/ domingo 6 de septiembre de 2020

La rendición de cuentas en los informes de gobierno

La forma en cómo se comunican los resultados de los trabajos de gobierno es un arte, sobre todo cuando los grupos de oposición al partido gobernante se dispersan en las esferas del poder. Es así que han sucedido cambios radicales al paso de los años en la forma pero también en el fondo. Hoy pudimos apreciar la cualidad del actual gobierno: una magistral forma de comunicar; también hay que agregar que en pandemia el cambio era más que cantado, igual la institución de la presidencia y el juego que guardan los actores del sistema político mexicano en la rendición de cuentas.

Al menos desde 1824 se dio como orden jurídica que los funcionarios de cada secretaría dieran cuenta de su ejercicio administrativo, pero no el Presidente de la República, éste fue obligado hasta 1917 (artículo 69 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos). De esa forma, prácticamente tenemos 100 años de haber seguido un formato que inició con Venustiano Carranza con un informe por escrito para abrir las sesiones del Congreso el 1 de septiembre. Pero no obliga a que el mandatario se presente ante la Máxima Tribuna, frente al Congreso de la Unión, esa fue una modalidad que algunos mandatarios adoptaron más adelante, cuando el poder del presidente era casi omnímodo.

Dada la modernidad, en 1936, Lázaro Cárdenas transmitió por radio de forma masiva el Informe presidencial. Después de él, con la llamada institucionalización en el Desarrollo Estabilizador, y con el PRI al frente, se dio inicio a la era más emblemática de nuestro sistema político.

Abelardo L. Rodríguez dio su informe en 7 horas 35 minutos frente al Congreso de la Unión, Miguel Alemán Valdés transmitió por televisión comercial su cuarto Informe de Gobierno; Gustavo Díaz Ordaz aceptó su responsabilidad en la masacre en Tlatelolco, Miguel de la Madrid fue interpelado por Porfirio Muñoz Ledo por el resultado de las elecciones que favorecieron a Carlos Salinas de Gortari (cuando se “cayó” el sistema), y José López Portillo fue interrumpido con 40 ovaciones con aplausos en su sexto informe. Era el reinado de la Dictadura perfecta, como lo definiera el escritor peruano Mario Vargas Llosa al largo gobierno del priato; vale la pena leer el artículo publicado en El País al respecto (31 sep 1990).

Después de Ernesto Zedillo llegó una nueva dinámica en el sistema político mexicano, incluido el cambio de partido en el gobierno federal, Vicente Fox dio un mensaje en cadena nacioano después de entregar un resumen de su Informe de gobierno al presidente de la Mesa Directiva del Congreso de la Unión. La configuración del Congreso tenía aún mayoría priísta y en el Quinto Informe tuvo más reacciones negativas que ninguno otro en la historia de la democracia del país. En el segundo periodo panista, Felipe Calderón no pudo presentar su informe, la máxima tribuna fue tomada y no pudo transmitir tampoco ningún mensaje. Los tiempos habían cambiado para no volver jamás a ser igual.

Cuando regresó el PRI a gobernar, con Enrique Peña Nieto, decidieron regresar al formato tradicional: el secretario de Gobernación entregaría al legislativo el informe y un día después el Presidente daba un mensaje a la nación desde Palacio Nacional. Este mismo formato fue adoptado por el presidente López Obrador desde su primer informe, en el Patio de Honor del Palacio Nacional ofreció un mensaje, después de haber entregado el informe, igual que ahora. Atípico, con 70 invitados, en pandemia y con los temas que rebasan a cualquier gobierno. A cien años, al menos la rendición de cuentas y la transparencia ya son parte de nuestra cultura política. Falta un gran tramo todavía, cumplir con eficiencia, eficacia y productividad en la administración pública, para finalmente comunicar la verdad, sin ficciones.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

La forma en cómo se comunican los resultados de los trabajos de gobierno es un arte, sobre todo cuando los grupos de oposición al partido gobernante se dispersan en las esferas del poder. Es así que han sucedido cambios radicales al paso de los años en la forma pero también en el fondo. Hoy pudimos apreciar la cualidad del actual gobierno: una magistral forma de comunicar; también hay que agregar que en pandemia el cambio era más que cantado, igual la institución de la presidencia y el juego que guardan los actores del sistema político mexicano en la rendición de cuentas.

Al menos desde 1824 se dio como orden jurídica que los funcionarios de cada secretaría dieran cuenta de su ejercicio administrativo, pero no el Presidente de la República, éste fue obligado hasta 1917 (artículo 69 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos). De esa forma, prácticamente tenemos 100 años de haber seguido un formato que inició con Venustiano Carranza con un informe por escrito para abrir las sesiones del Congreso el 1 de septiembre. Pero no obliga a que el mandatario se presente ante la Máxima Tribuna, frente al Congreso de la Unión, esa fue una modalidad que algunos mandatarios adoptaron más adelante, cuando el poder del presidente era casi omnímodo.

Dada la modernidad, en 1936, Lázaro Cárdenas transmitió por radio de forma masiva el Informe presidencial. Después de él, con la llamada institucionalización en el Desarrollo Estabilizador, y con el PRI al frente, se dio inicio a la era más emblemática de nuestro sistema político.

Abelardo L. Rodríguez dio su informe en 7 horas 35 minutos frente al Congreso de la Unión, Miguel Alemán Valdés transmitió por televisión comercial su cuarto Informe de Gobierno; Gustavo Díaz Ordaz aceptó su responsabilidad en la masacre en Tlatelolco, Miguel de la Madrid fue interpelado por Porfirio Muñoz Ledo por el resultado de las elecciones que favorecieron a Carlos Salinas de Gortari (cuando se “cayó” el sistema), y José López Portillo fue interrumpido con 40 ovaciones con aplausos en su sexto informe. Era el reinado de la Dictadura perfecta, como lo definiera el escritor peruano Mario Vargas Llosa al largo gobierno del priato; vale la pena leer el artículo publicado en El País al respecto (31 sep 1990).

Después de Ernesto Zedillo llegó una nueva dinámica en el sistema político mexicano, incluido el cambio de partido en el gobierno federal, Vicente Fox dio un mensaje en cadena nacioano después de entregar un resumen de su Informe de gobierno al presidente de la Mesa Directiva del Congreso de la Unión. La configuración del Congreso tenía aún mayoría priísta y en el Quinto Informe tuvo más reacciones negativas que ninguno otro en la historia de la democracia del país. En el segundo periodo panista, Felipe Calderón no pudo presentar su informe, la máxima tribuna fue tomada y no pudo transmitir tampoco ningún mensaje. Los tiempos habían cambiado para no volver jamás a ser igual.

Cuando regresó el PRI a gobernar, con Enrique Peña Nieto, decidieron regresar al formato tradicional: el secretario de Gobernación entregaría al legislativo el informe y un día después el Presidente daba un mensaje a la nación desde Palacio Nacional. Este mismo formato fue adoptado por el presidente López Obrador desde su primer informe, en el Patio de Honor del Palacio Nacional ofreció un mensaje, después de haber entregado el informe, igual que ahora. Atípico, con 70 invitados, en pandemia y con los temas que rebasan a cualquier gobierno. A cien años, al menos la rendición de cuentas y la transparencia ya son parte de nuestra cultura política. Falta un gran tramo todavía, cumplir con eficiencia, eficacia y productividad en la administración pública, para finalmente comunicar la verdad, sin ficciones.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com