/ viernes 1 de mayo de 2020

Las andanzas de Lozano

Con un protagonismo tan grande como su ego, Javier Lozano Alarcón volvió a morder el polvo.

La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en menos de 24 horas lo designó vocero para los tiempos que se viven y horas después le ofrecieron la posición de panelista, el poblano rechazó con coraje la segunda invitación.

Lozano levantó sus canicas y no se sumó a las filas del sindicato patronal.

Declaró el miércoles pasado en varias entrevistas: “ya no soy vocero ni nada de la Coparmex”.

Fiel a su estilo pendenciero, acusó a Gustavo de Hoyos, presidente del organismo: “no supo manejar la situación, se dejó presionar y me desinvitó de forma desaseada horas después de anunciarme.

“Sintió mucha presión interna, por lo que Coparmex tuvo que recular en su decisión. Lo hicieron de una manera muy desaseada. Así yo no le entro. Que no cuenten conmigo”, insistió con su voz de fracaso.

La verdadera intención de Lozano Alarcón era utilizar el organismo empresarial como plataforma política y de oposición contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

“Es una lástima porque acciones como esta son las que generan que no se pueda formar una oposición fuerte y seria”, reveló el ex senador panista y ex vocero de José Antonio Meade, candidato presidencial del PRI.

El poblano tiene un estilo de peleador de callejón.

Dijo que pensaba cambiar los calificativos y comunicar los temas de otra manera, pero es un político fiel a sí mismo y más temprano que tarde regresaría a lo único que sabe hacer: levantar la voz y acusar, aunque difame.

Lo único importante para él es estar arriba del ring.

El martes por la mañana se anunció la vocería de Lozano y cerca de las nueve de la noche se publicó un comunicado que daba marcha atrás en su designación.

Coparmex como institución patronal ha sido siempre la más crítica del quehacer gubernamental, sean priistas, panistas o un gobierno morenista.

Llevan la voz de sus agremiados sin rubor, pero no son partido político que busque el poder.

Designar a Lozano los ponía en la peligrosa posición de darle la razón a López Obrador de que los conservadores, como les llama, intentaban derrocarlo cuando su naturaleza y su función es otra.

No fueron pocos los que celebraron la designación, en especial los opositores y aquellos que mueven la cuna y esconden la mano, pero fueron más las voces sensatas que advirtieron que el poblano poco aportaría y le daría todos los argumentos al presidente para descalificar al sector privado.

Su designación generaba riesgos y debilidad para el sindicato patronal y no la fortaleza que en un principio buscaban.

Javier no desaprovechó el tiempo, unas cuantas horas, para ufanarse en entrevistas como la cabeza opositora contra el presidente de la República y apenas fue notificado que darían marcha atrás pateó, fiel a su costumbre, a quien generosamente lo había invitado.

Ese es el estilo de quien gusta batirse en el fango y es al que regresó con su protagonismo y su ego devaluados.

Lozano Alarcón no cambiará jamás.


De las anécdotas

que se cuentan

Aquella noche del uno de julio de 2012, el candidato Javier Lozano Alarcón se fue a dormir, sabía que había perdido la mayoría y nada le garantizaba ser senador de la República.

Fue muy temprano cuando le avisaron que entraría como representante de la primera minoría, porque Blanca Alcalá y Lucero Saldaña del PRI “habían” ganado a los panistas y a los candidatos que respaldaban a López Obrador en Puebla, encabezados por Manuel Bartlett.

En un acuerdo PRI-PAN y luego de un acto de alquimia electoral, le quitaron el triunfo al ex gobernador y actual director de la Comisión Federal de Electricidad, para darle el triunfo a la ex presidenta municipal de Puebla.

Era una forma de frenar y restarle votos a López Obrador, quien perdió la presidencia de la República con el priista Enrique Peña Nieto, el cual tuvo menos votos que su opositor en el estado.

Desde Casa Puebla se tomó la decisión y fue horas después cuando le avisaron a Lozano Alarcón que llegaría al Senado.

El abogado nunca ha ganado un puesto de elección popular, por una razón: detesta a los poblanos y es correspondido con creces.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto

Con un protagonismo tan grande como su ego, Javier Lozano Alarcón volvió a morder el polvo.

La Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en menos de 24 horas lo designó vocero para los tiempos que se viven y horas después le ofrecieron la posición de panelista, el poblano rechazó con coraje la segunda invitación.

Lozano levantó sus canicas y no se sumó a las filas del sindicato patronal.

Declaró el miércoles pasado en varias entrevistas: “ya no soy vocero ni nada de la Coparmex”.

Fiel a su estilo pendenciero, acusó a Gustavo de Hoyos, presidente del organismo: “no supo manejar la situación, se dejó presionar y me desinvitó de forma desaseada horas después de anunciarme.

“Sintió mucha presión interna, por lo que Coparmex tuvo que recular en su decisión. Lo hicieron de una manera muy desaseada. Así yo no le entro. Que no cuenten conmigo”, insistió con su voz de fracaso.

La verdadera intención de Lozano Alarcón era utilizar el organismo empresarial como plataforma política y de oposición contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

“Es una lástima porque acciones como esta son las que generan que no se pueda formar una oposición fuerte y seria”, reveló el ex senador panista y ex vocero de José Antonio Meade, candidato presidencial del PRI.

El poblano tiene un estilo de peleador de callejón.

Dijo que pensaba cambiar los calificativos y comunicar los temas de otra manera, pero es un político fiel a sí mismo y más temprano que tarde regresaría a lo único que sabe hacer: levantar la voz y acusar, aunque difame.

Lo único importante para él es estar arriba del ring.

El martes por la mañana se anunció la vocería de Lozano y cerca de las nueve de la noche se publicó un comunicado que daba marcha atrás en su designación.

Coparmex como institución patronal ha sido siempre la más crítica del quehacer gubernamental, sean priistas, panistas o un gobierno morenista.

Llevan la voz de sus agremiados sin rubor, pero no son partido político que busque el poder.

Designar a Lozano los ponía en la peligrosa posición de darle la razón a López Obrador de que los conservadores, como les llama, intentaban derrocarlo cuando su naturaleza y su función es otra.

No fueron pocos los que celebraron la designación, en especial los opositores y aquellos que mueven la cuna y esconden la mano, pero fueron más las voces sensatas que advirtieron que el poblano poco aportaría y le daría todos los argumentos al presidente para descalificar al sector privado.

Su designación generaba riesgos y debilidad para el sindicato patronal y no la fortaleza que en un principio buscaban.

Javier no desaprovechó el tiempo, unas cuantas horas, para ufanarse en entrevistas como la cabeza opositora contra el presidente de la República y apenas fue notificado que darían marcha atrás pateó, fiel a su costumbre, a quien generosamente lo había invitado.

Ese es el estilo de quien gusta batirse en el fango y es al que regresó con su protagonismo y su ego devaluados.

Lozano Alarcón no cambiará jamás.


De las anécdotas

que se cuentan

Aquella noche del uno de julio de 2012, el candidato Javier Lozano Alarcón se fue a dormir, sabía que había perdido la mayoría y nada le garantizaba ser senador de la República.

Fue muy temprano cuando le avisaron que entraría como representante de la primera minoría, porque Blanca Alcalá y Lucero Saldaña del PRI “habían” ganado a los panistas y a los candidatos que respaldaban a López Obrador en Puebla, encabezados por Manuel Bartlett.

En un acuerdo PRI-PAN y luego de un acto de alquimia electoral, le quitaron el triunfo al ex gobernador y actual director de la Comisión Federal de Electricidad, para darle el triunfo a la ex presidenta municipal de Puebla.

Era una forma de frenar y restarle votos a López Obrador, quien perdió la presidencia de la República con el priista Enrique Peña Nieto, el cual tuvo menos votos que su opositor en el estado.

Desde Casa Puebla se tomó la decisión y fue horas después cuando le avisaron a Lozano Alarcón que llegaría al Senado.

El abogado nunca ha ganado un puesto de elección popular, por una razón: detesta a los poblanos y es correspondido con creces.

fcrisanto00@yahoo.com.mx

Twitter @fercrisanto

Facebook: Fernando Alberto Crisanto