/ lunes 15 de febrero de 2021

Llueve sobre mojado

“El primer acto de corrupción que un funcionario comete es aceptar un cargo para el cual no tiene las competencias necesarias”

Anónimo


En México utilizamos la expresión “llueve sobre mojado” para referirnos a una situación en la que una desgracia llega tras otra, desafortunadamente éste es el triste escenario en el que nos encontramos en el ámbito de la salud -y en muchos otros- aunque más que a una lluvia, parece que nos enfrentamos a un diluvio.


Una lluvia que llegó con la crisis de salud pública provocada por la pandemia de covid-19, la cual sin duda contagió la economía del país y por ende la seguridad, pero aún más, que ha sufrido los estragos de un gobierno incapaz de afrontarla de manera estratégica y decisiva.


Si este panorama no era ya una lluvia torrencial que afectaba en mayor manera a las familias más desprotegidas, se ha bajado la guardia y se ha dejado expuestos a la tempestad a los más vulnerables, a la infancia y a las personas que sufren enfermedades que ponen en peligro su vida.


Desgraciadamente y de manera inexplicable el gobierno federal, decidió comprar menos vacunas, y no me refiero a las del covid-19, sino a todas aquellas que integran el cuadro básico, lo cual -siguiendo la analogía de la lluvia- significó quitar el paraguas a los más vulnerables en medio de un torrencial aguacero.


Hablo de recién nacidos, niñas y niños en edad preescolar, escolar, mujeres de 12 a 44 años de edad y hombres de 12 años y más, quienes no han podido aplicarse vacunas tan básicas como son las que protegen del tétanos neonatal, difteria, tosferina, sarampión, tétanos, hepatitis B, neumococo, polio, virus del papiloma humano (VPH), por mencionar algunas.


Aunado a la falta de las vacunas, medicamentos y suministros al personal médico, sabemos que durante el 2020 no se realizó la Jornada Nacional de Salud Pública, una estrategia imprescindible para disminuir los casos de enfermedades prevenibles.


Al respecto, y de acuerdo al informe de Finanzas Públicas de Hacienda, con corte al 31 de diciembre de 2020, el cual fue presentado ante el Congreso de la Unión, se indicó sobre el fracaso de la estrategia de vacunación del año pasado, a cargo de la Secretaría de Salud, ya que la tercera parte de las niñas y niños mexicanos de menos de un año no contó con un esquema completo de vacunación por los problemas que tuvo esta dependencia para adquirir los biológicos y distribuirlos.


Independientemente de los obstáculos que ha impuesto la pandemia, hay algo que ha faltado a esta administración y es simplemente la voluntad de hacer su trabajo, de buscar eficacia y eficiencia en su gobierno y no solo promesas huecas. No hablamos solo de números o estadísticas que no se cumplieron, se trata de vidas que han quedado en riesgo por la ineficacia de un gobierno que apuesta a una política clientelista y no en el verdadero bienestar de su población.


Asimismo, hay una estrategia fallida en la aplicación de las vacunas de covid-19, tormenta que el gobierno está sorteando de la manera más inverosímil posible, como ha sido mediante registro en línea de los adultos mayores, que le permite ganar tiempo, pero que sin duda le hace perder vidas.


Lamentablemente el tiempo lo dirá, pasará la factura de los estragos que nos está dejando esta tormenta, que no da tregua contra los más vulnerables, debido a que ya se está viendo en el país el resurgimiento de enfermedades que habían sido erradicadas pero que por la falta de una “vacuna”, que otros países sí han conseguido, han regresado para detrimento de la sociedad mexicana.

“El primer acto de corrupción que un funcionario comete es aceptar un cargo para el cual no tiene las competencias necesarias”

Anónimo


En México utilizamos la expresión “llueve sobre mojado” para referirnos a una situación en la que una desgracia llega tras otra, desafortunadamente éste es el triste escenario en el que nos encontramos en el ámbito de la salud -y en muchos otros- aunque más que a una lluvia, parece que nos enfrentamos a un diluvio.


Una lluvia que llegó con la crisis de salud pública provocada por la pandemia de covid-19, la cual sin duda contagió la economía del país y por ende la seguridad, pero aún más, que ha sufrido los estragos de un gobierno incapaz de afrontarla de manera estratégica y decisiva.


Si este panorama no era ya una lluvia torrencial que afectaba en mayor manera a las familias más desprotegidas, se ha bajado la guardia y se ha dejado expuestos a la tempestad a los más vulnerables, a la infancia y a las personas que sufren enfermedades que ponen en peligro su vida.


Desgraciadamente y de manera inexplicable el gobierno federal, decidió comprar menos vacunas, y no me refiero a las del covid-19, sino a todas aquellas que integran el cuadro básico, lo cual -siguiendo la analogía de la lluvia- significó quitar el paraguas a los más vulnerables en medio de un torrencial aguacero.


Hablo de recién nacidos, niñas y niños en edad preescolar, escolar, mujeres de 12 a 44 años de edad y hombres de 12 años y más, quienes no han podido aplicarse vacunas tan básicas como son las que protegen del tétanos neonatal, difteria, tosferina, sarampión, tétanos, hepatitis B, neumococo, polio, virus del papiloma humano (VPH), por mencionar algunas.


Aunado a la falta de las vacunas, medicamentos y suministros al personal médico, sabemos que durante el 2020 no se realizó la Jornada Nacional de Salud Pública, una estrategia imprescindible para disminuir los casos de enfermedades prevenibles.


Al respecto, y de acuerdo al informe de Finanzas Públicas de Hacienda, con corte al 31 de diciembre de 2020, el cual fue presentado ante el Congreso de la Unión, se indicó sobre el fracaso de la estrategia de vacunación del año pasado, a cargo de la Secretaría de Salud, ya que la tercera parte de las niñas y niños mexicanos de menos de un año no contó con un esquema completo de vacunación por los problemas que tuvo esta dependencia para adquirir los biológicos y distribuirlos.


Independientemente de los obstáculos que ha impuesto la pandemia, hay algo que ha faltado a esta administración y es simplemente la voluntad de hacer su trabajo, de buscar eficacia y eficiencia en su gobierno y no solo promesas huecas. No hablamos solo de números o estadísticas que no se cumplieron, se trata de vidas que han quedado en riesgo por la ineficacia de un gobierno que apuesta a una política clientelista y no en el verdadero bienestar de su población.


Asimismo, hay una estrategia fallida en la aplicación de las vacunas de covid-19, tormenta que el gobierno está sorteando de la manera más inverosímil posible, como ha sido mediante registro en línea de los adultos mayores, que le permite ganar tiempo, pero que sin duda le hace perder vidas.


Lamentablemente el tiempo lo dirá, pasará la factura de los estragos que nos está dejando esta tormenta, que no da tregua contra los más vulnerables, debido a que ya se está viendo en el país el resurgimiento de enfermedades que habían sido erradicadas pero que por la falta de una “vacuna”, que otros países sí han conseguido, han regresado para detrimento de la sociedad mexicana.