/ viernes 2 de octubre de 2020

Los invito al mar

Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí “un pajarito” me dijo que estamos hechos de historias. La vida, como decía Facundo Cabral, es “el arte del encuentro”. Ninguno de nosotros saldrá vivo de esta tierra, así que dejemos de quejarnos, de tratarnos mal con los pensamientos negativos, comamos comida sana y nutritiva, bebamos nuestro mejor vino, arropémonos con nuestros mejores vestidos y trajes, usemos nuestra mejor vajilla, bailemos y cantemos con la música que nos gusta, y ahora que la pandemia está cediendo y los semáforos ya están en amarillo, viajemos… y yo, los invito al mar.

“¿Qué es en definitiva el mar? -se preguntaba Benedetti- ¿Por qué seduce, por qué tienta? Suele invadirnos como un dogma y nos obliga a ser orilla”. O como dijera José Hierro, “si muero, que me pongan desnudo junto al mar. Serán las aguas grises mi escudo y no habrá que luchar. Si muero que me dejen a solas, el mar es mi jardín. No puede, quien amaba las olas, desear otro fin.”

“Tu nombre ¡oh mar! en mi interior resuena -le dice Guillermo Prieto-, despiertas mi cansada fantasía, conmueves, engrandeces el alma mía, de entusiasmo férvido la llenas. Nada de limitado me comprime, cuando imagino contemplar tu seno; aludo, melancólico y sereno, o frente agusta; tu mugir sublime. Serás ¡oh mar! magnífico y grandioso, cuando duermas risueño y sosegado; cuando a tu seno quieto y dilatado, acaricie el ambiente delicioso.”

Y Manuel Machado le dice “Era un suspiro lánguido y sonoro, la voz del mar aquella tarde, el día, no queriendo morir, con garras de oro de los acantilados se prendía. Pero su seno el mar alzó potente, y el sol, al fin, como en soberbio lecho, hundió en las olas la dorada frente, en una braza cárdena desecho, para mi pobre cuerpo dolorido, para mis triste alma lacerada, para mi yerto corazón herido, para mi amarga vida fatigada. ¡El mar amado… el mar apetecido, el mar, el mar, y no pensar en nada!

La idea del mar siempre me ha apasionado, desde la primera vez cuando niño que tuve la oportunidad de conocerlo en Veracruz. Su olor, su ruido, el ir y venir continuo de sus olas y su inmensidad fueron para mí una impresión subyugante que nunca se ha apartado de mi mente. Ahora como adulto, pienso que el mar no solo representa la abundancia, sino también la infinita misericordia de Dios y el ciclo permanente de la vida, en un ir y venir constante y en esa terrible e incontenible fuerza que cuando brama nos aterra y nos conmueve. Siempre he pensado que venimos del mar, que esos son nuestros orígenes. Bástennos ver al espermatozoide navegando al igual que un incipiente ser marino, o bien, el cigoto en la fuente de la madre. El regresar al mar es regresar a nuestros orígenes y entender el porque contemplarlo o vivirlo nos estremece con sensaciones indescriptibles,no cabe duda que de ahí venimos y a él regresaremos.

Regresaré al mar si DIOS Quiere en Tecolutla, en “CONVERSACIONES CON EL MAR”, en un ejercicio y meditación de sanación los días 30, 31 de octubre y 1 de noviembre… y los mejores médicos nos acompañarán: El Dr. Sol, el Doctor Mar, el Dr. Oxígeno y el Dr. Paz. La próxima semana les comentaré sobre esta EXPERIENCIA MÍSTICA que ya hemos practicado durante 11 años y que ahora, más que nunca, será simplemente ¡MARAVILLOSA!

GRACIAS PUEBLA. Escúchame mañana a las 9 horas en mi programa “CONVERSACIONES”, en ABC Radio, 12.80 AM, o en internet: www.abcradiopuebla.com.mx. Te recuerdo que “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”

Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí “un pajarito” me dijo que estamos hechos de historias. La vida, como decía Facundo Cabral, es “el arte del encuentro”. Ninguno de nosotros saldrá vivo de esta tierra, así que dejemos de quejarnos, de tratarnos mal con los pensamientos negativos, comamos comida sana y nutritiva, bebamos nuestro mejor vino, arropémonos con nuestros mejores vestidos y trajes, usemos nuestra mejor vajilla, bailemos y cantemos con la música que nos gusta, y ahora que la pandemia está cediendo y los semáforos ya están en amarillo, viajemos… y yo, los invito al mar.

“¿Qué es en definitiva el mar? -se preguntaba Benedetti- ¿Por qué seduce, por qué tienta? Suele invadirnos como un dogma y nos obliga a ser orilla”. O como dijera José Hierro, “si muero, que me pongan desnudo junto al mar. Serán las aguas grises mi escudo y no habrá que luchar. Si muero que me dejen a solas, el mar es mi jardín. No puede, quien amaba las olas, desear otro fin.”

“Tu nombre ¡oh mar! en mi interior resuena -le dice Guillermo Prieto-, despiertas mi cansada fantasía, conmueves, engrandeces el alma mía, de entusiasmo férvido la llenas. Nada de limitado me comprime, cuando imagino contemplar tu seno; aludo, melancólico y sereno, o frente agusta; tu mugir sublime. Serás ¡oh mar! magnífico y grandioso, cuando duermas risueño y sosegado; cuando a tu seno quieto y dilatado, acaricie el ambiente delicioso.”

Y Manuel Machado le dice “Era un suspiro lánguido y sonoro, la voz del mar aquella tarde, el día, no queriendo morir, con garras de oro de los acantilados se prendía. Pero su seno el mar alzó potente, y el sol, al fin, como en soberbio lecho, hundió en las olas la dorada frente, en una braza cárdena desecho, para mi pobre cuerpo dolorido, para mis triste alma lacerada, para mi yerto corazón herido, para mi amarga vida fatigada. ¡El mar amado… el mar apetecido, el mar, el mar, y no pensar en nada!

La idea del mar siempre me ha apasionado, desde la primera vez cuando niño que tuve la oportunidad de conocerlo en Veracruz. Su olor, su ruido, el ir y venir continuo de sus olas y su inmensidad fueron para mí una impresión subyugante que nunca se ha apartado de mi mente. Ahora como adulto, pienso que el mar no solo representa la abundancia, sino también la infinita misericordia de Dios y el ciclo permanente de la vida, en un ir y venir constante y en esa terrible e incontenible fuerza que cuando brama nos aterra y nos conmueve. Siempre he pensado que venimos del mar, que esos son nuestros orígenes. Bástennos ver al espermatozoide navegando al igual que un incipiente ser marino, o bien, el cigoto en la fuente de la madre. El regresar al mar es regresar a nuestros orígenes y entender el porque contemplarlo o vivirlo nos estremece con sensaciones indescriptibles,no cabe duda que de ahí venimos y a él regresaremos.

Regresaré al mar si DIOS Quiere en Tecolutla, en “CONVERSACIONES CON EL MAR”, en un ejercicio y meditación de sanación los días 30, 31 de octubre y 1 de noviembre… y los mejores médicos nos acompañarán: El Dr. Sol, el Doctor Mar, el Dr. Oxígeno y el Dr. Paz. La próxima semana les comentaré sobre esta EXPERIENCIA MÍSTICA que ya hemos practicado durante 11 años y que ahora, más que nunca, será simplemente ¡MARAVILLOSA!

GRACIAS PUEBLA. Escúchame mañana a las 9 horas en mi programa “CONVERSACIONES”, en ABC Radio, 12.80 AM, o en internet: www.abcradiopuebla.com.mx. Te recuerdo que “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”