/ jueves 9 de abril de 2020

Lo peor está por venir

Qué coraje y decepción vivimos los mexicanos al observar que, en medio de una pandemia mundial, las y los políticos de nuestro país se conducen con imprudencia, soberbia y cerrazón para sólo criticar y poner en jaque a sus oponentes sin dar soluciones a los problemas actuales, ni diseñar planes para las crisis mayores que ya vienen.

Su ambición por el poder y su miedo a perderlo es tan grande como su vanidad y arrogancia que les impide ver la urgencia de trabajar en unidad. Es terrible darnos cuenta que a los líderes políticos y gobernantes de México les resulte imposible ser perceptibles a las demandas sociales y no escuchen a quienes dicen representar y que en su afán de conseguir sus metas y proyectos de “transformación” al final hagan su voluntad. Usted que ya vio la realidad póngale los nombres que quiera a los protagonistas de este caos.

En lugar de escuchar para sumar y juntos encarar las adversidades, en el país los gobernantes se han trenzado con actores sociales que sólo piden ser escuchados con sus ideas para enfrentar la crisis que viene. Mientras observamos la división del gobierno y la sociedad, los saldos del coronavirus ya comienzan a verse pues ya hay desempleo, cierre temporal o quizá definitivo de empresas y por lógica inició la parálisis económica total.

El coronavirus no sólo traerá la muerte física de las personas, también traerá la muerte financiera de muchos sectores productivos. En esa razón al no existir compañías y mipymes no habrá contribuciones fiscales a los gobiernos y por consecuencia no habrá recursos económicos para sostener programas y proyectos gubernamentales que a su vez mantengan el dinamismo financiero de la sociedad. No habrá dinero para los pobres que tanto defiende el gobierno, pero parece que de eso no se han dado cuenta los gobernantes que en lugar de tender la mano a la productividad, parece que la misma mano podría ahorcarla.

Muchos mexicanos ya advertimos que el final de esta película es trágico, sin embargo parece que los líderes y gobernantes no lo saben o se hacen majes y por eso seguimos escuchando sus discursos de crítica. Seguimos oyendo los mensajes con adjetivos que dividen entre los fifís y chairos, entre los conservadores y progresistas, entre corruptos y honrados; pero al final seguimos igual o peor.

La emergencia sanitaria en el mundo dejará muerte en su trayecto. La pérdida de vidas humanas es lamentable y triste, pero los difuntos serán los menos dañados en comparación la peor desgracia que deberán encarar los sobrevivientes porque ahora no sólo tendrán que buscar la supervivencia de sus ámbitos productivos; sino lo peor está por venir para los micro, pequeños y medianos negocios que emplean al 70% de la población, ya que tendrán que seguir navegando contra corriente generada por los gobiernos que creen que eliminando el pago de aguinaldos a su burocracia va a poder mantener su estructura, sus programas y sus obras.

Ojalá que pronto haya una reacción sensata para ayudar a los sectores productivos que a su vez contribuirán al círculo virtuoso para que la sociedad siga caminando y ojalá que cuando llegue esa reacción de los gobernantes, no sea demasiado tarde.

Como es costumbre, tenemos abierto el changarro las 24 horas. Si quiere compartir chismes, ocurrencias y uno que otro tip, siempre son bienvenidos en Twitter @ferabrajan1 y en fabrajan@hotmail.com

Qué coraje y decepción vivimos los mexicanos al observar que, en medio de una pandemia mundial, las y los políticos de nuestro país se conducen con imprudencia, soberbia y cerrazón para sólo criticar y poner en jaque a sus oponentes sin dar soluciones a los problemas actuales, ni diseñar planes para las crisis mayores que ya vienen.

Su ambición por el poder y su miedo a perderlo es tan grande como su vanidad y arrogancia que les impide ver la urgencia de trabajar en unidad. Es terrible darnos cuenta que a los líderes políticos y gobernantes de México les resulte imposible ser perceptibles a las demandas sociales y no escuchen a quienes dicen representar y que en su afán de conseguir sus metas y proyectos de “transformación” al final hagan su voluntad. Usted que ya vio la realidad póngale los nombres que quiera a los protagonistas de este caos.

En lugar de escuchar para sumar y juntos encarar las adversidades, en el país los gobernantes se han trenzado con actores sociales que sólo piden ser escuchados con sus ideas para enfrentar la crisis que viene. Mientras observamos la división del gobierno y la sociedad, los saldos del coronavirus ya comienzan a verse pues ya hay desempleo, cierre temporal o quizá definitivo de empresas y por lógica inició la parálisis económica total.

El coronavirus no sólo traerá la muerte física de las personas, también traerá la muerte financiera de muchos sectores productivos. En esa razón al no existir compañías y mipymes no habrá contribuciones fiscales a los gobiernos y por consecuencia no habrá recursos económicos para sostener programas y proyectos gubernamentales que a su vez mantengan el dinamismo financiero de la sociedad. No habrá dinero para los pobres que tanto defiende el gobierno, pero parece que de eso no se han dado cuenta los gobernantes que en lugar de tender la mano a la productividad, parece que la misma mano podría ahorcarla.

Muchos mexicanos ya advertimos que el final de esta película es trágico, sin embargo parece que los líderes y gobernantes no lo saben o se hacen majes y por eso seguimos escuchando sus discursos de crítica. Seguimos oyendo los mensajes con adjetivos que dividen entre los fifís y chairos, entre los conservadores y progresistas, entre corruptos y honrados; pero al final seguimos igual o peor.

La emergencia sanitaria en el mundo dejará muerte en su trayecto. La pérdida de vidas humanas es lamentable y triste, pero los difuntos serán los menos dañados en comparación la peor desgracia que deberán encarar los sobrevivientes porque ahora no sólo tendrán que buscar la supervivencia de sus ámbitos productivos; sino lo peor está por venir para los micro, pequeños y medianos negocios que emplean al 70% de la población, ya que tendrán que seguir navegando contra corriente generada por los gobiernos que creen que eliminando el pago de aguinaldos a su burocracia va a poder mantener su estructura, sus programas y sus obras.

Ojalá que pronto haya una reacción sensata para ayudar a los sectores productivos que a su vez contribuirán al círculo virtuoso para que la sociedad siga caminando y ojalá que cuando llegue esa reacción de los gobernantes, no sea demasiado tarde.

Como es costumbre, tenemos abierto el changarro las 24 horas. Si quiere compartir chismes, ocurrencias y uno que otro tip, siempre son bienvenidos en Twitter @ferabrajan1 y en fabrajan@hotmail.com