/ jueves 11 de febrero de 2021

Les perseguirá este error toda la vida

El asunto estuvo así. El gobernante manejó mal la pandemia y el Fiscal emprendió un proceso legal en su contra. Al gobierno le llovieron muertos y le granizaron miles de contagiados de Covid, fueron tantos que la ciencia exacta ignora el número real, pues al cotejar las fosas y la cifra oficial contra las actas de defunción todo se volvió un desastre.

Nada de esto fue fácil. El Fiscal debió enfrentar sus dos colosos internos: simulación contra justicia, y seguro que debió valorar la acción y elevar sus arrestos para concluir lo que haría. No quiso ser cómplice.

Fue una acción de conciencia. Abrir una investigación así no cualquiera. El desafío al Ejecutivo se dice fácil, sin embargo, implica la posibilidad de una iracunda respuesta en su contra de riesgosas proporciones.

Esto es real. Y no es caso único. El parlamento español puso en el banquillo de los acusados al presidente Pedro Sánchez para echarle en cara su ineptitud y en ese plano de ineficacia la legisladora Adriana Lastra fue durísima: “este error te perseguirá el resto de tu vida”.

Una crisis como la que hoy sufrimos delata, desnuda, deja en evidencia dice Antoni Gutiérrez, experto en comunicación. Y esto es simple, un gobierno es de resultados y si los resultados fueron infames en una emergencia implica que el gobernante fue inepto.

Lo que vimos es lo que fue. Al gobernante le colapsaron los hospitales, le resultaron insuficientes tanto los tanques como el oxígeno para frenar los decesos, le faltaron medicamentos y la previsión de la estrategia adecuada que aminorara el impacto de la enfermedad.

Miles prefirieron morir en casa que en el nosocomio pues la tasa de letalidad del bicho es altísima y el sistema hospitalario poco alienta.

Para el Fiscal esto fue una gravísima negligencia que costó miles de vidas, razón suficiente para abrirle proceso penal y realizar las investigaciones pertinentes, armarle una carpeta sólida y robusta que sirva al juez para dictarle sentencia al gobernante.

Lo que pudo constatar el pueblo, fue que jamás el gobierno tuvo claro dónde iniciaban y hacia dónde avanzaban las cadenas de contagio por no implementar pruebas masivas y gratuitas de PCR. El uso obligatorio de cubrebocas no lo consideró necesario sino a criterio y responsabilidad de la gente. Falla terrible.

En la era de las redes sociales y la infotecnología nada puede ocultarse, los errores gubernamentales en la deficiente atención hospitalaria y abasto de medicamentos, añadidos al relajado comportamiento social, fueron los detonantes de la escalada en defunciones y contagios.

Desestimar la letalidad del virus e incluso tomarlo a broma fue lo peor que pudo hacer el gobierno de Brasil ¿Por qué? Porque no aprovechó el tiempo para diseñar estrategias serias de contención en materia de salud, conservación del empleo y protección de los micro y medianos negocios.

La quiebra de giros comerciales sigue siendo impresionante. El desempleo terrible. Y los muertos nadan por miles en océanos de llanto. Y la vacuna… esa está muy lejos.

El Fiscal Augusto Arias emprendió esta acción judicial por negligencia contra el presidente Jair Bolsonaro y el ministro de salud brasileño Eduardo Pazzuelo, y sus razones en cifras de muertos son bastante sólidas. El buen ejemplo del Fiscal no deja de sorprender.

El asunto estuvo así. El gobernante manejó mal la pandemia y el Fiscal emprendió un proceso legal en su contra. Al gobierno le llovieron muertos y le granizaron miles de contagiados de Covid, fueron tantos que la ciencia exacta ignora el número real, pues al cotejar las fosas y la cifra oficial contra las actas de defunción todo se volvió un desastre.

Nada de esto fue fácil. El Fiscal debió enfrentar sus dos colosos internos: simulación contra justicia, y seguro que debió valorar la acción y elevar sus arrestos para concluir lo que haría. No quiso ser cómplice.

Fue una acción de conciencia. Abrir una investigación así no cualquiera. El desafío al Ejecutivo se dice fácil, sin embargo, implica la posibilidad de una iracunda respuesta en su contra de riesgosas proporciones.

Esto es real. Y no es caso único. El parlamento español puso en el banquillo de los acusados al presidente Pedro Sánchez para echarle en cara su ineptitud y en ese plano de ineficacia la legisladora Adriana Lastra fue durísima: “este error te perseguirá el resto de tu vida”.

Una crisis como la que hoy sufrimos delata, desnuda, deja en evidencia dice Antoni Gutiérrez, experto en comunicación. Y esto es simple, un gobierno es de resultados y si los resultados fueron infames en una emergencia implica que el gobernante fue inepto.

Lo que vimos es lo que fue. Al gobernante le colapsaron los hospitales, le resultaron insuficientes tanto los tanques como el oxígeno para frenar los decesos, le faltaron medicamentos y la previsión de la estrategia adecuada que aminorara el impacto de la enfermedad.

Miles prefirieron morir en casa que en el nosocomio pues la tasa de letalidad del bicho es altísima y el sistema hospitalario poco alienta.

Para el Fiscal esto fue una gravísima negligencia que costó miles de vidas, razón suficiente para abrirle proceso penal y realizar las investigaciones pertinentes, armarle una carpeta sólida y robusta que sirva al juez para dictarle sentencia al gobernante.

Lo que pudo constatar el pueblo, fue que jamás el gobierno tuvo claro dónde iniciaban y hacia dónde avanzaban las cadenas de contagio por no implementar pruebas masivas y gratuitas de PCR. El uso obligatorio de cubrebocas no lo consideró necesario sino a criterio y responsabilidad de la gente. Falla terrible.

En la era de las redes sociales y la infotecnología nada puede ocultarse, los errores gubernamentales en la deficiente atención hospitalaria y abasto de medicamentos, añadidos al relajado comportamiento social, fueron los detonantes de la escalada en defunciones y contagios.

Desestimar la letalidad del virus e incluso tomarlo a broma fue lo peor que pudo hacer el gobierno de Brasil ¿Por qué? Porque no aprovechó el tiempo para diseñar estrategias serias de contención en materia de salud, conservación del empleo y protección de los micro y medianos negocios.

La quiebra de giros comerciales sigue siendo impresionante. El desempleo terrible. Y los muertos nadan por miles en océanos de llanto. Y la vacuna… esa está muy lejos.

El Fiscal Augusto Arias emprendió esta acción judicial por negligencia contra el presidente Jair Bolsonaro y el ministro de salud brasileño Eduardo Pazzuelo, y sus razones en cifras de muertos son bastante sólidas. El buen ejemplo del Fiscal no deja de sorprender.