero de guerra durante veintiún años. Es miembro de la Real Academia Española.

PREÁMBULO: Guerra y vida, Militia et Vita, son metáforas una de la otra; las dos carecen de sentido y en ambas impera la fortuna. Sin embargo, libertad tenemos para respirarlas con torpe melancolía o con gratitud y alegría: para terminarlas con oscura vileza o con honor.

ASTILLAS DE LA BATALLA.

  • Tengo un caballo y una buena espada... Lo demás, Dios lo proveerá.
  • No sabes nada. No eres más que un desterrado sin patria.
  • No sé quién crees que eres... Sólo la suerte te dio lo que tienes. Y no es gran cosa.
  • No siempre puede uno elegir a sus señores.
  • Cada uno es cada cual.
  • No se puede ganar todo, ni ganar siempre.
  • Hay que educarse también para la derrota. Se equivoca quien hace la guerra con la esperanza de ganar siempre.
  • Todo es cuestión de saber para qué se calza uno: para danzar en los salones o para la guerra.
  • Nuestro oficio tiene estas cosas. Unas veces se gana y otras se pierde: simple fortuna de guerra.
  • Fue entonces cuando Ruy Díaz lo vio: el momento, la leve, fugaz fracción de tiempo que decidía vidas y batallas.
  • Nada se parecía tanto a una derrota, como una victoria.
  • El modo más seguro de perder una batalla es creerla perdida.
  • En un combate no importaba tanto lo que se haga como ejecutarlo con audacia y determinación.
  • A Dios pertenecen la noche y el día.
  • Solamente somos sombras entre sombras.
  • Situarme en el momento exacto del tiempo y el lugar en que me hallo.
  • Todo lo que tiene forma puede ser vencido.
  • Reconocer el momento justo, el instante en que Dios, que conoce a los le temen, nos sonríe.
  • Sólo Dios sabe, mientras que nosotros no sabemos. Él nos ilumina el rostro.
  • No hay nada en la tierra que se esconda de Dios. Él nos mira ahora.
  • No puede vivir de las armas quien no sabe morir. La gente bien nacida sabe ir con calma hacia la eternidad.
  • Las estrellas, alfileres fríos clavados en media esfera negra, siempre brillan ajenas a cuanto ocurre en la tierra.
  • Hágase la voluntad de Dios; sólo Él todo lo ve y todo lo sabe.
  • Contra el destino, ningún talismán tiene poder.
  • Sólo Dios sabe la verdad.
  • Observar a los hombres… tomar el pulso de sus actos, sus palabras, sus silencios.
  • Sólo es importante el final de las cosas.
  • Eres uno de esos hombres fieles, no a una persona sino a una idea. En tu caso, una pobre idea egoísta: la que tienes de ti mismo.
  • Mi misión en la vida es sagrada.
  • La guerra es la vida verdadera.
  • En el oficio de las armas, la duda debe tratarse como si fuera certeza.
  • La vida es peligrosa, pero no siempre somos capaces de darnos cuenta de la cercanía de la muerte.
  • La única salvación del guerrero sin patria es no esperar salvación alguna.
  • Solo soy un hombre en la frontera.