/ domingo 14 de julio de 2019

Los despidos y los retos

La renuncias en el gabinete federal han causado al menos dos interpretaciones. Una es que los renunciantes tienen mentalidad neoliberal o fifí; otra, que han sufrido atropellos desde arriba. Los que opinan lo primero son, obviamente, los que a capa y espada esta administración. Los segundos, quienes no comulgan tanto o ya no tanto con ella.

Marcelino Madrigal y Montserrat Ramiro Gaspar, comisionados de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) renunciaron en enero de este año; el 16 de febrero, Clara Torres Armendáriz como responsable del Programa de las Estancias Infantiles; el 26 de febrero, Gaspar Franco Hernández de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), quien había sido avalado por el pleno de la LXIII Legislatura del Senado desde abril del 2016,. El 12 de abril renunció Simón Levy subsecretario de Turismo (Sectur) y el 16 Guillermo Zúñiga, titular de la Comisión Reguladora de Energía (CRE). El 15 de mayo renuncia Patricia Bugarín, subsecretaria de Seguridad de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana; el 21 Germán Martínez, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social; y el 25 de mayo Josefa González Blanco, titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos naturales (en medio de un escándalo por retrasar un vuelo y 16 mil 630 despidos en la dependencia).

El 3 de junio renuncian Guillermo García Alcocer, presidente comisionado de la CRE (después de ser acusado por el presidente López Obrador de tener conflicto de intereses); el 7 Jaime Rochín del Rincón, comisionado ejecutivo de Atención a Víctimas, el 15 renuncia Felipe de Jesús Muñoz Vázquez como subprocurador de Delitos Federales y el titular de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) Omar García Harfuch, cargos en la Fiscalía General de la República (FGR); el 14, Tonatiuh Guillén comisionado del Instituto Nacional de Migración, en medio de la tensión con Estados Unidos y la migración en la frontera sur. El 9 de julio se conoció la renuncia de Carlos Urzúa, secretario de Hacienda y Crédito Público.

Al día de hoy suman 15 funcionarios de medio y alto nivel que han dejado sus puestos y de dependencias sensibles, si bien sabemos que cuando hay cambios de gobierno es común que haya desbandada; solo que en este caso los funcionarios llegaron con la nueva administración. Así que un gobernante debiera estar analizando la causa primera de esas renuncias.

Personalmente estoy de acuerdo con los cambios, incluso los drásticos, justificados con acciones de mayores beneficios en sus resultados. Siempre hay suplencias, aunque no siempre serán las más idóneas sobre todo si consideramos especialidades, no solo meritocracias políticas.

La carta de Urzúa es reveladora y coincidente con la orientación de la carta de Martínez: “en esta administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento”. Este sería el inicio de una buena reflexión para reconsiderar la forma en que se ha llevado la administración pública del país. Ya sabemos que el presidente gobierna y despacha desde las mañaneras, ya sabemos que impone la agenda mediática, ya sabemos que tiene una mayoría que lo respalda (al menos hasta ahora), pero no todo puede ser miel sobre hojuelas.

Cuando estás en el ojo del huracán se pierden de vista los horizontes, pero en administración básica, si el personal directivo no está encontrando respaldo a su ejercicio, entonces algo va mal desde la cabeza.


*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

La renuncias en el gabinete federal han causado al menos dos interpretaciones. Una es que los renunciantes tienen mentalidad neoliberal o fifí; otra, que han sufrido atropellos desde arriba. Los que opinan lo primero son, obviamente, los que a capa y espada esta administración. Los segundos, quienes no comulgan tanto o ya no tanto con ella.

Marcelino Madrigal y Montserrat Ramiro Gaspar, comisionados de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) renunciaron en enero de este año; el 16 de febrero, Clara Torres Armendáriz como responsable del Programa de las Estancias Infantiles; el 26 de febrero, Gaspar Franco Hernández de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), quien había sido avalado por el pleno de la LXIII Legislatura del Senado desde abril del 2016,. El 12 de abril renunció Simón Levy subsecretario de Turismo (Sectur) y el 16 Guillermo Zúñiga, titular de la Comisión Reguladora de Energía (CRE). El 15 de mayo renuncia Patricia Bugarín, subsecretaria de Seguridad de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana; el 21 Germán Martínez, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social; y el 25 de mayo Josefa González Blanco, titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos naturales (en medio de un escándalo por retrasar un vuelo y 16 mil 630 despidos en la dependencia).

El 3 de junio renuncian Guillermo García Alcocer, presidente comisionado de la CRE (después de ser acusado por el presidente López Obrador de tener conflicto de intereses); el 7 Jaime Rochín del Rincón, comisionado ejecutivo de Atención a Víctimas, el 15 renuncia Felipe de Jesús Muñoz Vázquez como subprocurador de Delitos Federales y el titular de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) Omar García Harfuch, cargos en la Fiscalía General de la República (FGR); el 14, Tonatiuh Guillén comisionado del Instituto Nacional de Migración, en medio de la tensión con Estados Unidos y la migración en la frontera sur. El 9 de julio se conoció la renuncia de Carlos Urzúa, secretario de Hacienda y Crédito Público.

Al día de hoy suman 15 funcionarios de medio y alto nivel que han dejado sus puestos y de dependencias sensibles, si bien sabemos que cuando hay cambios de gobierno es común que haya desbandada; solo que en este caso los funcionarios llegaron con la nueva administración. Así que un gobernante debiera estar analizando la causa primera de esas renuncias.

Personalmente estoy de acuerdo con los cambios, incluso los drásticos, justificados con acciones de mayores beneficios en sus resultados. Siempre hay suplencias, aunque no siempre serán las más idóneas sobre todo si consideramos especialidades, no solo meritocracias políticas.

La carta de Urzúa es reveladora y coincidente con la orientación de la carta de Martínez: “en esta administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento”. Este sería el inicio de una buena reflexión para reconsiderar la forma en que se ha llevado la administración pública del país. Ya sabemos que el presidente gobierna y despacha desde las mañaneras, ya sabemos que impone la agenda mediática, ya sabemos que tiene una mayoría que lo respalda (al menos hasta ahora), pero no todo puede ser miel sobre hojuelas.

Cuando estás en el ojo del huracán se pierden de vista los horizontes, pero en administración básica, si el personal directivo no está encontrando respaldo a su ejercicio, entonces algo va mal desde la cabeza.


*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com