/ jueves 30 de julio de 2020

Las barbas del vecino

Reza el dicho popular que “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, echa las tuyas a remojar”, en clara alusión a que, si ves que algo acontece a tu alrededor, lo mismo te puede pasar a ti, así que debes estar preparado o tratar de evitarlo para que no te tome por sorpresa.

Esto viene a cuento por la cantidad incontable de negocios que han cerrados sus puertas los últimos meses, y en muchos casos de manera definitiva. Por citar algunos ejemplos de los más emblemáticos: el hotel Royalty en la ciudad de Puebla, el Sanborns de San Ángel en la Ciudad de México y el Gran Café de la Parroquia en el Puerto de Veracruz. Todos ellos emblemáticos, de gran tradición pero que fueron víctimas de esta pandemia que nos está tocando vivir, pero lo que es más grave aún, fueron víctimas de las decisiones y estrategia fallida que las autoridades están tomando o dejando de tomar ante los temas de salud pública y de las empresas, la iniciativa privada y la economía en general. Lo más grave es la cantidad de despidos y de desempleo que están viviendo millones de mexicanos.

Por ello, es indispensable exigirle al gobierno desde todas las trincheras que asuma con determinación, actitud y empatía una estratégica más enérgica, más efectiva y que tome en cuenta la protección de los mexicanos ante el COVID pero que salvaguarde y apoye a los empresarios y a las empresas, pues de ellas dependerá que la economía detone el crecimiento, mantenga la estabilidad y evite un crecimiento indiscriminado de la delincuencia. Por ello ante lo que nos está tocando vivir y ver las barbas del vecino cortar, alcemos la voz, organicemos, participemos, propongamos, exigamos y sobre todo, no pongamos nuestras barbas a remojar, mejor hagamos nuestra parte y exijamos que el gobierno se ponga las pilas. Va mi propuesta de acción pública frente a la crisis que estamos viviendo:

1. implementar un fondo de rescate, a través de créditos muy blandos, para las medianas empresas que permita que se mantengan las fuentes de empleo y evitar los cierres masivos a los que se están viendo obligadas millones de negocios.

2. Establecer medidas y protocolos de higiene y control sanitario, a fin de que los negocios abran sus puertas sin temor a ser sancionados. Es decir, que se implemente una política pública urgente de apertura de negocios. De lo contrario seguirá la asfixia de la economía, el desempleo y por consiguiente la inseguridad.

3. Sancionar a los negocios que están operando irresponsablemente sin tomar las medidas necesarias para evitar la propagación del COVID.

4. Evitar que la vía pública, el transporte público y el espacio público sea fuente de contaminación al omitir la autoridad ejercer adecuadamente sus funciones de vigilancia, custodia y observancia de la norma.

5. Vivimos en varios Méxicos, lo sabemos, tenemos que permitir que fluya el comercio, que las personas que van al día puedan subsistir mediante sus fuentes de ingresos, pero tomando en cuenta que tiene que ser con cuidado y respetando el derecho de terceros para evitar ser contagiados, pues la acción o inacción de uno puede causar reacción en el otro.

6. Gestionar, incluso con apoyo de la iniciativa privada, medidas de prevención, contención y atención de la población ante el COVID. En otros países estas medidas han resultado exitosas, sin afectar el presupuesto público.

7. Plan emergente de prórroga del pago del impuesto sobre la renta a las empresas que lo soliciten.

8. Implementación de cursos, talleres y capacitación para adaptarse a esta nueva realidad con creatividad pero con las herramientas necesarias para poder hacerlo de manera eficiente.

Estas y otras medidas que se han propuesto desde el sector empresarial, son necesarias y urgentes, pues de lo contrario el propio gobierno es el que está orillando a miles de familias a vivir la angustia y desesperación del desempleo, que como consecuencia eleva los índices de inseguridad. Apoyemos pues, las iniciativas que urgen a los gobiernos a tener un liderazgo proactivo, incluyente y efectivo y no quedarse inmóviles ante la desgracia que viven millones de familias mexicanas.

