/ sábado 19 de septiembre de 2020

La vida de todos pende de un hilo

Este 19 de septiembre es una fecha que nos recuerda que la naturaleza puede desatar su furia sin que nadie lo impida, dos temblores distintos sacudieron el suelo nacional dejando miles de víctimas, así como lo está haciendo el covid-19, otras enfermedades y demás circunstancias que pueden segar la existencia en cualquier momento. Esta editorial no pretende ser alarmista, sino recalcar la endeble condición temporal de todos los seres humanos y valorar la vida.

La muerte y destrucción se posaron en 1985 sobre el otrora Distrito Federal, basta recordar esas imágenes de los escombros y los muertos que iban saliendo a cada momento; igualmente, hace tres años, un nuevo movimiento telúrico causó grandes daños en diversas partes del país. Son muy comunes las frases de “nadie tiene la vida comprada” o “sales, pero no sabes si volverás”, en alusión a la fragilidad que tiene el ser humano, pero son pocos los que se ponen a reflexionar efectivamente en el aprovechamiento de su tiempo.

Las condiciones de nuestro país son críticas, cualquiera puede perecer por en un asalto al transporte público, en un secuestro, por problemas cardiacos originados por la obesidad o cualquier otro factor originado por diversos problemas propios de aquí, ante esto, muchos simplemente nos hemos llegado a acostumbrar y seguimos adelante en nuestro camino, como si nada pasara y fuéramos a vivir siglos, obviamente sin detenernos y ver que la vida es finita y hay que aprovecharla.

Aparte de esto tendríamos que mencionar cualquier accidente que pudiera tener una persona, aun siendo acaudalada y habitando en el primer mundo.

Son muchos los filósofos quienes han tratado de explicar el sentido y temporalidad de la vida, lo cierto es que no se ha podido dar una explicación totalmente satisfactoria a estos dilemas, no obstante, considero que lo importante es asumir el carácter contingente de nuestra existencia, para así no desgastarse en problemas y situaciones que no nos llevan a nada bueno. Muchos sujetos encuentran algún sentido a la confrontación y la pelea, como se puede observar en la arena política de nuestro país y la de muchos otros, pero al final ¿Qué nos queda de ello? Quizá nada, lo trágico es que muchas veces nos damos cuenta que hemos desperdiciado nuestro tiempo cuando ya no nos queda mucho o nada de él.

Son muchas las historias de personas que aparentemente tienen una vida considerada como perfecta, quienes fallecen súbitamente por motivos muy diversos, o quienes caen en una agonía y se arrepienten irremediablemente por no haber hecho lo que quisieron.

Esto no quiere decir que todos debemos arrojarnos al despilfarro y a la fiesta porque un día nos vamos a morir, sino que reflexionemos el gran valor que tiene estar vivo, solo por el hecho de que tuvieron que coincidir millones de circunstancias para que todos y cada uno de lo que respiramos pudiéramos estar en este mundo.

Lamentablemente los mexicanos y buena parte del mundo viven con rencor y egoísmo, tratando de mostrar en redes una vida que no existe, mientras que lo verdaderamente importante queda olvidado.

En esta época tan caótica todos vivimos en un riesgo constante, pero también tenemos oportunidades a cada momento, recordemos la idea de Martin Heidegger, cuando señala que la vida es una “posibilidad de todas las posibilidades”, es decir, podemos orientar nuestros esfuerzos a cosas útiles y/o ilustrativas y no dedicarnos a incrementar la discordia o pensar en un dios salvador que nadie ha visto. Apliquemos algo de psicología y recordemos que la solución a nuestros problemas solo puede surgir de uno mismo, quizá con algo ayuda externa, pero no esperemos, bajo la idea de Einstein, cosas extraordinarias, si nuestra conducta es ordinaria.

