/ jueves 2 de julio de 2020

Mega alianza electoral en ciernes contra Morena

¿Podría el Partido de la Revolución Democrática (PRD) hacer lo que en el pasado no se ha podido concretar ni en Puebla ni a nivel nacional, y que hasta este momento se ha considerado una alternativa político-electoral absolutamente inviable, que el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) sumen fuerzas en los comicios intermedios de 2021?

El secretario general del Comité Ejecutivo Nacional del partido del sol azteca, Ángel Ávila Romero, hizo este jueves un anuncio que debió levantar las cejas y preocupar a varios no solo en las oficinas de Palacio Nacional, allá en la capital del país, sino en los cuarteles de guerra electoral que ya operan en varias de las entidades del país donde habrá comicios el próximo año, como Puebla.

Según Ávila Romero, el PRD evaluará en su siguiente congreso nacional si modifica sus estatutos para permitir una alianza con el PRI, dado que al interior del instituto se han planteado hacer una gran coalición de siglas que haga frente al Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y le quite la hegemonía que ahora tiene, como el nuevo partido oficial.

El anuncio no es menor, por dos razones.

Primero, porque el PRI ya respondió, y lo hizo ni más ni menos que a través del presidente del Comité Ejecutivo Nacional.

Alejandro Moreno Cárdenas, a quien se le percibía o se la sabía cercano al huésped de Palacio Nacional, Andrés Manuel López Obrador, ya dijo que sí, que su partido está abierto a concretar una alianza con el PRD, como lo ha propuesto quien en realidad funge como dirigente nacional de ese instituto.

Y segundo, porque el mismo PRD ha planteado llevar a cabo una alianza con el blanquiazul, lo que, en automático, en caso de avanzar en las negociaciones, armaría una coalición muchas veces pensada, pero jamás realizada, entre el PAN, el PRD ¡y el PRI!

El perredismo podría servir de puente entre el panismo y el priismo para llevar a cabo una unión de fuerzas que en el pasado ha sido imposible de hacer, al menos en el papel.

Puebla es un ejemplo consumado, donde, pese a los acuerdos ocultos debajo de la mesa, el PAN y el PRI han sido históricos enemigos a muerte.

Si el planteamiento de Ángel Ávila prospera, si a Alejandro Moreno no le jalan las orejas desde la Secretaría de Gobernación, donde ¡¿todavía?! despacha Olga Sánchez Cordero, y si Marko Cortés Mendoza decide entrarle con todo en la guerra contra Morena, podría estar gestándose un trabuco que acabará por quitarle el sueño al grupo en el poder estatal, liderado por el gobernador Luis Miguel Barbosa, a sus operadores electorales y a los comandantes en jefe de Morena, quienes estarán al frente de la contienda que se avecina.

Solos, el PRD y el PRI, ya no significan gran cosa, pero juntos, en alianza con el PAN, adquirirían una nueva relevancia.

Un buen equipo electoral, en el estado de Puebla, podría ir con mayores posibilidades de triunfo a unos comicios a los que ya de por sí enfrentará a un Morena debilitado por el mal desempeño de los gobernantes emanados de sus filas.

Por supuesto, no será fácil.

Además de las resistencias naturales que pondrá el lopezobradorismo para que la mega alianza opositora se concrete, también influirán los intereses internos, a veces más fuertes.

Si repartir candidaturas dentro de un mismo partido representa una labor titánica, hacerlo en tres, con un mismo número de puestos de elección popular por disputar, es aún más complejo.

Twitter: @jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com




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¿Podría el Partido de la Revolución Democrática (PRD) hacer lo que en el pasado no se ha podido concretar ni en Puebla ni a nivel nacional, y que hasta este momento se ha considerado una alternativa político-electoral absolutamente inviable, que el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) sumen fuerzas en los comicios intermedios de 2021?

El secretario general del Comité Ejecutivo Nacional del partido del sol azteca, Ángel Ávila Romero, hizo este jueves un anuncio que debió levantar las cejas y preocupar a varios no solo en las oficinas de Palacio Nacional, allá en la capital del país, sino en los cuarteles de guerra electoral que ya operan en varias de las entidades del país donde habrá comicios el próximo año, como Puebla.

Según Ávila Romero, el PRD evaluará en su siguiente congreso nacional si modifica sus estatutos para permitir una alianza con el PRI, dado que al interior del instituto se han planteado hacer una gran coalición de siglas que haga frente al Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y le quite la hegemonía que ahora tiene, como el nuevo partido oficial.

El anuncio no es menor, por dos razones.

Primero, porque el PRI ya respondió, y lo hizo ni más ni menos que a través del presidente del Comité Ejecutivo Nacional.

Alejandro Moreno Cárdenas, a quien se le percibía o se la sabía cercano al huésped de Palacio Nacional, Andrés Manuel López Obrador, ya dijo que sí, que su partido está abierto a concretar una alianza con el PRD, como lo ha propuesto quien en realidad funge como dirigente nacional de ese instituto.

Y segundo, porque el mismo PRD ha planteado llevar a cabo una alianza con el blanquiazul, lo que, en automático, en caso de avanzar en las negociaciones, armaría una coalición muchas veces pensada, pero jamás realizada, entre el PAN, el PRD ¡y el PRI!

El perredismo podría servir de puente entre el panismo y el priismo para llevar a cabo una unión de fuerzas que en el pasado ha sido imposible de hacer, al menos en el papel.

Puebla es un ejemplo consumado, donde, pese a los acuerdos ocultos debajo de la mesa, el PAN y el PRI han sido históricos enemigos a muerte.

Si el planteamiento de Ángel Ávila prospera, si a Alejandro Moreno no le jalan las orejas desde la Secretaría de Gobernación, donde ¡¿todavía?! despacha Olga Sánchez Cordero, y si Marko Cortés Mendoza decide entrarle con todo en la guerra contra Morena, podría estar gestándose un trabuco que acabará por quitarle el sueño al grupo en el poder estatal, liderado por el gobernador Luis Miguel Barbosa, a sus operadores electorales y a los comandantes en jefe de Morena, quienes estarán al frente de la contienda que se avecina.

Solos, el PRD y el PRI, ya no significan gran cosa, pero juntos, en alianza con el PAN, adquirirían una nueva relevancia.

Un buen equipo electoral, en el estado de Puebla, podría ir con mayores posibilidades de triunfo a unos comicios a los que ya de por sí enfrentará a un Morena debilitado por el mal desempeño de los gobernantes emanados de sus filas.

Por supuesto, no será fácil.

Además de las resistencias naturales que pondrá el lopezobradorismo para que la mega alianza opositora se concrete, también influirán los intereses internos, a veces más fuertes.

Si repartir candidaturas dentro de un mismo partido representa una labor titánica, hacerlo en tres, con un mismo número de puestos de elección popular por disputar, es aún más complejo.

Twitter: @jorgerdzc

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