/ lunes 2 de diciembre de 2019

Los 12 meses más largos de México

Ningún pueblo cree en su gobierno. A lo sumo, los pueblos están resignados.

Octavio Paz


A un año de iniciada la autodenominada 4T los mexicanos hemos pasado de la indignación por la corrupción y el saqueo con que se administraba el país, a la incertidumbre de no saber si el gobernante en turno está tomando la decisión correcta a cada paso que da. Hemos pasado de la ira contra un modelo de gobierno corrupto, hasta llegar al temor ante una economía estancada, la violencia que avanza y la inseguridad que ha tocado la puerta de nuestros hogares.

Han sido los 12 meses más largos para esperar los resultados que nos fueron ofrecidos a lo largo de una campaña que arrancó en 2006 y que culminó 12 años después. Esos resultados, sin embargo, tendremos que esperarlos a que vayan apareciendo uno a uno con el paso del tiempo, similar a la paciencia con la que la que se hilvanan las palabras en la boca del presidente en cada mañanera; sin embargo, tampoco sabemos cuánto tiempo más.

Nadie, o casi nadie, contrariaría los planteamientos utilizados como poner fin a la corrupción, acabar con el saqueo de los recursos nacionales, erradicar la pobreza, elevar la calidad de la educación, terminar con el México rojo y miserable, sin embargo, tampoco se nos han dicho los cómo, y pareciera que, en lugar de ir hacia ese objetivo, cada vez nos alejamos.

Este 1 de diciembre, en su mensaje lanzado con motivo de su primer informe de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador dejó en claro que estos meses de su administración se ha dedicado a establecer las bases para un estilo propio de gobernar, pero llama la atención que su estilo es muy similar al utilizado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el siglo XX, cuando creó una democracia de instituciones, pero basada en la decisión de un solo hombre.

Esta idea se refuerza con las declaraciones soltadas por el escritor Mario Vargas Llosa, pronunciadas la semana pasada, cuando se lanzó contra el gobierno de México y advirtió que López Obrador está creando una “dictadura perfecta”. Un concepto creado por él mimo casi 20 años atrás. La diferencia es que hoy, quienes gobiernan son la izquierda que en aquel entonces lo alabó y lo encumbró, incluso, hasta utilizó la frase para golpear una y otra vez al gobierno en turno.

Ahora, la misma advertencia levantó un revuelo internacional y tocó fibras tan sensibles que, hasta la esposa del mandatario, Beatriz Gutiérrez Müller, salió al paso para lamentar el dicho y acusar –sin atreverse a decir nombres- que algunos escritores nos conduzcan al “plantefario perfecto”.

Así han sido estos últimos 12 meses en México, este país de una democracia de apenas hace un siglo y que es incapaz de sostenerse sin tropezar o dar pasos en falso. Los otros datos del presidente han mostrado un México que va, pero que su realidad es como esperar que ocurra algo bueno, algo mejor, vaya pues, de esperanza, aún sin saber si se está en el camino correcto.

Twitter @mecinas

Correo: fponce@elsoldepuebla.com.mx



Ningún pueblo cree en su gobierno. A lo sumo, los pueblos están resignados.

Octavio Paz


A un año de iniciada la autodenominada 4T los mexicanos hemos pasado de la indignación por la corrupción y el saqueo con que se administraba el país, a la incertidumbre de no saber si el gobernante en turno está tomando la decisión correcta a cada paso que da. Hemos pasado de la ira contra un modelo de gobierno corrupto, hasta llegar al temor ante una economía estancada, la violencia que avanza y la inseguridad que ha tocado la puerta de nuestros hogares.

Han sido los 12 meses más largos para esperar los resultados que nos fueron ofrecidos a lo largo de una campaña que arrancó en 2006 y que culminó 12 años después. Esos resultados, sin embargo, tendremos que esperarlos a que vayan apareciendo uno a uno con el paso del tiempo, similar a la paciencia con la que la que se hilvanan las palabras en la boca del presidente en cada mañanera; sin embargo, tampoco sabemos cuánto tiempo más.

Nadie, o casi nadie, contrariaría los planteamientos utilizados como poner fin a la corrupción, acabar con el saqueo de los recursos nacionales, erradicar la pobreza, elevar la calidad de la educación, terminar con el México rojo y miserable, sin embargo, tampoco se nos han dicho los cómo, y pareciera que, en lugar de ir hacia ese objetivo, cada vez nos alejamos.

Este 1 de diciembre, en su mensaje lanzado con motivo de su primer informe de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador dejó en claro que estos meses de su administración se ha dedicado a establecer las bases para un estilo propio de gobernar, pero llama la atención que su estilo es muy similar al utilizado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el siglo XX, cuando creó una democracia de instituciones, pero basada en la decisión de un solo hombre.

Esta idea se refuerza con las declaraciones soltadas por el escritor Mario Vargas Llosa, pronunciadas la semana pasada, cuando se lanzó contra el gobierno de México y advirtió que López Obrador está creando una “dictadura perfecta”. Un concepto creado por él mimo casi 20 años atrás. La diferencia es que hoy, quienes gobiernan son la izquierda que en aquel entonces lo alabó y lo encumbró, incluso, hasta utilizó la frase para golpear una y otra vez al gobierno en turno.

Ahora, la misma advertencia levantó un revuelo internacional y tocó fibras tan sensibles que, hasta la esposa del mandatario, Beatriz Gutiérrez Müller, salió al paso para lamentar el dicho y acusar –sin atreverse a decir nombres- que algunos escritores nos conduzcan al “plantefario perfecto”.

Así han sido estos últimos 12 meses en México, este país de una democracia de apenas hace un siglo y que es incapaz de sostenerse sin tropezar o dar pasos en falso. Los otros datos del presidente han mostrado un México que va, pero que su realidad es como esperar que ocurra algo bueno, algo mejor, vaya pues, de esperanza, aún sin saber si se está en el camino correcto.

Twitter @mecinas

Correo: fponce@elsoldepuebla.com.mx