/ sábado 4 de enero de 2020

La guerra, ¿un intento de Trump para salvarse?

Ir a la guerra en Estados Unidos es algo sumamente importante, quizá hasta sagrado, para todos los que se identifican como el Destino Manifiesto; es la forma de confirmar a esa nación como la potencia suprema y demostrar su poderío militar, sin embargo, hay ocasiones que se ha utilizado para fines político-electorales e intereses particulares, situación que dista de ser algo patriótico como tal.

Ir la guerra para los estadounidenses es un honor y hasta un privilegio, no solo para los soldados como tal, sino para los voluntarios y reservistas que están dispuestos a alistarse. Es más, la gente de mejor posición social acude como parte de un imaginario que los hace sentir sumamente responsables del destino de su país. Por ejemplo, John F. Kennedy y John Kerry acudieron al combate, en el entendido que el primero era hijo de un embajador y el segundo un billonario de nacimiento, así como sucede en algunos países de primer mundo.

Ahora bien, hace unas horas, un dron artillado segó la vida del general Qasem Soleimani y otros oficiales, por órdenes salidas desde Washington, aludiendo que el militar realizaba acciones terroristas. Ahora bien, hay que tener mucha prudencia para dar este calificativo, asignado hace unas semanas a algunos grupos delictivos mexicanos, en el la inteligencia de que, cuando hay dos grupos en discordia, ambos se pueden llamar terroristas mutuamente.

Hay diversos personajes, como el asesinado, que han realizado sus actividades durante décadas sin que nadie les diga o haga algo, es más, recordemos al propio Sadam Hussein, perseguido y muerto por los mismos estadounidenses que unas décadas atrás lo apoyaron a luchar en contra de Irán.

En este sentido, creo que hay muchos que podrían ser señalados como enemigos de occidente, pero justamente este hecho se da cuando el presidente Trump está sometido a un proceso que le puede costar el puesto.

Este tipo de acciones no son nuevas ni raras, han sido diversos los mandatarios que se lanzan a la aventura guerrera para legitimar su imagen. Recordemos que la guerra es el mejor negocio del mundo y ha servido para cambiar el estado de una nación, pensemos ahora en el Estados Unidos antes de la Segunda Guerra Mundial: un país en dificultades que estaba intentando salir de la Gran Depresión; y después veamos en la potencia hegemónica en que se convirtió al finalizar ese conflicto global.

Hace unas décadas, William Clinton estaba siendo acusado por el affaire con la célebre Mónica Lewinsky, situación por la que los bombardeos a Iraq incrementaron para encender ese espíritu guerrero que tiene EU.

Todo lo anterior nos crea la sospecha fundada de que las bombas lanzadas sobre Bagdad no tenían como blanco al general iraní, sino al proceso de destitución que pesa sobre el rubio millonario, aprovechando la añeja rivalidad con ese país de Medio Oriente.

Lo malo, evidentemente, serán las consecuencias que tiene toda guerra, empezando por los muertos y la posible desestabilización de los mercados financieros, sin embargo, esta fórmula ha sido probada con éxito varias veces en Estados Unidos y no veo por qué en esta ocasión no sea así.

Las tropas norteamericanas empezaron a desplazarse a la zona de conflicto y esperemos que esto no traiga consecuencias negativas para nuestro México, no obstante, no podemos ser ajenos a algo que se puede tornar como global y que de alguna manera incidirá en nuestro país.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Ir a la guerra en Estados Unidos es algo sumamente importante, quizá hasta sagrado, para todos los que se identifican como el Destino Manifiesto; es la forma de confirmar a esa nación como la potencia suprema y demostrar su poderío militar, sin embargo, hay ocasiones que se ha utilizado para fines político-electorales e intereses particulares, situación que dista de ser algo patriótico como tal.

Ir la guerra para los estadounidenses es un honor y hasta un privilegio, no solo para los soldados como tal, sino para los voluntarios y reservistas que están dispuestos a alistarse. Es más, la gente de mejor posición social acude como parte de un imaginario que los hace sentir sumamente responsables del destino de su país. Por ejemplo, John F. Kennedy y John Kerry acudieron al combate, en el entendido que el primero era hijo de un embajador y el segundo un billonario de nacimiento, así como sucede en algunos países de primer mundo.

Ahora bien, hace unas horas, un dron artillado segó la vida del general Qasem Soleimani y otros oficiales, por órdenes salidas desde Washington, aludiendo que el militar realizaba acciones terroristas. Ahora bien, hay que tener mucha prudencia para dar este calificativo, asignado hace unas semanas a algunos grupos delictivos mexicanos, en el la inteligencia de que, cuando hay dos grupos en discordia, ambos se pueden llamar terroristas mutuamente.

Hay diversos personajes, como el asesinado, que han realizado sus actividades durante décadas sin que nadie les diga o haga algo, es más, recordemos al propio Sadam Hussein, perseguido y muerto por los mismos estadounidenses que unas décadas atrás lo apoyaron a luchar en contra de Irán.

En este sentido, creo que hay muchos que podrían ser señalados como enemigos de occidente, pero justamente este hecho se da cuando el presidente Trump está sometido a un proceso que le puede costar el puesto.

Este tipo de acciones no son nuevas ni raras, han sido diversos los mandatarios que se lanzan a la aventura guerrera para legitimar su imagen. Recordemos que la guerra es el mejor negocio del mundo y ha servido para cambiar el estado de una nación, pensemos ahora en el Estados Unidos antes de la Segunda Guerra Mundial: un país en dificultades que estaba intentando salir de la Gran Depresión; y después veamos en la potencia hegemónica en que se convirtió al finalizar ese conflicto global.

Hace unas décadas, William Clinton estaba siendo acusado por el affaire con la célebre Mónica Lewinsky, situación por la que los bombardeos a Iraq incrementaron para encender ese espíritu guerrero que tiene EU.

Todo lo anterior nos crea la sospecha fundada de que las bombas lanzadas sobre Bagdad no tenían como blanco al general iraní, sino al proceso de destitución que pesa sobre el rubio millonario, aprovechando la añeja rivalidad con ese país de Medio Oriente.

Lo malo, evidentemente, serán las consecuencias que tiene toda guerra, empezando por los muertos y la posible desestabilización de los mercados financieros, sin embargo, esta fórmula ha sido probada con éxito varias veces en Estados Unidos y no veo por qué en esta ocasión no sea así.

Las tropas norteamericanas empezaron a desplazarse a la zona de conflicto y esperemos que esto no traiga consecuencias negativas para nuestro México, no obstante, no podemos ser ajenos a algo que se puede tornar como global y que de alguna manera incidirá en nuestro país.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.