En fin, esperemos que este sábado no tengamos susto alguno y que tomemos conciencia del carácter maravilloso de nuestra existencia, para así tener mayores posibilidades de alcanzar la felicidad plena. Hasta la próxima semana.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Este 19 de septiembre es una fecha que nos recuerda que la naturaleza puede desatar su furia sin que nadie lo impida, dos temblores distintos sacudieron el suelo nacional dejando miles de víctimas, así como lo está haciendo el covid-19, otras enfermedades y demás circunstancias que pueden segar la existencia en cualquier momento. Esta editorial no pretende ser alarmista, sino recalcar la endeble condición temporal de todos los seres humanos y valorar la vida.

La muerte y destrucción se posaron en 1985 sobre el otrora Distrito Federal, basta recordar esas imágenes de los escombros y los muertos que iban saliendo a cada momento; igualmente, hace tres años, un nuevo movimiento telúrico causó grandes daños en diversas partes del país. Son muy comunes las frases de “nadie tiene la vida comprada” o “sales, pero no sabes si volverás”, en alusión a la fragilidad que tiene el ser humano, pero son pocos los que se ponen a reflexionar efectivamente en el aprovechamiento de su tiempo.

Las condiciones de nuestro país son críticas, cualquiera puede perecer por en un asalto al transporte público, en un secuestro, por problemas cardiacos originados por la obesidad o cualquier otro factor originado por diversos problemas propios de aquí, ante esto, muchos simplemente nos hemos llegado a acostumbrar y seguimos adelante en nuestro camino, como si nada pasara y fuéramos a vivir siglos, obviamente sin detenernos y ver que la vida es finita y hay que aprovecharla.

Aparte de esto tendríamos que mencionar cualquier accidente que pudiera tener una persona, aun siendo acaudalada y habitando en el primer mundo.

Son muchos los filósofos quienes han tratado de explicar el sentido y temporalidad de la vida, lo cierto es que no se ha podido dar una explicación totalmente satisfactoria a estos dilemas, no obstante, considero que lo importante es asumir el carácter contingente de nuestra existencia, para así no desgastarse en problemas y situaciones que no nos llevan a nada bueno. Muchos sujetos encuentran algún sentido a la confrontación y la pelea, como se puede observar en la arena política de nuestro país y la de muchos otros, pero al final ¿Qué nos queda de ello? Quizá nada, lo trágico es que muchas veces nos damos cuenta que hemos desperdiciado nuestro tiempo cuando ya no nos queda mucho o nada de él.

Son muchas las historias de personas que aparentemente tienen una vida considerada como perfecta, quienes fallecen súbitamente por motivos muy diversos, o quienes caen en una agonía y se arrepienten irremediablemente por no haber hecho lo que quisieron.

Esto no quiere decir que todos debemos arrojarnos al despilfarro y a la fiesta porque un día nos vamos a morir, sino que reflexionemos el gran valor que tiene estar vivo, solo por el hecho de que tuvieron que coincidir millones de circunstancias para que todos y cada uno de lo que respiramos pudiéramos estar en este mundo.

Lamentablemente los mexicanos y buena parte del mundo viven con rencor y egoísmo, tratando de mostrar en redes una vida que no existe, mientras que lo verdaderamente importante queda olvidado.

En esta época tan caótica todos vivimos en un riesgo constante, pero también tenemos oportunidades a cada momento, recordemos la idea de Martin Heidegger, cuando señala que la vida es una “posibilidad de todas las posibilidades”, es decir, podemos orientar nuestros esfuerzos a cosas útiles y/o ilustrativas y no dedicarnos a incrementar la discordia o pensar en un dios salvador que nadie ha visto. Apliquemos algo de psicología y recordemos que la solución a nuestros problemas solo puede surgir de uno mismo, quizá con algo ayuda externa, pero no esperemos, bajo la idea de Einstein, cosas extraordinarias, si nuestra conducta es ordinaria.

En fin, esperemos que este sábado no tengamos susto alguno y que tomemos conciencia del carácter maravilloso de nuestra existencia, para así tener mayores posibilidades de alcanzar la felicidad plena. Hasta la próxima semana.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.