/ jueves 21 de abril de 2022

La verdadera traición a México fue de Morena

La traición es uno de los delitos más despreciables que se pueden cometer. Implica obrar en contra de principios, posiciones o intereses, propios o de la comunidad, modificando una intención inicial. Tal es el estigma que acarrean los traidores, que el Dante, en su Divina Comedia reservó para ellos el último de los círculos que componían el infierno. Ni qué decir de la traición más celebre de todos los tiempos, donde una de las personalidades más importantes de la historia de la humanidad fue traicionada por treinta monedas de plata.


En política, tal deleznable comportamiento se da de manera recurrente. El pasado domingo, y tras una postergación de la fecha inicial, el gobierno intentó llevar adelante una reforma eléctrica que de haber sido aprobada, hubiera significado una serie de traiciones hacia el pueblo mexicano.


En primer lugar, se habría comprometido seriamente el medioambiente, con un modelo que promueve la generación de energías a partir de combustibles y otros elementos contaminantes, y no generaba incentivos para la utilización de energías limpias, a partir de fuentes como el sol o el viento. Continuar y aumentar la generación de energía a partir de fuentes no amigables con el medioambiente implica comprometer el futuro de nuestros niños y niñas, a quienes traicionaríamos, dejándoles un mundo mucho peor que el que nosotros recibimos.


Otros que no se liberarían de la traición implicita en esta propuesta de reforma, serían los sectores menos favorecidos económicamente, para quienes no estaba prevista una tarifa diferencial, ante el aumento que tendrían los costos de generación energética, si la reforma hubiese prosperado. Es muy fácil para algunos erigirse en defensores de los que menos tienen, y por otro lado castigarlos con costos más elevados en un elemento vital para la subsistencia, como es la energía eléctrica.


Finalmente, esta propuesta energética habría significado una traición a compromisos asumidos por México con diferentes empresas prestadoras de energía, a quienes se les hubiera afectado en sus inversiones, y lo más importante, se las hubiera llevado a tener que reducir fuentes laborales, perjudicando con ello a miles de trabajadores del sector a lo largo y ancho del país.


Gracias al compromiso y el cumplimiento de nuestro deber como oposición de controlar los cada vez más frecuentes intentos de avasallar los intereses de nuestro pueblo a cambio de devolución de favores u otros intereses oscuros por parte de un gobierno que abusa de su mayoría intentando aplastar y acallar las disidencias, este intento de condenar y comprometer el futuro energético de los mexicanos y mexicanas fue frenado.


Sin embargo, incapaces de reconocer sus errores, y espantados por ver cómo una oposición organizada y coordinada no es fácil de doblegar, arremeten con una campaña difamatoria y cobarde, plagada de amenazas a quienes mantuvimos nuestros principios firmes ante un gobierno que traicionó sus principios más elementales.

La historia siempre pone en su lugar a los traidores, y sepan que quien esto escribe, junto con sus compañeras y compañeros de partido, encabezados por nuestro líder nacional, Alejandro Moreno Cárdenas tienen en la coherencia y la integridad, el valor máximo que rige su comportamiento.


El autor es diputado federal del PRI.


La traición es uno de los delitos más despreciables que se pueden cometer. Implica obrar en contra de principios, posiciones o intereses, propios o de la comunidad, modificando una intención inicial. Tal es el estigma que acarrean los traidores, que el Dante, en su Divina Comedia reservó para ellos el último de los círculos que componían el infierno. Ni qué decir de la traición más celebre de todos los tiempos, donde una de las personalidades más importantes de la historia de la humanidad fue traicionada por treinta monedas de plata.


En política, tal deleznable comportamiento se da de manera recurrente. El pasado domingo, y tras una postergación de la fecha inicial, el gobierno intentó llevar adelante una reforma eléctrica que de haber sido aprobada, hubiera significado una serie de traiciones hacia el pueblo mexicano.


En primer lugar, se habría comprometido seriamente el medioambiente, con un modelo que promueve la generación de energías a partir de combustibles y otros elementos contaminantes, y no generaba incentivos para la utilización de energías limpias, a partir de fuentes como el sol o el viento. Continuar y aumentar la generación de energía a partir de fuentes no amigables con el medioambiente implica comprometer el futuro de nuestros niños y niñas, a quienes traicionaríamos, dejándoles un mundo mucho peor que el que nosotros recibimos.


Otros que no se liberarían de la traición implicita en esta propuesta de reforma, serían los sectores menos favorecidos económicamente, para quienes no estaba prevista una tarifa diferencial, ante el aumento que tendrían los costos de generación energética, si la reforma hubiese prosperado. Es muy fácil para algunos erigirse en defensores de los que menos tienen, y por otro lado castigarlos con costos más elevados en un elemento vital para la subsistencia, como es la energía eléctrica.


Finalmente, esta propuesta energética habría significado una traición a compromisos asumidos por México con diferentes empresas prestadoras de energía, a quienes se les hubiera afectado en sus inversiones, y lo más importante, se las hubiera llevado a tener que reducir fuentes laborales, perjudicando con ello a miles de trabajadores del sector a lo largo y ancho del país.


Gracias al compromiso y el cumplimiento de nuestro deber como oposición de controlar los cada vez más frecuentes intentos de avasallar los intereses de nuestro pueblo a cambio de devolución de favores u otros intereses oscuros por parte de un gobierno que abusa de su mayoría intentando aplastar y acallar las disidencias, este intento de condenar y comprometer el futuro energético de los mexicanos y mexicanas fue frenado.


Sin embargo, incapaces de reconocer sus errores, y espantados por ver cómo una oposición organizada y coordinada no es fácil de doblegar, arremeten con una campaña difamatoria y cobarde, plagada de amenazas a quienes mantuvimos nuestros principios firmes ante un gobierno que traicionó sus principios más elementales.

La historia siempre pone en su lugar a los traidores, y sepan que quien esto escribe, junto con sus compañeras y compañeros de partido, encabezados por nuestro líder nacional, Alejandro Moreno Cárdenas tienen en la coherencia y la integridad, el valor máximo que rige su comportamiento.


El autor es diputado federal del PRI.