/ sábado 1 de agosto de 2020

La mayoría de las críticas actuales son equivocadas

Dentro del marco jurídico, todos pueden decir lo que gusten y opinar acerca de lo sea, pero hay recalcar la gran diferencia que existe entre la libertad de expresión, derecho cuya importancia es indiscutible; respecto a que lo dicho sea algo fundado, estructurado o que tenga calidad científica.

En la red nos encontramos con toda una serie de expresiones referentes a una infinidad de temas, las cuales provocan reacciones también de colosal cantidad, ante lo cual hay que hacer unas consideraciones, no con el fin de demeritar la calidad intelectual de alguien, sino para que se pueda entablar un diálogo más constructivo, lejos de el estéril cúmulo de ofensas y textos que carecen de la más elemental ortografía, sustento y sintaxis.

Desde hace siglos se han estudiado a las falacias, o sea, los argumentos que parecen válidos, pero no lo son, las cuales llegan a ser dichas intencionalmente con el fin de manipular.

El primer caso es el argumento “ad hominem”, el cual ataca a la persona y no sus ideas, usado mucho en política y que desvirtuaría erróneamente la gran mayoría del conocimiento humano. Por ejemplo, es bien conocido el hecho de que Albert Einstein era un manifiesto misógino, pero eso no le quita el gran beneficio que dio a la ciencia su Teoría de la Relatividad.

La falacia del ventilador consiste en que un sujeto simplemente responde a un ataque con un “tú más”, es decir, responde al atacante señalando un defecto de mayor magnitud, como lo hacen los niños pequeños cuando se acusan respecto a las veces que no hicieron la tarea, lo malo de esto, es que muchos adultos y políticos se pelean de ese modo, por ejemplo. Cuando un presidente municipal justifica el peculado que cometió alegando que su predecesor robó más.

El argumento del “hombre de paja”, consiste en no rebatir los argumentos contrarios, sino una versión exagerada de los mismos, así como lo hace un espantapájaros con la silueta humana. Esto lo hemos visto últimamente cuando alguien señala que nuestro presidente impondrá el socialismo en México solo porque el partido que lo llevó al poder es de izquierda. Esto es tan absurdo como decir que el PAN es nazi solo por ser un partido supuestamente de derecha.

La falacia ‘post hoc, ergo propter hoc’ consiste en asumir que dos hechos seguidos en un lapso tienen una relación de causa y efecto. Por ejemplo, una persona se cambia de domicilio y empieza a hacer dieta, semanas después baja de peso y atribuye el hecho a su residencia actual, esto podría sonar muy entendible, pero es un gran error de millones de ciudadanos, quienes asumen que todos los problemas del país son culpa del presidente en turno, es decir, la gente piensa que la corrupción, delincuencia y pobreza de un país son consecuencia de que un mandatario haya tomado posesión en el cargo, cuando en realidad todo eso sea producto de los problemas estructurales que tiene el país desde hace siglos, sin que eso signifique que el titular del ejecutivo no sea responsable de aumentar o reducir la crisis.

La falacia ‘ad populum’ se basa en la opinión de la mayoría, lo cual hemos visto, especialmente en Latinoamérica, donde hemos tenido una historia de manipulaciones e ignorancia. Por ejemplo, si se hiciera una encuesta, seguramente la gran mayoría de los mexicanos estarían de acuerdo en eliminar los impuestos o los partidos políticos, sin embargo, eso sería muy peligroso para nuestra vida institucional. También hay que dejar de ver a la ciudadanía de un modo muy idealista, en México, “los pueblos tienen los gobiernos que merecen”, o que merece la mayoría, es por eso que nuestra democracia no ha solucionado los grandes problemas nacionales. Si creíamos que este argumento es falaz, existe uno peor: vox populi vox dei (la voz del pueblo es la voz de dios), ya que la voz de la comunidad no es una sino varias, además de que nadie ha podido demostrar plenamente la existencia de una deidad, más que con argumentos como el siguiente.

El razonamiento en círculo es bastante peligroso ya que un elemento se legitima en otro, pero sin sustento verdadero, como quien dice que dios existe porque lo dice la Biblia; y ¿quién escribió ese texto?, pues ese mismo ser divino.

No he mencionado la totalidad de falacias establecidas, pero esto nos da una idea de la terribles equivocaciones que vemos por todas partes, especialmente en la red, es por eso que resulta importante saber diferenciar entre lo que es válido como argumento o crítica y lo que es solo incrementa “la voz de las legiones de idiotas” que mencionaba Umberto Eco, las cuales son mayoría y tienen gran poder. Estos errores lógicos, desgraciadamente, contribuyen a que nuestro país y nuestro mundo vivan uno de sus peores momentos. Hasta la vista.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Dentro del marco jurídico, todos pueden decir lo que gusten y opinar acerca de lo sea, pero hay recalcar la gran diferencia que existe entre la libertad de expresión, derecho cuya importancia es indiscutible; respecto a que lo dicho sea algo fundado, estructurado o que tenga calidad científica.

