/ domingo 27 de mayo de 2018

Los jóvenes y redes en el proceso electoral México 2018

En la elección del 1 de julio próximo, de los más de 89 millones de personas que podrán votar, según datos del INE, INEGI y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). De estos, un poco más de 4 millones tienen 18 y 19 años, 11 millones 78 mil tienen de 20-24 años, y casi 11 millones son de 25-29 años. Es decir, un poco más de la mitad de los votantes tiene 39 años o menos (45 millones 27,797). Por eso, vale la pena reflexionar en el impacto que esa participación puede generar en el resultado electoral, sumado al fenómeno que representan los medios de comunicación, que han implicado un giro novedoso al proceso que estamos viviendo, bueno, doblemente novedoso ya que por primera vez tendremos una elección concurrente (nivel federal, estatal y municipal).

Considerando que 90 de cada 100 habitantes tiene un teléfono móvil, 62 de cada 100 tiene teléfono móvil con banda ancha, el 83% de esas líneas son de prepago y 17% de pospago; y 49 de cada 100 hogares tienen internet, el modelo de campañas virtuales es representativo (con datos de verne.elpais.com). Específicamente es en las redes sociales donde convergen las mentes jóvenes, asiduos a Twitter, Face book, Tinder (e Instagram), Youtube, etc., espacio al que irremediablemente llegó la mercadotecnia política, con la ventaja sobre el resto de los medios masivos de la personalización del mensaje con interacción directa. Estos asiduos son jóvenes en años, aunque también “habemos” jóvenes en actitud.

Estamos en el umbral de una especialización más para hacer campañas, las redes ofrecen esta alternativa. Personalmente me llama la atención el uso que le están dando los candidatos y sus equipos de campaña a estos espacios, ya que en campaña se calcula la rentabilidad de los mensajes, dónde, cuándo y cómo, además del costo económico. Bueno, pues considero que en algunos casos todavía no hay una claridad en este tipo de marketing, y propongo dos ejemplos:

Primero: una candidata a diputada local del Distrito 17 de Puebla creó su propia campaña desde Tinder e Instagram, mostrando sus fotografías personales. Un modelo de campaña virtual que destaca solo sus atributos físicos preponderantemente (imagen) y un texto “Lo más sexy de una mujer es lo que contiene su cerebro y espíritu” (sic). Si hay alguna propuesta política, se nubla con la distracción que ofrece su vestuario –poses de modelo, actriz, cantante y `fitness coach`, cual se autodefine, con ropa mínima y sugestiva que muestra un cuerpo trabajado y hermoso, sin objeciones-. Pero la pregunta obliga ¿a cuántos votantes llega su campaña? Sí, sabemos que estarán en un rango de jóvenes de entre 18 y 30 años principalmente-. Pero también, con seguridad, este número no decidirá su elección. La siguiente pregunta es ¿lo habrá calculado la candidata? El costo económico es mínimo, súper ventaja frente a otros medios propagandísticos, pero sí me deja una laguna abismal en cuanto a la propuesta política, no porque una mujer bella no tenga cerebro, sino porque el compromiso social y la identificación con la solución de las problemáticas que aquejan a la población no se resuelven con imágenes.

Segundo: como ejercicio en mi curso de Comunicación Política-Primavera 2018, en Ciencias Políticas de la Buap, un grupo de estudiantes analizaron el caso de un candidato independiente a presidencia municipal que se promocionó a través de una página de face book. Logró sus firmas para contender, pero todavía está en el aire el impacto que pudo haber tenido su página en el objetivo propagandístico. “Ciudad de Paz A.C.” tiene 1,372 likes y 1415 seguidores, nuevamente destacan los jóvenes en este caso, o al menos los que tienen cuenta en face, el costo económico es también reducido.

Finalmente, todavía no hay mediciones precisas que calculen el impacto real en las decisiones de los votantes, hay candidatos que estén invirtiendo grandes sumas de dinero en la administración y gestión de las llamadas redes sociales, pero el triunfo en las urnas no es directamente proporcional. Ya veremos.


