/ lunes 6 de mayo de 2019

Los mejores hijos de México

Durante la década de los 60 la situación del país era crítica, pues recién había perdido la mitad de su territorio y acababa de suceder la Guerra de Reforma; gracias a la cual, la Nación se encontraba dividida entre liberales y conservadores. Además de que el 70% de los recursos económicos el país estaban destinados al pago de deudas externas hacia tres potencias europeas.

Corría el año de 1861, cuando Benito Juárez (Presidente de México) decidió en el mes de julio suspender temporalmente los pagos de la deuda extrajera a Francia, Inglaterra y España; acto que generó descontento con los gobiernos de aquellos países; quienes en busca de hacer valer sus exigencias dirigieron inmediatamente sus naves rumbo al puerto de Veracruz buscando invadir territorio mexicano.

Así fue como el 17 de diciembre llegaron las tropas españolas y 20 días más tarde, el 07 de enero de 1862 las tropas españolas e inglesas. Los gobiernos español e inglés llegaron a acuerdos con las autoridades mexicanas, por medio del “Acuerdo de la Soledad”, tras la invitación del Presidente de México a dialogar llegar a un acuerdo; sin embargo, no fue el caso con las tropas francesas; quienes decidieron permanecer en territorio mexicano y concretar la invasión.

El general Ignacio Zaragoza, nombrado Ministro de Guerra de abril a diciembre de 1861 por Benito Juárez, estaba al mando del ejército que tenía por objetivo impedir que los franceses continuaran avanzando. Así fue como las fuerzas el Ejército Mexicano se concentraron en las comandadas por el Ministro de Guerra y también por Miguel negrete y Porfirio Díaz. Esto lo llevó al general Zaragoza a verse frente a frente con los invasores el 28 de abril de 1862 en Acultzingo en la denominada “Batalla de las Cumbres”, mientras el comandante Lorencez movilizaba a las tropas francesas en dirección a la ciudad de México.

Era evidente que el Ejército Mexicano, de creación improvisada y con artillería vieja no tenía la oportunidad contra las tropas francesas. Sin embargo, al llegar a Puebla, con sus frentes fortificados decidieron atacar a las tropas mexicanas. Así, se trató de una de las más duras batallas de la historia del país. Los franceses tuvieron más de 500 bajas mientras los mexicanos tuvieron unos 100 pues al quedarse sin balas atacaron con machetes, piedras e incluso con las balas de cañones golpeando a sus contrincantes. Fue entonces cuando el comandante francés en la tercera replegada de sus tropas decidió retirarse. Entonces Zaragoza envió una carta al presidente Juárez diciendo “Puede ser que ellos sean el mejor ejército del mundo per nosotros somos los mejores hijos de México”.

Magistrado del Tribunal Superior de Justicia.

Durante la década de los 60 la situación del país era crítica, pues recién había perdido la mitad de su territorio y acababa de suceder la Guerra de Reforma; gracias a la cual, la Nación se encontraba dividida entre liberales y conservadores. Además de que el 70% de los recursos económicos el país estaban destinados al pago de deudas externas hacia tres potencias europeas.

Corría el año de 1861, cuando Benito Juárez (Presidente de México) decidió en el mes de julio suspender temporalmente los pagos de la deuda extrajera a Francia, Inglaterra y España; acto que generó descontento con los gobiernos de aquellos países; quienes en busca de hacer valer sus exigencias dirigieron inmediatamente sus naves rumbo al puerto de Veracruz buscando invadir territorio mexicano.

Así fue como el 17 de diciembre llegaron las tropas españolas y 20 días más tarde, el 07 de enero de 1862 las tropas españolas e inglesas. Los gobiernos español e inglés llegaron a acuerdos con las autoridades mexicanas, por medio del “Acuerdo de la Soledad”, tras la invitación del Presidente de México a dialogar llegar a un acuerdo; sin embargo, no fue el caso con las tropas francesas; quienes decidieron permanecer en territorio mexicano y concretar la invasión.

El general Ignacio Zaragoza, nombrado Ministro de Guerra de abril a diciembre de 1861 por Benito Juárez, estaba al mando del ejército que tenía por objetivo impedir que los franceses continuaran avanzando. Así fue como las fuerzas el Ejército Mexicano se concentraron en las comandadas por el Ministro de Guerra y también por Miguel negrete y Porfirio Díaz. Esto lo llevó al general Zaragoza a verse frente a frente con los invasores el 28 de abril de 1862 en Acultzingo en la denominada “Batalla de las Cumbres”, mientras el comandante Lorencez movilizaba a las tropas francesas en dirección a la ciudad de México.

Era evidente que el Ejército Mexicano, de creación improvisada y con artillería vieja no tenía la oportunidad contra las tropas francesas. Sin embargo, al llegar a Puebla, con sus frentes fortificados decidieron atacar a las tropas mexicanas. Así, se trató de una de las más duras batallas de la historia del país. Los franceses tuvieron más de 500 bajas mientras los mexicanos tuvieron unos 100 pues al quedarse sin balas atacaron con machetes, piedras e incluso con las balas de cañones golpeando a sus contrincantes. Fue entonces cuando el comandante francés en la tercera replegada de sus tropas decidió retirarse. Entonces Zaragoza envió una carta al presidente Juárez diciendo “Puede ser que ellos sean el mejor ejército del mundo per nosotros somos los mejores hijos de México”.

Magistrado del Tribunal Superior de Justicia.