Reza el dicho popular que “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, echa las tuyas a remojar”, en clara alusión a que, si ves que algo acontece a tu alrededor, lo mismo te puede pasar a ti, así que debes estar preparado o tratar de evitarlo para que no te tome por sorpresa.

Esto viene a cuento por la cantidad incontable de negocios que han cerrados sus puertas los últimos meses, y en muchos casos de manera definitiva. Por citar algunos ejemplos de los más emblemáticos: el hotel Royalty en la ciudad de Puebla, el Sanborns de San Ángel en la Ciudad de México y el Gran Café de la Parroquia en el Puerto de Veracruz. Todos ellos emblemáticos, de gran tradición pero que fueron víctimas de esta pandemia que nos está tocando vivir, pero lo que es más grave aún, fueron víctimas de las decisiones y estrategia fallida que las autoridades están tomando o dejando de tomar ante los temas de salud pública y de las empresas, la iniciativa privada y la economía en general. Lo más grave es la cantidad de despidos y de desempleo que están viviendo millones de mexicanos.

Por ello, es indispensable exigirle al gobierno desde todas las trincheras que asuma con determinación, actitud y empatía una estratégica más enérgica, más efectiva y que tome en cuenta la protección de los mexicanos ante el COVID pero que salvaguarde y apoye a los empresarios y a las empresas, pues de ellas dependerá que la economía detone el crecimiento, mantenga la estabilidad y evite un crecimiento indiscriminado de la delincuencia. Por ello ante lo que nos está tocando vivir y ver las barbas del vecino cortar, alcemos la voz, organicemos, participemos, propongamos, exigamos y sobre todo, no pongamos nuestras barbas a remojar, mejor hagamos nuestra parte y exijamos que el gobierno se ponga las pilas. Va mi propuesta de acción pública frente a la crisis que estamos viviendo:

1. implementar un fondo de rescate, a través de créditos muy blandos, para las medianas empresas que permita que se mantengan las fuentes de empleo y evitar los cierres masivos a los que se están viendo obligadas millones de negocios.

2. Establecer medidas y protocolos de higiene y control sanitario, a fin de que los negocios abran sus puertas sin temor a ser sancionados. Es decir, que se implemente una política pública urgente de apertura de negocios. De lo contrario seguirá la asfixia de la economía, el desempleo y por consiguiente la inseguridad.

3. Sancionar a los negocios que están operando irresponsablemente sin tomar las medidas necesarias para evitar la propagación del COVID.

4. Evitar que la vía pública, el transporte público y el espacio público sea fuente de contaminación al omitir la autoridad ejercer adecuadamente sus funciones de vigilancia, custodia y observancia de la norma.

5. Vivimos en varios Méxicos, lo sabemos, tenemos que permitir que fluya el comercio, que las personas que van al día puedan subsistir mediante sus fuentes de ingresos, pero tomando en cuenta que tiene que ser con cuidado y respetando el derecho de terceros para evitar ser contagiados, pues la acción o inacción de uno puede causar reacción en el otro.

6. Gestionar, incluso con apoyo de la iniciativa privada, medidas de prevención, contención y atención de la población ante el COVID. En otros países estas medidas han resultado exitosas, sin afectar el presupuesto público.

7. Plan emergente de prórroga del pago del impuesto sobre la renta a las empresas que lo soliciten.

8. Implementación de cursos, talleres y capacitación para adaptarse a esta nueva realidad con creatividad pero con las herramientas necesarias para poder hacerlo de manera eficiente.

Estas y otras medidas que se han propuesto desde el sector empresarial, son necesarias y urgentes, pues de lo contrario el propio gobierno es el que está orillando a miles de familias a vivir la angustia y desesperación del desempleo, que como consecuencia eleva los índices de inseguridad. Apoyemos pues, las iniciativas que urgen a los gobiernos a tener un liderazgo proactivo, incluyente y efectivo y no quedarse inmóviles ante la desgracia que viven millones de familias mexicanas.