*Politóloga. Miembro de la Junta Nacional Directiva de la AMECIP.

En la elección del 1 de julio próximo, de los más de 89 millones de personas que podrán votar, según datos del INE, INEGI y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT). De estos, un poco más de 4 millones tienen 18 y 19 años, 11 millones 78 mil tienen de 20-24 años, y casi 11 millones son de 25-29 años. Es decir, un poco más de la mitad de los votantes tiene 39 años o menos (45 millones 27,797). Por eso, vale la pena reflexionar en el impacto que esa participación puede generar en el resultado electoral, sumado al fenómeno que representan los medios de comunicación, que han implicado un giro novedoso al proceso que estamos viviendo, bueno, doblemente novedoso ya que por primera vez tendremos una elección concurrente (nivel federal, estatal y municipal).

Considerando que 90 de cada 100 habitantes tiene un teléfono móvil, 62 de cada 100 tiene teléfono móvil con banda ancha, el 83% de esas líneas son de prepago y 17% de pospago; y 49 de cada 100 hogares tienen internet, el modelo de campañas virtuales es representativo (con datos de verne.elpais.com). Específicamente es en las redes sociales donde convergen las mentes jóvenes, asiduos a Twitter, Face book, Tinder (e Instagram), Youtube, etc., espacio al que irremediablemente llegó la mercadotecnia política, con la ventaja sobre el resto de los medios masivos de la personalización del mensaje con interacción directa. Estos asiduos son jóvenes en años, aunque también “habemos” jóvenes en actitud.

Estamos en el umbral de una especialización más para hacer campañas, las redes ofrecen esta alternativa. Personalmente me llama la atención el uso que le están dando los candidatos y sus equipos de campaña a estos espacios, ya que en campaña se calcula la rentabilidad de los mensajes, dónde, cuándo y cómo, además del costo económico. Bueno, pues considero que en algunos casos todavía no hay una claridad en este tipo de marketing, y propongo dos ejemplos:

Primero: una candidata a diputada local del Distrito 17 de Puebla creó su propia campaña desde Tinder e Instagram, mostrando sus fotografías personales. Un modelo de campaña virtual que destaca solo sus atributos físicos preponderantemente (imagen) y un texto “Lo más sexy de una mujer es lo que contiene su cerebro y espíritu” (sic). Si hay alguna propuesta política, se nubla con la distracción que ofrece su vestuario –poses de modelo, actriz, cantante y `fitness coach`, cual se autodefine, con ropa mínima y sugestiva que muestra un cuerpo trabajado y hermoso, sin objeciones-. Pero la pregunta obliga ¿a cuántos votantes llega su campaña? Sí, sabemos que estarán en un rango de jóvenes de entre 18 y 30 años principalmente-. Pero también, con seguridad, este número no decidirá su elección. La siguiente pregunta es ¿lo habrá calculado la candidata? El costo económico es mínimo, súper ventaja frente a otros medios propagandísticos, pero sí me deja una laguna abismal en cuanto a la propuesta política, no porque una mujer bella no tenga cerebro, sino porque el compromiso social y la identificación con la solución de las problemáticas que aquejan a la población no se resuelven con imágenes.

Segundo: como ejercicio en mi curso de Comunicación Política-Primavera 2018, en Ciencias Políticas de la Buap, un grupo de estudiantes analizaron el caso de un candidato independiente a presidencia municipal que se promocionó a través de una página de face book. Logró sus firmas para contender, pero todavía está en el aire el impacto que pudo haber tenido su página en el objetivo propagandístico. “Ciudad de Paz A.C.” tiene 1,372 likes y 1415 seguidores, nuevamente destacan los jóvenes en este caso, o al menos los que tienen cuenta en face, el costo económico es también reducido.

Finalmente, todavía no hay mediciones precisas que calculen el impacto real en las decisiones de los votantes, hay candidatos que estén invirtiendo grandes sumas de dinero en la administración y gestión de las llamadas redes sociales, pero el triunfo en las urnas no es directamente proporcional. Ya veremos.


*Politóloga. Miembro de la Junta Nacional Directiva de la AMECIP.