/ jueves 18 de marzo de 2021

Lo que a ellos les gusta oír

La gracia de endulzar el oído de partidos, candidatos y personajes opacos con mieles sensacionalistas tendría que ser patentada por los que les animan a enfrentar sus demonios empuñando espadas chinas de mala manufactura.

Todavía retiembla en su centro la tierra, las porras de aquellos que aseguraban que Lalo Rivera Pérez tenía la presidencia municipal de Puebla ganada de calle frente al que le subieran al cuadrilátero en las elecciones del 6 de junio.

Le vendieron la misma dosis que le aplicaron al Canelo Álvarez para sentirlo invencible o al Gullit Peña para que con sus grandes dones tocara las estrellas. O a Eukid Castañón para que se creyera único en operaciones electorales.

“Si el PAN y Genoveva quieren ganar que no le hagan al cuento y designen candidato a Lalo de una vez”, insistieron por meses. “Biestro, tremendo abanderado de Morena…”. “Karina y su gran carisma…”. “Arriaga, humano y sensible…”.

Peeero…

Existen dos realidades en el mundo, la subjetiva y la objetiva; la primera, distorsiona la realidad acorde a intereses propios o de grupo; la segunda, dice las netas de lo que realmente ocurre. La primera es fantasiosa; la segunda no se tienta el corazón para lastimar.

Hoy mismo la realidad superó la subjetividad política, y ahora resulta que Morena incluso con Claudia Rivera puede derrotar a Lalo y esa es la razón de querer tumbarla desde el Congreso del Estado para trepar a Biestro en la candidatura.

De ser el Hércules musculoso y todo terreno que derrotaba a quien fuere en la arena comicial, el panorama de Lalo se tornó catastrófico, pues los sondeos más recientes en intención de voto, por partido, pronostican que no solo es uno, sino que son varios los que pueden tundirlo y llevarlo a la lona.

¿Qué fue lo que pasó, no que nadie le haría morder el polvo? Sobrevalorar políticos es una práctica vieja y repetitiva, no es exclusiva de Puebla, en lo nacional también se observa. Si quedar bien con ellos es el propósito, el que miente les miente.

La misma espada china vendida a Lalo para irse a pelear la elección del 6 de junio le fue revendida al líder del partido Redes Sociales Progresistas Ramón Fernández Solana y a Biestro.

Y se las han vuelto a vender a un montón de políticos, precandidatos y candidatos de todos los partidos sin más argumento que su trayectoria, sus galones partidistas, su rostro perfecto, estupenda percha, grandes amistades y buenos modales.

Uno pensaría que a políticos y funcionarios les gusta que les adulen porque su realidad se alimenta del engaño, del taco de lengua, de hechos alternos en colores pasteles y de un alto contenido calorífico.

Sin embargo esa realidad subjetiva les engorda el egoísmo, les sube de talla la fantasía y en consecuencia les adelgaza la vida real. Decirles y escribirles lo que les gusta es para ellos saborear un chocolate.

David Méndez fue vanagloriado bien bonito por sus joyas de lealtad, capacidad, de gran estratega, por ser integrante selecto del primer círculo del poder estatal. Y en lo que terminó todo.

La renovación de alcaldías poblanas como la renovación del Congreso del Estado será tarea complicada. Y ahí, la realidad despertará de golpe a quienes fueron encantados por la subjetividad y engordados con tacos de lengua.

La gracia de endulzar el oído de partidos, candidatos y personajes opacos con mieles sensacionalistas tendría que ser patentada por los que les animan a enfrentar sus demonios empuñando espadas chinas de mala manufactura.

Todavía retiembla en su centro la tierra, las porras de aquellos que aseguraban que Lalo Rivera Pérez tenía la presidencia municipal de Puebla ganada de calle frente al que le subieran al cuadrilátero en las elecciones del 6 de junio.

Le vendieron la misma dosis que le aplicaron al Canelo Álvarez para sentirlo invencible o al Gullit Peña para que con sus grandes dones tocara las estrellas. O a Eukid Castañón para que se creyera único en operaciones electorales.

“Si el PAN y Genoveva quieren ganar que no le hagan al cuento y designen candidato a Lalo de una vez”, insistieron por meses. “Biestro, tremendo abanderado de Morena…”. “Karina y su gran carisma…”. “Arriaga, humano y sensible…”.

Peeero…

Existen dos realidades en el mundo, la subjetiva y la objetiva; la primera, distorsiona la realidad acorde a intereses propios o de grupo; la segunda, dice las netas de lo que realmente ocurre. La primera es fantasiosa; la segunda no se tienta el corazón para lastimar.

Hoy mismo la realidad superó la subjetividad política, y ahora resulta que Morena incluso con Claudia Rivera puede derrotar a Lalo y esa es la razón de querer tumbarla desde el Congreso del Estado para trepar a Biestro en la candidatura.

De ser el Hércules musculoso y todo terreno que derrotaba a quien fuere en la arena comicial, el panorama de Lalo se tornó catastrófico, pues los sondeos más recientes en intención de voto, por partido, pronostican que no solo es uno, sino que son varios los que pueden tundirlo y llevarlo a la lona.

¿Qué fue lo que pasó, no que nadie le haría morder el polvo? Sobrevalorar políticos es una práctica vieja y repetitiva, no es exclusiva de Puebla, en lo nacional también se observa. Si quedar bien con ellos es el propósito, el que miente les miente.

La misma espada china vendida a Lalo para irse a pelear la elección del 6 de junio le fue revendida al líder del partido Redes Sociales Progresistas Ramón Fernández Solana y a Biestro.

Y se las han vuelto a vender a un montón de políticos, precandidatos y candidatos de todos los partidos sin más argumento que su trayectoria, sus galones partidistas, su rostro perfecto, estupenda percha, grandes amistades y buenos modales.

Uno pensaría que a políticos y funcionarios les gusta que les adulen porque su realidad se alimenta del engaño, del taco de lengua, de hechos alternos en colores pasteles y de un alto contenido calorífico.

Sin embargo esa realidad subjetiva les engorda el egoísmo, les sube de talla la fantasía y en consecuencia les adelgaza la vida real. Decirles y escribirles lo que les gusta es para ellos saborear un chocolate.

David Méndez fue vanagloriado bien bonito por sus joyas de lealtad, capacidad, de gran estratega, por ser integrante selecto del primer círculo del poder estatal. Y en lo que terminó todo.

La renovación de alcaldías poblanas como la renovación del Congreso del Estado será tarea complicada. Y ahí, la realidad despertará de golpe a quienes fueron encantados por la subjetividad y engordados con tacos de lengua.