/ sábado 19 de octubre de 2019

La narco-cultura también es la culpable de la violencia

Los hechos sucedidos hace unas horas en Culiacán desataron muchas opiniones. Lamentablemente encontramos voces que solo piensan desprestigiar al rival político, dejando de lado el problema como tal y como una muestra más de la desunión nacional.

No voy a hacer un comentario acerca de lo sucedido en ese municipio de Sinaloa, sino que voy a criticar un fenómeno generalizado en todo el país y que resulta también bastante nocivo para los esfuerzos por conservar el estado de derecho.

Empezaré comentando un video que vi hace algún tiempo: unos chambelanes estaban haciendo un vals emulando a unos sicarios, con rifles de plástico y al compás de una señorita que piensa que representar eso es algo positivo.

Así como esos ejemplos, tenemos a muchos jóvenes que idealizan la idea de vivir fuera del marco legal, me es muy triste ver cómo los preparatorianos y universitarios expresan abiertamente el deseo de ser sicarios.

También tenemos ejemplos de reinas de belleza o algunas mujeres que también anhelan estar cobijadas por un tipo empistolado vestido al estilo de Bronco, sin afirmar que ese atuendo pueda representar un estereotipo de delincuente, pero sin dejar de lado que eso es parte de la vestimenta característica de algunos de estos sujetos.

En este sentido debemos remitirnos al imaginario que hay en este momento en muchas personas, empecemos señalando que muchos de los que anhelan ser el nuevo protagonista, en la vida real, de El Señor de los Cielos o algo así, son sujetos con poca autoestima, seguramente con una infancia llena de carencia, las cuales pretenden ser compensadas con cadenas de oro, camionetas ostentosas y la compañía de muchas mujeres con vestimenta sugestiva. Esto solo demuestra que muchos de ellos son pobres, feos y que tratan de negar los complejos adquiridos en la niñez.

Ahora bien, como buena parte de la población mexicana vive algunos de los complejos mencionados, les resulta atractiva de ver a personajes rodeados de lujos y de poder, como lo fue el actor Andrés García en la serie El Pantera. Nada más alejado de la realidad respecto a la vida de un narcomenudista, quien es un tipo que vive en la calle y la clandestinidad, como una prostituta que anda queriendo envenenar a los demás.

Desgraciadamente este tipo de series resulta algo muy atractivo para una parte, no la totalidad, de las nuevas generaciones, las cuales no son las mejores en cuanto a educación y responsabilidad, por lo que la idea de obtener un gozo aparente de forma rápida les parece algo maravilloso.

También hay que hacer notar esas voces que quieren la despenalización de la droga, especialmente la mariguana, en alusión a las libertades que tiene cada quien. Yo no dudo que alguien que consume droga y/o alcohol pueda ser socialmente útil, pero eso es como pensar que un adolescente pueda llegar a ser un intelectual porque tiene un buen acceso a internet. Hay que reconocerlo, muchos mexicanos son irresponsables y abrir el mercado libre a esas substancias fomentaría más la delincuencia y las adicciones. Pongamos un ejemplo, hay que ver cuántos “teporochos” compran un cuartito de Tonayan o algo así después de estar de franeleros un rato. Con la legalización que se pretende, encontraríamos a muchos sujetos drogados por las calles, con lo cual habría más inseguridad e incidencia delictiva.

Lo sucedido en Culiacán fue algo malo, por lo que hay que hacer un profundo análisis y aceptar que en la narco-cultura, poseída por muchos, también cae la responsabilidad de un problema que afecta a todos. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Los hechos sucedidos hace unas horas en Culiacán desataron muchas opiniones. Lamentablemente encontramos voces que solo piensan desprestigiar al rival político, dejando de lado el problema como tal y como una muestra más de la desunión nacional.

No voy a hacer un comentario acerca de lo sucedido en ese municipio de Sinaloa, sino que voy a criticar un fenómeno generalizado en todo el país y que resulta también bastante nocivo para los esfuerzos por conservar el estado de derecho.

Empezaré comentando un video que vi hace algún tiempo: unos chambelanes estaban haciendo un vals emulando a unos sicarios, con rifles de plástico y al compás de una señorita que piensa que representar eso es algo positivo.

Así como esos ejemplos, tenemos a muchos jóvenes que idealizan la idea de vivir fuera del marco legal, me es muy triste ver cómo los preparatorianos y universitarios expresan abiertamente el deseo de ser sicarios.

También tenemos ejemplos de reinas de belleza o algunas mujeres que también anhelan estar cobijadas por un tipo empistolado vestido al estilo de Bronco, sin afirmar que ese atuendo pueda representar un estereotipo de delincuente, pero sin dejar de lado que eso es parte de la vestimenta característica de algunos de estos sujetos.

En este sentido debemos remitirnos al imaginario que hay en este momento en muchas personas, empecemos señalando que muchos de los que anhelan ser el nuevo protagonista, en la vida real, de El Señor de los Cielos o algo así, son sujetos con poca autoestima, seguramente con una infancia llena de carencia, las cuales pretenden ser compensadas con cadenas de oro, camionetas ostentosas y la compañía de muchas mujeres con vestimenta sugestiva. Esto solo demuestra que muchos de ellos son pobres, feos y que tratan de negar los complejos adquiridos en la niñez.

Ahora bien, como buena parte de la población mexicana vive algunos de los complejos mencionados, les resulta atractiva de ver a personajes rodeados de lujos y de poder, como lo fue el actor Andrés García en la serie El Pantera. Nada más alejado de la realidad respecto a la vida de un narcomenudista, quien es un tipo que vive en la calle y la clandestinidad, como una prostituta que anda queriendo envenenar a los demás.

Desgraciadamente este tipo de series resulta algo muy atractivo para una parte, no la totalidad, de las nuevas generaciones, las cuales no son las mejores en cuanto a educación y responsabilidad, por lo que la idea de obtener un gozo aparente de forma rápida les parece algo maravilloso.

También hay que hacer notar esas voces que quieren la despenalización de la droga, especialmente la mariguana, en alusión a las libertades que tiene cada quien. Yo no dudo que alguien que consume droga y/o alcohol pueda ser socialmente útil, pero eso es como pensar que un adolescente pueda llegar a ser un intelectual porque tiene un buen acceso a internet. Hay que reconocerlo, muchos mexicanos son irresponsables y abrir el mercado libre a esas substancias fomentaría más la delincuencia y las adicciones. Pongamos un ejemplo, hay que ver cuántos “teporochos” compran un cuartito de Tonayan o algo así después de estar de franeleros un rato. Con la legalización que se pretende, encontraríamos a muchos sujetos drogados por las calles, con lo cual habría más inseguridad e incidencia delictiva.

Lo sucedido en Culiacán fue algo malo, por lo que hay que hacer un profundo análisis y aceptar que en la narco-cultura, poseída por muchos, también cae la responsabilidad de un problema que afecta a todos. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.