En la red nos encontramos con toda una serie de expresiones referentes a una infinidad de temas, las cuales provocan reacciones también de colosal cantidad, ante lo cual hay que hacer unas consideraciones, no con el fin de demeritar la calidad intelectual de alguien, sino para que se pueda entablar un diálogo más constructivo, lejos de el estéril cúmulo de ofensas y textos que carecen de la más elemental ortografía, sustento y sintaxis.

Desde hace siglos se han estudiado a las falacias, o sea, los argumentos que parecen válidos, pero no lo son, las cuales llegan a ser dichas intencionalmente con el fin de manipular.

El primer caso es el argumento “ad hominem”, el cual ataca a la persona y no sus ideas, usado mucho en política y que desvirtuaría erróneamente la gran mayoría del conocimiento humano. Por ejemplo, es bien conocido el hecho de que Albert Einstein era un manifiesto misógino, pero eso no le quita el gran beneficio que dio a la ciencia su Teoría de la Relatividad.

La falacia del ventilador consiste en que un sujeto simplemente responde a un ataque con un “tú más”, es decir, responde al atacante señalando un defecto de mayor magnitud, como lo hacen los niños pequeños cuando se acusan respecto a las veces que no hicieron la tarea, lo malo de esto, es que muchos adultos y políticos se pelean de ese modo, por ejemplo. Cuando un presidente municipal justifica el peculado que cometió alegando que su predecesor robó más.

El argumento del “hombre de paja”, consiste en no rebatir los argumentos contrarios, sino una versión exagerada de los mismos, así como lo hace un espantapájaros con la silueta humana. Esto lo hemos visto últimamente cuando alguien señala que nuestro presidente impondrá el socialismo en México solo porque el partido que lo llevó al poder es de izquierda. Esto es tan absurdo como decir que el PAN es nazi solo por ser un partido supuestamente de derecha.

La falacia ‘post hoc, ergo propter hoc’ consiste en asumir que dos hechos seguidos en un lapso tienen una relación de causa y efecto. Por ejemplo, una persona se cambia de domicilio y empieza a hacer dieta, semanas después baja de peso y atribuye el hecho a su residencia actual, esto podría sonar muy entendible, pero es un gran error de millones de ciudadanos, quienes asumen que todos los problemas del país son culpa del presidente en turno, es decir, la gente piensa que la corrupción, delincuencia y pobreza de un país son consecuencia de que un mandatario haya tomado posesión en el cargo, cuando en realidad todo eso sea producto de los problemas estructurales que tiene el país desde hace siglos, sin que eso signifique que el titular del ejecutivo no sea responsable de aumentar o reducir la crisis.

La falacia ‘ad populum’ se basa en la opinión de la mayoría, lo cual hemos visto, especialmente en Latinoamérica, donde hemos tenido una historia de manipulaciones e ignorancia. Por ejemplo, si se hiciera una encuesta, seguramente la gran mayoría de los mexicanos estarían de acuerdo en eliminar los impuestos o los partidos políticos, sin embargo, eso sería muy peligroso para nuestra vida institucional. También hay que dejar de ver a la ciudadanía de un modo muy idealista, en México, “los pueblos tienen los gobiernos que merecen”, o que merece la mayoría, es por eso que nuestra democracia no ha solucionado los grandes problemas nacionales. Si creíamos que este argumento es falaz, existe uno peor: vox populi vox dei (la voz del pueblo es la voz de dios), ya que la voz de la comunidad no es una sino varias, además de que nadie ha podido demostrar plenamente la existencia de una deidad, más que con argumentos como el siguiente.

El razonamiento en círculo es bastante peligroso ya que un elemento se legitima en otro, pero sin sustento verdadero, como quien dice que dios existe porque lo dice la Biblia; y ¿quién escribió ese texto?, pues ese mismo ser divino.

No he mencionado la totalidad de falacias establecidas, pero esto nos da una idea de la terribles equivocaciones que vemos por todas partes, especialmente en la red, es por eso que resulta importante saber diferenciar entre lo que es válido como argumento o crítica y lo que es solo incrementa “la voz de las legiones de idiotas” que mencionaba Umberto Eco, las cuales son mayoría y tienen gran poder. Estos errores lógicos, desgraciadamente, contribuyen a que nuestro país y nuestro mundo vivan uno de sus peores momentos. Hasta la vista.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.