/ domingo 11 de octubre de 2020

Las cuentas no salen

Frente a la pandemia nos encontramos con dificultades para la sobrevivencia, no sólo por las implicaciones de la propia enfermedad y el sistema de salud en nuestro país, ya de por sí graves. El panorama económico es el que paralelamente se vuelve incierto.

La economía mexicana no se ha reactivado, el Plan de Infraestructura que el lunes 5 de octubre firmó el Gobierno Federal y el Consejo Coordinador Empresarial pretende impulsar proyectos para hacer que el país salga delante de la crisis que viene de la mano con el coronavirus. Se sumarán 300 mil millones de persos a la inversión del presupuesto 2021. Se espera que el impacto se dé en los empleos, buena noticia. Sin embargo, dado que la pandemia no cede, que los padecimientos incrementan así como los decesos, y que la vida sigue, quienes son tocados por estos padecimientos suman gastos y parálisis laboral.

En el sitio oficial https://coronavirus.gob.mx/datos/ se registran 94,804 defunciones estimadas y 939,600 positivos estimados al día sábado 10 de octubre; las datos acumulados ya son 83,507 defunciones, y de los 809,751 confirmados, el 23.46% están hospitalizado y el 76.54% ambulatorios.

Estos números significan medicamentos, respiradores, oxígeno, servicio médico, y en el caso de decesos: cremación. El servicio de salud público no se da abasto, además de que no hay manera de soportar todo lo que sume.

De esta forma, no es difícil para darse cuenta que se está gastando en todos los niveles mucho más de lo que ingresa por concepto de producción, incluido el del trabajo del ciudadano medio. Sería interesante ver el semáforo económico correlacionado con el semáforo epidemiológico para confirmarlo, y tal vez no ahora sino en un plazo mediano o largo, porque los recursos no son infinitos.

Sólo quienes gozan de un trabajo que da ciertos beneficios, no necesariamente de salud, incluso en trabajos no formales, puede llevarla relativamente bien o con menos preocupación. En este momento hay empleadores que están más preocupados por cómo sobrevivir su centro de trabajo que por regularizarse, lo que significa que los ingresos por concepto de recaudación igual pueden decrecer y todavía peligrar más el sistema de salud público.

Las expectativas para la crisis que se avecina son poco menos que aterradoras para cerrar 2020: Inflación, Producto Interno Bruto, crecimiento, con cifras negativas que van a sumar todavía más a la desazón de nuestro ambiente. No hay posibilidad de una recuperación arriba del 1.88 por ciento, esto significa que remontamos al menos 10 años lo trabajado, no avanzamos.

Así que no hay manera de sostener ideologías que son remontadas por la realidad misma, como el socialismo o el capitalismo liberal. El escenario de crisis económica no se puede ocultar tampoco, y el estado sí se tiene que regular el mercado para que no exceda en abusos. Lo urgente será sacar bien las balanzas personales para ahorrar lo posible, cuidarse con lo mínimo de sanidad (cubrebocas, lavarse las manos y evitar aglomeraciones), alimentarse bien, dormir bien, y sobre todo pensar en la fortaleza que guardamos, aún en la enfermedad. Sin bajar la guardia y con un pensamiento de esperanza, positivo, es la cuenta que debe tener excedentes.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Frente a la pandemia nos encontramos con dificultades para la sobrevivencia, no sólo por las implicaciones de la propia enfermedad y el sistema de salud en nuestro país, ya de por sí graves. El panorama económico es el que paralelamente se vuelve incierto.

La economía mexicana no se ha reactivado, el Plan de Infraestructura que el lunes 5 de octubre firmó el Gobierno Federal y el Consejo Coordinador Empresarial pretende impulsar proyectos para hacer que el país salga delante de la crisis que viene de la mano con el coronavirus. Se sumarán 300 mil millones de persos a la inversión del presupuesto 2021. Se espera que el impacto se dé en los empleos, buena noticia. Sin embargo, dado que la pandemia no cede, que los padecimientos incrementan así como los decesos, y que la vida sigue, quienes son tocados por estos padecimientos suman gastos y parálisis laboral.

En el sitio oficial https://coronavirus.gob.mx/datos/ se registran 94,804 defunciones estimadas y 939,600 positivos estimados al día sábado 10 de octubre; las datos acumulados ya son 83,507 defunciones, y de los 809,751 confirmados, el 23.46% están hospitalizado y el 76.54% ambulatorios.

Estos números significan medicamentos, respiradores, oxígeno, servicio médico, y en el caso de decesos: cremación. El servicio de salud público no se da abasto, además de que no hay manera de soportar todo lo que sume.

De esta forma, no es difícil para darse cuenta que se está gastando en todos los niveles mucho más de lo que ingresa por concepto de producción, incluido el del trabajo del ciudadano medio. Sería interesante ver el semáforo económico correlacionado con el semáforo epidemiológico para confirmarlo, y tal vez no ahora sino en un plazo mediano o largo, porque los recursos no son infinitos.

Sólo quienes gozan de un trabajo que da ciertos beneficios, no necesariamente de salud, incluso en trabajos no formales, puede llevarla relativamente bien o con menos preocupación. En este momento hay empleadores que están más preocupados por cómo sobrevivir su centro de trabajo que por regularizarse, lo que significa que los ingresos por concepto de recaudación igual pueden decrecer y todavía peligrar más el sistema de salud público.

Las expectativas para la crisis que se avecina son poco menos que aterradoras para cerrar 2020: Inflación, Producto Interno Bruto, crecimiento, con cifras negativas que van a sumar todavía más a la desazón de nuestro ambiente. No hay posibilidad de una recuperación arriba del 1.88 por ciento, esto significa que remontamos al menos 10 años lo trabajado, no avanzamos.

Así que no hay manera de sostener ideologías que son remontadas por la realidad misma, como el socialismo o el capitalismo liberal. El escenario de crisis económica no se puede ocultar tampoco, y el estado sí se tiene que regular el mercado para que no exceda en abusos. Lo urgente será sacar bien las balanzas personales para ahorrar lo posible, cuidarse con lo mínimo de sanidad (cubrebocas, lavarse las manos y evitar aglomeraciones), alimentarse bien, dormir bien, y sobre todo pensar en la fortaleza que guardamos, aún en la enfermedad. Sin bajar la guardia y con un pensamiento de esperanza, positivo, es la cuenta que debe tener excedentes.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com