/ lunes 4 de febrero de 2019

Maestro José Lazcarro

El maestro y artista plástico José Lazcarro ha publicado su autobiografía. No la ha escrito él, pero sí la esbozó y Emma Yanes Rizo, con su magnífica pluma, el autorretrato ha firmado. El miércoles 30 de enero, en presencia del gobernador Guillermo Pacheco Pulido, ambos han presentado el libro en la Biblioteca Palafoxiana, editado por la Secretaría de Cultura y Turismo de Puebla, en 2018. El evento, al que fui gratamente invitado en mi calidad de Presidente de la Corresponsalía Puebla, del Seminario de Cultura Mexicana, ha resultado un regocijo para el ámbito artístico de nuestro Estado. ¿Por qué? La respuesta es la gratitud que todos sentimos por la generosidad de conocer una vida dedicada a la creación artística, a la gestión cultural y a la docencia.

“Maestro” han sido llamado pocos, y sí los hombres que con sabiduría, talento y humildad enseñan y educan a sus prójimos-próximos sus sobrados talentos. En la Biblioteca Palafoxiana, tuvimos el honor de contar con dos maestros en la misma mesa, uno con la maestría en las artes y el otro en la política y el derecho.

El Gobernador, Don Guillermo Pacheco Pulido, continúa dictando cátedra. Al arribar al lugar, con gran sencillez buscó su asiento en el público, respetando el espacio y el momento del homenajeado. Después de invitarlo a que nos acompañara, amablemente accedió a sentarse en una de las orillas del presídium.

Por su parte, el maestro Lazcarro es una guía para diversas generaciones, cambiando, seguramente, y para bien, destinos. Al terminar de leer el libro Raíces. José Lazcarro en la colonia Guerrero recuerdo la frase de Max Jacob: “Yo abriría una escuela de vida interior, y escribiría en la puerta: Escuela de arte”, pues así parece que la vida de este gran pintor se ha erigido: como un edificio de la indisoluble fórmula que es vivir para el arte y hacer del arte una forma de vivir.

En el marco urbano de la mítica colonia Guerrero de la ciudad de México, y en una vuelta de tuerca, pues nació en Puebla, José Lazcarro Toquero vivió su infancia y primera juventud. Años convulsos, intensos y determinantes política y socialmente para los días que hoy transcurren. La colonia Guerrero se volvió protagonista de la vida del maestro, al lado de personajes tan emblemáticos como los grandes boxeadores Kid Azteca, El Chango Casanova o el Pajarito Moreno; así también, el popular cronista Ángel Fernández, el cantautor Ferrusquilla, o los increíbles luchadores Blue Demon y el Cavernario Galindo. En estas calles de Zaragoza y después de Degollado, pudo descubrir tempranamente su vocación artística que le permitiría ingresar a la antigua Academia de San Carlos, conocida como la Esmeralda y allí forjarse como el gran y reconocido pintor que hoy es.

Vale la pena leer sus memorias pues son éstas una crónica, y otra más de sus enseñanzas, de cómo su obra no ha sido un evento fortuito sino, mas bien, una pintura que pincelazo a pincelazo él ha concebido. Todas sus vivencias se han encaminado a la apreciación de la belleza estética, a la admiración del milagro de vivir y a la sensibilización por forjarse un destino más humano, mismo que lo ha llevado por los pasillos diversas escuelas de Artes Plásticas como la de la Universidad de las Américas Puebla, y a ser reconocido en el extranjero en tantas exposiciones.

Enhorabuena al maestro Lazcarro –quien, y vale la pena señalar, también es Vicepresidente del Seminario de Cultura Mexicana Corresponsalía Puebla--, por este primer tomo de una biografía a la que le faltan, todavía y para fortuna de los poblanos, muchas páginas por escribir y por pintar al lado de su familia que encabeza, como le llama cariñosamente en estos sus recuerdos a su esposa, “su linda muñequita”.

“Todos somos hoy lo que hemos vivido ayer…sin duda.”


Facebook: David Villanueva Lomelí

www.davidvillanueva.mx

El maestro y artista plástico José Lazcarro ha publicado su autobiografía. No la ha escrito él, pero sí la esbozó y Emma Yanes Rizo, con su magnífica pluma, el autorretrato ha firmado. El miércoles 30 de enero, en presencia del gobernador Guillermo Pacheco Pulido, ambos han presentado el libro en la Biblioteca Palafoxiana, editado por la Secretaría de Cultura y Turismo de Puebla, en 2018. El evento, al que fui gratamente invitado en mi calidad de Presidente de la Corresponsalía Puebla, del Seminario de Cultura Mexicana, ha resultado un regocijo para el ámbito artístico de nuestro Estado. ¿Por qué? La respuesta es la gratitud que todos sentimos por la generosidad de conocer una vida dedicada a la creación artística, a la gestión cultural y a la docencia.

“Maestro” han sido llamado pocos, y sí los hombres que con sabiduría, talento y humildad enseñan y educan a sus prójimos-próximos sus sobrados talentos. En la Biblioteca Palafoxiana, tuvimos el honor de contar con dos maestros en la misma mesa, uno con la maestría en las artes y el otro en la política y el derecho.

El Gobernador, Don Guillermo Pacheco Pulido, continúa dictando cátedra. Al arribar al lugar, con gran sencillez buscó su asiento en el público, respetando el espacio y el momento del homenajeado. Después de invitarlo a que nos acompañara, amablemente accedió a sentarse en una de las orillas del presídium.

Por su parte, el maestro Lazcarro es una guía para diversas generaciones, cambiando, seguramente, y para bien, destinos. Al terminar de leer el libro Raíces. José Lazcarro en la colonia Guerrero recuerdo la frase de Max Jacob: “Yo abriría una escuela de vida interior, y escribiría en la puerta: Escuela de arte”, pues así parece que la vida de este gran pintor se ha erigido: como un edificio de la indisoluble fórmula que es vivir para el arte y hacer del arte una forma de vivir.

En el marco urbano de la mítica colonia Guerrero de la ciudad de México, y en una vuelta de tuerca, pues nació en Puebla, José Lazcarro Toquero vivió su infancia y primera juventud. Años convulsos, intensos y determinantes política y socialmente para los días que hoy transcurren. La colonia Guerrero se volvió protagonista de la vida del maestro, al lado de personajes tan emblemáticos como los grandes boxeadores Kid Azteca, El Chango Casanova o el Pajarito Moreno; así también, el popular cronista Ángel Fernández, el cantautor Ferrusquilla, o los increíbles luchadores Blue Demon y el Cavernario Galindo. En estas calles de Zaragoza y después de Degollado, pudo descubrir tempranamente su vocación artística que le permitiría ingresar a la antigua Academia de San Carlos, conocida como la Esmeralda y allí forjarse como el gran y reconocido pintor que hoy es.

Vale la pena leer sus memorias pues son éstas una crónica, y otra más de sus enseñanzas, de cómo su obra no ha sido un evento fortuito sino, mas bien, una pintura que pincelazo a pincelazo él ha concebido. Todas sus vivencias se han encaminado a la apreciación de la belleza estética, a la admiración del milagro de vivir y a la sensibilización por forjarse un destino más humano, mismo que lo ha llevado por los pasillos diversas escuelas de Artes Plásticas como la de la Universidad de las Américas Puebla, y a ser reconocido en el extranjero en tantas exposiciones.

Enhorabuena al maestro Lazcarro –quien, y vale la pena señalar, también es Vicepresidente del Seminario de Cultura Mexicana Corresponsalía Puebla--, por este primer tomo de una biografía a la que le faltan, todavía y para fortuna de los poblanos, muchas páginas por escribir y por pintar al lado de su familia que encabeza, como le llama cariñosamente en estos sus recuerdos a su esposa, “su linda muñequita”.

“Todos somos hoy lo que hemos vivido ayer…sin duda.”


Facebook: David Villanueva Lomelí

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