/ martes 17 de marzo de 2020

Los damnificados políticos del coronavirus

Junto con las inevitables afectaciones sanitarias que apenas comienzan a aparecer entre la población, el coronavirus también dejará damnificados que se mueven en el terreno político partidista del estado. Uno de ellos puede ser quien hasta hace unas semanas se consideraba el aspirante con mayores posibilidades de acceder a la dirigencia estatal del PRI, dados sus amarres con personajes muy cercanos a su presidente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito” o “Amlito”, como usted guste).

Aunque cueste creerlo, todavía hay interesados en presidir el comité directivo estatal del tricolor, con todo y que este instituto se encuentre muy por detrás de las principales opciones partidistas de los poblanos, que son Morena y el PAN (o el PAN y Morena), y de que se ubique a años luz de poder recuperar sus glorias pasadas.

Néstor Camarillo Medina, ex presidente municipal de Quecholac y ex secretario de Organización del partido, se perfilaba para convertirse en el sucesor de Lorenzo Rivera Sosa, hasta antes de que otras figuras del priismo se interpusieran para acusarlo de ser un militante sin méritos y rechazaran su designación.

Las quejas contra el personaje se acumularon sobre la mesa de “Alito”, que decidió posponer el nombramiento mientras su enviado especial, Américo Zúñiga Martínez, se dedicaba a realizar labores de conciliación para conseguir el respaldo unánime, como en los viejos tiempos del tricolor.

El tiempo pasa y eso no sucede.

Algunas figuras de nivel como Javier Casique Zárate, Enrique Doger Guerrero, Jorge Estefan Chidiac y Blanca Alcalá Ruiz se han aglutinado en torno a los anhelos del joven aspirante, pero muchos otros no, entre quienes sobresalen Juan Manuel Vega Rayet, Lucero Saldaña Pérez, Xitlalic Ceja García y el mismo Rivera Sosa, quienes han dicho que mejor cualquiera de ellos, antes que aquél.

El problema es que el transcurrir de los días no ha ayudado a Américo Zúñiga, que está obligado a publicar la convocatoria para la elección de dirigente en el mes de abril.

A menos, por supuesto, que la contingencia por el virus venido de China fuerce un aplazamiento.

Si eso ocurre, Néstor Camarillo acumulará más rechazo y no llegará a la presidencia, como tampoco llegará a la secretaría general quien ha negociado que sea su compañera de fórmula, Karina Romero Alcalá.

Así se contarán dos damnificados del Covid-19 en la política partidista, entre muchos otros que seguramente habrá.


***

Jorge Humberto Uribe Téllez podría darle una muy buena noticia a su jefe el gobernador Luis Miguel Barbosa, de esas que hacen tanta falta en el periodo de contingencia por el que atraviesa el estado por culpa del coronavirus.

Si hurga en los archivos de la dependencia en la que trabaja, el secretario de Salud hallará que en noviembre de 2018 el gobierno del estado compró e inauguró un hospital móvil tipo tienda de campaña, en aquel momento único en su tipo, con capacidad para 68 camas, que dispone de áreas de quirófano, terapia intensiva, urgencias, cuidados agudos, hospitalización general, ultrasonido e incubadoras, y que fue certificado por el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades como Equipo Médico de Emergencia tipo 2.

El hospital, que costó 25 millones de pesos, fue adquirido para atender a la población en caso de desastres naturales o emergencias sanitarias.

Ahora que Miguel Barbosa valora la renta de un hospital privado para recibir a los poblanos enfermos de coronavirus, bien podría voltear a ver lo que tiene en la secretaría de Salud, y gratis.

Claro, siempre que no le importe que ese equipo haya sido comprado por la administración de José Antonio Gali Fayad.


Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Junto con las inevitables afectaciones sanitarias que apenas comienzan a aparecer entre la población, el coronavirus también dejará damnificados que se mueven en el terreno político partidista del estado. Uno de ellos puede ser quien hasta hace unas semanas se consideraba el aspirante con mayores posibilidades de acceder a la dirigencia estatal del PRI, dados sus amarres con personajes muy cercanos a su presidente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas (“Alito” o “Amlito”, como usted guste).

Aunque cueste creerlo, todavía hay interesados en presidir el comité directivo estatal del tricolor, con todo y que este instituto se encuentre muy por detrás de las principales opciones partidistas de los poblanos, que son Morena y el PAN (o el PAN y Morena), y de que se ubique a años luz de poder recuperar sus glorias pasadas.

Néstor Camarillo Medina, ex presidente municipal de Quecholac y ex secretario de Organización del partido, se perfilaba para convertirse en el sucesor de Lorenzo Rivera Sosa, hasta antes de que otras figuras del priismo se interpusieran para acusarlo de ser un militante sin méritos y rechazaran su designación.

Las quejas contra el personaje se acumularon sobre la mesa de “Alito”, que decidió posponer el nombramiento mientras su enviado especial, Américo Zúñiga Martínez, se dedicaba a realizar labores de conciliación para conseguir el respaldo unánime, como en los viejos tiempos del tricolor.

El tiempo pasa y eso no sucede.

Algunas figuras de nivel como Javier Casique Zárate, Enrique Doger Guerrero, Jorge Estefan Chidiac y Blanca Alcalá Ruiz se han aglutinado en torno a los anhelos del joven aspirante, pero muchos otros no, entre quienes sobresalen Juan Manuel Vega Rayet, Lucero Saldaña Pérez, Xitlalic Ceja García y el mismo Rivera Sosa, quienes han dicho que mejor cualquiera de ellos, antes que aquél.

El problema es que el transcurrir de los días no ha ayudado a Américo Zúñiga, que está obligado a publicar la convocatoria para la elección de dirigente en el mes de abril.

A menos, por supuesto, que la contingencia por el virus venido de China fuerce un aplazamiento.

Si eso ocurre, Néstor Camarillo acumulará más rechazo y no llegará a la presidencia, como tampoco llegará a la secretaría general quien ha negociado que sea su compañera de fórmula, Karina Romero Alcalá.

Así se contarán dos damnificados del Covid-19 en la política partidista, entre muchos otros que seguramente habrá.


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Jorge Humberto Uribe Téllez podría darle una muy buena noticia a su jefe el gobernador Luis Miguel Barbosa, de esas que hacen tanta falta en el periodo de contingencia por el que atraviesa el estado por culpa del coronavirus.

Si hurga en los archivos de la dependencia en la que trabaja, el secretario de Salud hallará que en noviembre de 2018 el gobierno del estado compró e inauguró un hospital móvil tipo tienda de campaña, en aquel momento único en su tipo, con capacidad para 68 camas, que dispone de áreas de quirófano, terapia intensiva, urgencias, cuidados agudos, hospitalización general, ultrasonido e incubadoras, y que fue certificado por el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades como Equipo Médico de Emergencia tipo 2.

El hospital, que costó 25 millones de pesos, fue adquirido para atender a la población en caso de desastres naturales o emergencias sanitarias.

Ahora que Miguel Barbosa valora la renta de un hospital privado para recibir a los poblanos enfermos de coronavirus, bien podría voltear a ver lo que tiene en la secretaría de Salud, y gratis.

Claro, siempre que no le importe que ese equipo haya sido comprado por la administración de José Antonio Gali Fayad.


Twitter: @jorgerdzc

Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx