/ domingo 27 de marzo de 2022

La niñez y la naturaleza

En el 2022 estamos transitando por momentos complejos como resultado de la pandemia, ya que han sido dos años en los que tuvimos que adaptarnos y modificar múltiples aspectos de nuestra vida, tanto para los adultos como para las niñas y niños.

En este contexto, quiero recuperar lo planteado por Anita Isla, pedagoga y especialista en educación de emergencia, quien señala que, es muy recomendable devolver a los niños a la naturaleza, al bosque, a los cerros, porque ellos son el futuro. Debemos salvar a la niñez del déficit de naturaleza que les provoca ecofobia, es decir, miedo al entorno natural.

En este mismo sentido, plantea que las y los niños tienen a su disposición este mundo y, de repente, nosotros los tenemos delante de una tableta viendo imágenes que no les dicen mucho y que solamente alteran el cerebro. Un niño cuando está frente a una pantalla, está como hipnotizado. Cuando los niños están delante de la pantalla, el cerebro está dormido, por eso es tan hipnótico. Y cuando las y los niños se despiertan de este sueño, se mueve tres veces más de lo que se movería en condiciones normales.

Asimismo, la especialista afirma que, los niños necesitan explorar su mundo para conocerlo. Necesitan tocar, necesitan percibir las distintas texturas, de ser posible, de la naturaleza. Porque en la actualidad se les ha uniformado el mundo. En todas las plazas, hay juegos plásticos, por lo tanto, los niños tocan todo el día algo que es muy uniforme.

También hace referencia a que, hoy día, los niños andan vestidos perfectos. Hace mención a que muchas veces se piensa “Ojalá no se ensucien” y lo que tenemos que promover justamente son esas prácticas, volverlos a la naturaleza, al bosque, a los cerros, a desafiarlos. Porque en el fondo ellos son el futuro.

Por ello, la pedagoga propone que, necesitamos pensar qué prácticas tenemos que incorporar para salvar de esta carencia o esta deficiencia a las y los niños; ella hace referencia a un concepto denominado “Bioecosofía”, que implica la vida, el entorno y la sabiduría.

De igual forma, hace mención a que los niños buscan estímulos todo el tiempo, sienten curiosidad por el mundo, quieren jugar. El miedo que tienen los educadores es al desborde, porque los niños, si se les deja jugar, pueden hacerlo el día entero. Por ello, los adultos son quienes tienen que ponerles el tiempo para jugar y este tiene que terminar cuando sea el momento; la mejor manera de que un juego acabe es cuando se pone una bella imagen, cuando se hace una transición entre el juego y lo que viene después, y se hace a través de una imagen cuentística o a través de una bella canción.


Sin duda estas reflexiones nos sirven para recuperar ese involucramiento con nuestro planeta, con su cuidado y el de las especies, de forma que la sostenibilidad sea una realidad.

Estoy cierto que, ahora que las condiciones de la pandemia han cambiado, podemos aprovechar el tiempo disponible con la familia, con las y los niños, en entornos más abiertos y naturales, para que vayan recuperando ese contacto con el medio ambiente, con las texturas, los olores y la sensación de estar en contacto con la naturaleza.

Y tú, ¿qué más nos puedes comentar sobre la niñez y la naturaleza? Te invito a dejar tu mensaje en mi página de Facebook David Villanueva Lomelí. Con los Hashtags #Puebla y #VívelaBien.

Como mencionó el arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright: “Estudia la naturaleza, ama la naturaleza, mantente cerca de la naturaleza. Nunca te fallará.”

Facebook: David Villanueva Lomelí

www.davidvillanueva.mx


En el 2022 estamos transitando por momentos complejos como resultado de la pandemia, ya que han sido dos años en los que tuvimos que adaptarnos y modificar múltiples aspectos de nuestra vida, tanto para los adultos como para las niñas y niños.

En este contexto, quiero recuperar lo planteado por Anita Isla, pedagoga y especialista en educación de emergencia, quien señala que, es muy recomendable devolver a los niños a la naturaleza, al bosque, a los cerros, porque ellos son el futuro. Debemos salvar a la niñez del déficit de naturaleza que les provoca ecofobia, es decir, miedo al entorno natural.

En este mismo sentido, plantea que las y los niños tienen a su disposición este mundo y, de repente, nosotros los tenemos delante de una tableta viendo imágenes que no les dicen mucho y que solamente alteran el cerebro. Un niño cuando está frente a una pantalla, está como hipnotizado. Cuando los niños están delante de la pantalla, el cerebro está dormido, por eso es tan hipnótico. Y cuando las y los niños se despiertan de este sueño, se mueve tres veces más de lo que se movería en condiciones normales.

Asimismo, la especialista afirma que, los niños necesitan explorar su mundo para conocerlo. Necesitan tocar, necesitan percibir las distintas texturas, de ser posible, de la naturaleza. Porque en la actualidad se les ha uniformado el mundo. En todas las plazas, hay juegos plásticos, por lo tanto, los niños tocan todo el día algo que es muy uniforme.

También hace referencia a que, hoy día, los niños andan vestidos perfectos. Hace mención a que muchas veces se piensa “Ojalá no se ensucien” y lo que tenemos que promover justamente son esas prácticas, volverlos a la naturaleza, al bosque, a los cerros, a desafiarlos. Porque en el fondo ellos son el futuro.

Por ello, la pedagoga propone que, necesitamos pensar qué prácticas tenemos que incorporar para salvar de esta carencia o esta deficiencia a las y los niños; ella hace referencia a un concepto denominado “Bioecosofía”, que implica la vida, el entorno y la sabiduría.

De igual forma, hace mención a que los niños buscan estímulos todo el tiempo, sienten curiosidad por el mundo, quieren jugar. El miedo que tienen los educadores es al desborde, porque los niños, si se les deja jugar, pueden hacerlo el día entero. Por ello, los adultos son quienes tienen que ponerles el tiempo para jugar y este tiene que terminar cuando sea el momento; la mejor manera de que un juego acabe es cuando se pone una bella imagen, cuando se hace una transición entre el juego y lo que viene después, y se hace a través de una imagen cuentística o a través de una bella canción.


Sin duda estas reflexiones nos sirven para recuperar ese involucramiento con nuestro planeta, con su cuidado y el de las especies, de forma que la sostenibilidad sea una realidad.

Estoy cierto que, ahora que las condiciones de la pandemia han cambiado, podemos aprovechar el tiempo disponible con la familia, con las y los niños, en entornos más abiertos y naturales, para que vayan recuperando ese contacto con el medio ambiente, con las texturas, los olores y la sensación de estar en contacto con la naturaleza.

Y tú, ¿qué más nos puedes comentar sobre la niñez y la naturaleza? Te invito a dejar tu mensaje en mi página de Facebook David Villanueva Lomelí. Con los Hashtags #Puebla y #VívelaBien.

Como mencionó el arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright: “Estudia la naturaleza, ama la naturaleza, mantente cerca de la naturaleza. Nunca te fallará.”

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