El conflicto poselectoral en Venezuela ha llamado la atención del mundo y aumentado las presiones hacia el régimen, sin embargo, esas mismas presiones son las que le sirven al chavismo de narrativa para empoderarse internamente.
En el contexto de la guerra fría (1946-1991) el mundo se dividió en tres bloques, el primer mundo (países occidentales alineados con Estados Unidos), el segundo mundo (la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS) y el tercer mundo (países no alineados). La disputa entre el primer y segundo mundo se desarrolló violentamente en los países del tercer mundo como Angola, Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Corea, Chile, Guatemala, Vietnam, y un lamentable etcétera de más de 90 países que sufrieron intervenciones de algún tipo, principalmente de Estados Unidos.
Es obvio que esta actitud injerencista despertó una actitud retadora hacia el país del norte de los gobiernos que por la vía democrática o armada llegaron al poder para defender su soberanía o para derrocar dictaduras. Cuba dirigió esta vanguardia por la vía armada y vió caer a regímenes como el de Jacobo Arbens en Guatemala y al de Salvador Allende en Chile, países que optaron por la vía democrática.
Por si fuera poco el temor a un golpe de estado organizado desde la embajada estadounidense, súmese la presión del bloqueo económico decretado por Washington. Narrativa perfecta para suspender cualquier acto democrático, disidencia de opinión o organización alterna que dispute el poder político. Es decir, la injerencia estadounidense creó la justificación perfecta para consolidar autoritarismos en América Latina.
Sin embargo, podemos ver en nuestro continente y el mundo que para Estados Unidos la defensa de la democracia es una batalla bastante hipócrita: a los ojos de la Casa Blanca hay dictaduras buenas y dictaduras malas. Me explico.
Los gobiernos con bloqueos económicos impuestos por Estados Unidos, todos de corte socialista, son el de Cuba que desde 1969 lidia con el bloqueo, el de Nicaragua desde 2018 y el de Venezuela desde 2019. Sin embargo, otros países que han llegado al poder por la vía golpista o que a todas luces son antidemocráticos no han sufrido ninguna sanción, por mencionar algunos: Perú, El Salvador o Ecuador.
Es cierto que Venezuela está gobernado por un mando cívico, político y militar que para muchos puede ser caracterizado como una dictadura, y para otros como un gobierno que resiste a una afrenta económica liderada por Estados Unidos para quedar con sus recursos naturales, lo cierto es que ambas visiones maniqueas son alentadas por una discusión contaminada con la vieja dicotomía de capitalismo versus comunismo.
@IsaacPalestinaD