/ domingo 27 de diciembre de 2020

Llegó el fin de año

Al finalizar el 2020, el Covid-19 nos deja muchas lecciones, cuál más importante. Entre otras, la convivencia en familia se hace presente, sólo que, si hay rencores, competencias de poder, intolerancia, y otras emociones tóxicas, que no se trabajen para eliminarlas, entonces se convertirán en sentimientos difíciles de erradicar. En realidad el dinero no es la causa de los problemas.

Podría considerarse incluso una ofensa, pero la causa de cualquier problema es superior a lo material, en este caso a lo monetario. ¿Por qué? El principio para identificar un problema, desde que me lo explicaron en metodología de la investigación, es ubicarlo en el plano del conflicto humano, no material. Así expuesto, básicamente los problemas no existen, se hacen, se construyen.

Sí, es claro que se necesita el dinero para comprar alimentos, zapatos, ropa, pagar la escuela, libros, servicios como la luz, agua, internet, pero eso no es problema; el problema es cómo se entienda y, algo muy importante, qué se haga para cubrir esto, que es lo importante. En este tramo es donde aparece la problematización, en la mente humana.

También en este tramo no nos damos tiempo de pensar, pausadamente, con claridad, para que no caigamos en estrés y decisiones apresuradas que afectan a los que nos rodean. La realidad es que no hay dinero que alcance, sólo se debe aplicar el razonamiento; comprender que así es y no luchar contra lo irreal. Ahora que estamos en pandemia, lo que escasea también es tiempo fuera de casa, esto obliga a pensar que hay entonces algo que puede considerarse más valioso que el dinero.

En la normalidad que estamos obligados a vivir hay que plantearnos que, por lo pronto, debemos quedarnos en casa, o con la burbuja familiar, porque hay que extremar cuidados para no contagiarnos. Así que, la novedad está entonces en compartir el tiempo en casa. Si hay niños, adultos mayores, enfermos, esta realidad se complejiza, pero hay que poner en la mesa la racionalidad, todos.

El tiempo es propicio para hacer propósitos, y cumplirlos a lo largo de 365 días que vienen en 2021. Entre otros tengo un propósito importante, ser más tolerante y colaborativa. La experiencia en familia ha despertado en mi una visión periférica, entre la limpieza, la elaboración de comida, lecturas, queda eso que es problematizar. Pero identificar la causa es importante, no culpar ni evadir responsabilidad.

Bueno, es momento de hacerlo, preparar la próxima agenda, planear y observar en dónde está la causa de un problema. Cierto que los problemas son también elementos de cambio y clarificación, con múltiples soluciones.

Feliz Año Nuevo, felices fiestas -con mucho o poco dinero, aún sin él-, que se active nuestra creatividad para que tengamos alternativas de convivencia armónica, porque la muerte es lo único que no tiene solución, pero sí nuestra actitud.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Al finalizar el 2020, el Covid-19 nos deja muchas lecciones, cuál más importante. Entre otras, la convivencia en familia se hace presente, sólo que, si hay rencores, competencias de poder, intolerancia, y otras emociones tóxicas, que no se trabajen para eliminarlas, entonces se convertirán en sentimientos difíciles de erradicar. En realidad el dinero no es la causa de los problemas.

Podría considerarse incluso una ofensa, pero la causa de cualquier problema es superior a lo material, en este caso a lo monetario. ¿Por qué? El principio para identificar un problema, desde que me lo explicaron en metodología de la investigación, es ubicarlo en el plano del conflicto humano, no material. Así expuesto, básicamente los problemas no existen, se hacen, se construyen.

Sí, es claro que se necesita el dinero para comprar alimentos, zapatos, ropa, pagar la escuela, libros, servicios como la luz, agua, internet, pero eso no es problema; el problema es cómo se entienda y, algo muy importante, qué se haga para cubrir esto, que es lo importante. En este tramo es donde aparece la problematización, en la mente humana.

También en este tramo no nos damos tiempo de pensar, pausadamente, con claridad, para que no caigamos en estrés y decisiones apresuradas que afectan a los que nos rodean. La realidad es que no hay dinero que alcance, sólo se debe aplicar el razonamiento; comprender que así es y no luchar contra lo irreal. Ahora que estamos en pandemia, lo que escasea también es tiempo fuera de casa, esto obliga a pensar que hay entonces algo que puede considerarse más valioso que el dinero.

En la normalidad que estamos obligados a vivir hay que plantearnos que, por lo pronto, debemos quedarnos en casa, o con la burbuja familiar, porque hay que extremar cuidados para no contagiarnos. Así que, la novedad está entonces en compartir el tiempo en casa. Si hay niños, adultos mayores, enfermos, esta realidad se complejiza, pero hay que poner en la mesa la racionalidad, todos.

El tiempo es propicio para hacer propósitos, y cumplirlos a lo largo de 365 días que vienen en 2021. Entre otros tengo un propósito importante, ser más tolerante y colaborativa. La experiencia en familia ha despertado en mi una visión periférica, entre la limpieza, la elaboración de comida, lecturas, queda eso que es problematizar. Pero identificar la causa es importante, no culpar ni evadir responsabilidad.

Bueno, es momento de hacerlo, preparar la próxima agenda, planear y observar en dónde está la causa de un problema. Cierto que los problemas son también elementos de cambio y clarificación, con múltiples soluciones.

Feliz Año Nuevo, felices fiestas -con mucho o poco dinero, aún sin él-, que se active nuestra creatividad para que tengamos alternativas de convivencia armónica, porque la muerte es lo único que no tiene solución, pero sí nuestra actitud.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com