/ martes 6 de marzo de 2018

La triste realidad del PRD

Para variar, el PRD sigue como un partido político sin identidad, manejado al antojo de los intereses de los directivos, sin pensar en fortalecer sus estructuras internas y dejando a la escasa militancia en último lugar en la toma de decisiones, como encabezar una candidatura a puestos de elección popular.

El perredismo no genera ninguna expectativa de cambio ahora que el morenovallismo, vía Nueva Izquierda con Jorge Cruz Bermúdez, se apoderó por completo de la dirigencia estatal al quitar a Socorro Quezada Tiempo, la diputada local que en 2014 fue aliada del grupo en el poder y posteriormente terminó peleada buscando acomodo –sin lograrlo todavía- dentro de las filas de Morena.

El PRD es una caricatura que solamente sirve de apéndice de los partidos políticos en el poder, como fue primero del PRI y posteriormente del PAN. No tiene identidad propia y los dizque perredistas “puros” se unen con el enemigo político para sacar provecho.

La prueba de un nuevo capítulo quedó plasmado el sábado durante la celebración del Consejo Estatal para elegir a candidatos a diputados locales de mayoría relativa y representación proporcional, así como de ediles que se elegirán en 2018.

La historia, para variar, fue la siguiente: apostar por perfiles con reciente pasado de otras fuerzas partidistas, como del PRI, y los perredistas arropados por el grupo en el poder, quedarse con las nominaciones plurinominales.

Desde luego no podía faltar la cereza en el pastel cuando Elba Cerezo, quien sin tener una base al menos de militantes, intentó causar una revuelta durante el Consejo Estatal con la finalidad de negociar a su favor una candidatura.

Curiosamente un pequeño grupo de siete consejeros afines a Socorro Quesada Tiempo, que no representaban ni el cinco por ciento del total de votos, cuestionó la transparencia para elegir las fórmulas para candidatos a legisladores y planillas de los ayuntamientos.

Se dice que Quezada Tiempo intentó negociar y posteriormente presionar para que le otorgaran a los suyos diferentes candidaturas en municipios que pudieran representarle presencia y cuotas de poder ahora que deje de ser diputada.

Posteriormente en conferencia de prensa, integrantes de las “tribus” Foro Nuevo Sol, Frente de Izquierda Progresista e Izquierda Democrática Nacional, alzaron la voz para exigir al dirigente Jorge Cruz que hubiera claridad en la designación de puestos. Desde luego, el líder estatal solamente tiene un dueño en la figura del morenovallismo.

El PRD parece destinado a estar en el fango y servir de carne de cañón a los intereses de otros grupos, mediante trajes a la medida como son las coaliciones o alianzas electorales.

Sin un plan de trabajo encaminado a rehacer al PRD poblano desde sus entrañas, estará encaminado a estar a la sombra de otros partidos. Ir solo a un proceso comicial significaría firmar su sentencia de muerte por las posibilidades mínimas de alcanzar el tres por ciento de la votación emitida.

En Puebla los partidos de “izquierda” no existen.

Morena “la esperanza de México” también está lejos de representar una ideología de izquierda.

Basta observar la designación de los candidatos a las principales posiciones como la gubernatura en manos del ex perredista Luis Miguel Barbosa o la dupla al Senado de la República con los ex priistas Alejandro Armenta y Nancy de la Sierra.

Comentarios:

anaconda138@hotmail.com

marcomironc@gmail.com

@Marcomironc t

Para variar, el PRD sigue como un partido político sin identidad, manejado al antojo de los intereses de los directivos, sin pensar en fortalecer sus estructuras internas y dejando a la escasa militancia en último lugar en la toma de decisiones, como encabezar una candidatura a puestos de elección popular.

El perredismo no genera ninguna expectativa de cambio ahora que el morenovallismo, vía Nueva Izquierda con Jorge Cruz Bermúdez, se apoderó por completo de la dirigencia estatal al quitar a Socorro Quezada Tiempo, la diputada local que en 2014 fue aliada del grupo en el poder y posteriormente terminó peleada buscando acomodo –sin lograrlo todavía- dentro de las filas de Morena.

El PRD es una caricatura que solamente sirve de apéndice de los partidos políticos en el poder, como fue primero del PRI y posteriormente del PAN. No tiene identidad propia y los dizque perredistas “puros” se unen con el enemigo político para sacar provecho.

La prueba de un nuevo capítulo quedó plasmado el sábado durante la celebración del Consejo Estatal para elegir a candidatos a diputados locales de mayoría relativa y representación proporcional, así como de ediles que se elegirán en 2018.

La historia, para variar, fue la siguiente: apostar por perfiles con reciente pasado de otras fuerzas partidistas, como del PRI, y los perredistas arropados por el grupo en el poder, quedarse con las nominaciones plurinominales.

Desde luego no podía faltar la cereza en el pastel cuando Elba Cerezo, quien sin tener una base al menos de militantes, intentó causar una revuelta durante el Consejo Estatal con la finalidad de negociar a su favor una candidatura.

Curiosamente un pequeño grupo de siete consejeros afines a Socorro Quesada Tiempo, que no representaban ni el cinco por ciento del total de votos, cuestionó la transparencia para elegir las fórmulas para candidatos a legisladores y planillas de los ayuntamientos.

Se dice que Quezada Tiempo intentó negociar y posteriormente presionar para que le otorgaran a los suyos diferentes candidaturas en municipios que pudieran representarle presencia y cuotas de poder ahora que deje de ser diputada.

Posteriormente en conferencia de prensa, integrantes de las “tribus” Foro Nuevo Sol, Frente de Izquierda Progresista e Izquierda Democrática Nacional, alzaron la voz para exigir al dirigente Jorge Cruz que hubiera claridad en la designación de puestos. Desde luego, el líder estatal solamente tiene un dueño en la figura del morenovallismo.

El PRD parece destinado a estar en el fango y servir de carne de cañón a los intereses de otros grupos, mediante trajes a la medida como son las coaliciones o alianzas electorales.

Sin un plan de trabajo encaminado a rehacer al PRD poblano desde sus entrañas, estará encaminado a estar a la sombra de otros partidos. Ir solo a un proceso comicial significaría firmar su sentencia de muerte por las posibilidades mínimas de alcanzar el tres por ciento de la votación emitida.

En Puebla los partidos de “izquierda” no existen.

Morena “la esperanza de México” también está lejos de representar una ideología de izquierda.

Basta observar la designación de los candidatos a las principales posiciones como la gubernatura en manos del ex perredista Luis Miguel Barbosa o la dupla al Senado de la República con los ex priistas Alejandro Armenta y Nancy de la Sierra.

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marcomironc@gmail.com

@Marcomironc t