/ domingo 31 de mayo de 2020

Mercado y Estado en tiempos de pandemia

Hace poco leía a un cibernauta que molesto “denunciaba” a algún restaurantero de abrir clandestinamente sus puertas para dar servicio a personas que lo solicitaban. También he escuchado a otros calificar de “inconscientes” a quienes abren sus negocios, tienditas de la esquina, fondas, locales en el mercado, que no tienen las mínimas condiciones de sana distancia, porque no había manera de disponerlo así. Aquí la pregunta es ¿cómo asegurar el sustento? ¿es primero la salud o la supervivencia diaria? Un verdadero dilema para todos.

Las condiciones históricas que llevaron a Karl Marx a proponer en el “Manifiesto Comunista” (1848) un sistema para terminar de una vez y por todas al capitalismo inglés de Adam Smith, que se había adueñado de las economías nacionales en el siglo XIX, mostraban graves conflictos entre trabajadores y patrones, proletarios y burgueses. Cuando se pasó del feudalismo al capitalismo, sostiene Marx, se continuó con la explotación de muchos en manos de muy pocos. Estas condiciones, claro, han cambiado radicalmente después de 172 años.

Marx asocia a la aristocracia, al burgués y al pequeño burgués como holgazanes que abusan explotando el trabajo del pobre, del proletario. Bueno, las condiciones sociales y laborales sí expresaron enormes abusos y deplorables condiciones para el trabajador. Las denuncias no se asocian con el nacimiento de la administración como ciencia con Charles-Jean Babtiste Bonnin (1808), y el enfoque clásico hasta 1890 con Henry Towne, Frederick Winslow Taylor (1911) y Henry Ford (1930), para empezar a cambiar el mundo laboral con prácticas de seguridad en el trabajo, señalética, vestimenta, organización interna, especialidades, etc.

El otro lado del mundo laboral está en la legislación en la que el Estado es el actor principal. Aquí sí que influyeron los movimientos sociales, manifestaciones, huelgas, con demandas muy claras para que los gobiernos reaccionaran e introdujeran los grandes cambios y leyes en el mundo del trabajo, hasta ahora. Reducción de horas laborales, jornadas de semana inglesa (con un día de asueto), vacaciones, sueldos, seguridad social, acceso a vivienda, salud, maternidad sin riesgos, y más. Demandas que se concentraron en sindicatos organizados para exigir mejores condiciones laborales en el siglo XX. Con la Guerra Fría se disputaba el poder en dos bloques, capitalismo y socialismo (no el comunismo, que había quedado como la última etapa de la revolución). Aunque Rusia

Ya para finales de los 80s las condiciones sociales tienen un giro inesperado, el narcotráfico en América Latina, la delincuencia se dispara con secuestros, robos, y el mundo laboral se hace difícil, arriesgado, con un Estado rebasado en muchos casos para dar seguridad pública. Llegamos al siglo XXI entonces con graves problemas, todos, empresarios, trabajadores asalariados y gobiernos.

De hecho, los aristócratas del siglo XIX y principios del XX desaparecen casi hasta la extinción, aunque se mantienen 11 gobiernos monárquicos (como Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Jordania y el Vaticano), 5 con algún poder político (Mónaco, Tailandia, Liechtenstein, Tonga, Bután), y 12 monarquías ceremoniales (como Reino Unido, Japón, Luxemburgo), pero llega una clase gobernante a los estados de las nuevas democracias con sistemas electorales (aristócratas todos, según Marx). Los empresarios y microempresarios (burgueses y pequeños burgueses), hasta fueron promovidos, por ejemplo en México con Vicente Fox con programas para abrir “changarros”. Los sindicatos se desfiguraron y corrompieron, trabajadores (proletarios) pudieron ver su conversión como emprendedores (incluso informales), además de tener un trabajo formal. ¿Es condenable? No, es una cultura del esfuerzo, pero el Estado sigue rebasado y en deuda social, porque no hay suficiente seguridad ni condiciones para que prosperen, y ahora menos con ese fantasma que recorre el mundo, el covid-19. La mano invisible del mercado sí es real, igual que los Estados en shock.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Hace poco leía a un cibernauta que molesto “denunciaba” a algún restaurantero de abrir clandestinamente sus puertas para dar servicio a personas que lo solicitaban. También he escuchado a otros calificar de “inconscientes” a quienes abren sus negocios, tienditas de la esquina, fondas, locales en el mercado, que no tienen las mínimas condiciones de sana distancia, porque no había manera de disponerlo así. Aquí la pregunta es ¿cómo asegurar el sustento? ¿es primero la salud o la supervivencia diaria? Un verdadero dilema para todos.

Las condiciones históricas que llevaron a Karl Marx a proponer en el “Manifiesto Comunista” (1848) un sistema para terminar de una vez y por todas al capitalismo inglés de Adam Smith, que se había adueñado de las economías nacionales en el siglo XIX, mostraban graves conflictos entre trabajadores y patrones, proletarios y burgueses. Cuando se pasó del feudalismo al capitalismo, sostiene Marx, se continuó con la explotación de muchos en manos de muy pocos. Estas condiciones, claro, han cambiado radicalmente después de 172 años.

Marx asocia a la aristocracia, al burgués y al pequeño burgués como holgazanes que abusan explotando el trabajo del pobre, del proletario. Bueno, las condiciones sociales y laborales sí expresaron enormes abusos y deplorables condiciones para el trabajador. Las denuncias no se asocian con el nacimiento de la administración como ciencia con Charles-Jean Babtiste Bonnin (1808), y el enfoque clásico hasta 1890 con Henry Towne, Frederick Winslow Taylor (1911) y Henry Ford (1930), para empezar a cambiar el mundo laboral con prácticas de seguridad en el trabajo, señalética, vestimenta, organización interna, especialidades, etc.

El otro lado del mundo laboral está en la legislación en la que el Estado es el actor principal. Aquí sí que influyeron los movimientos sociales, manifestaciones, huelgas, con demandas muy claras para que los gobiernos reaccionaran e introdujeran los grandes cambios y leyes en el mundo del trabajo, hasta ahora. Reducción de horas laborales, jornadas de semana inglesa (con un día de asueto), vacaciones, sueldos, seguridad social, acceso a vivienda, salud, maternidad sin riesgos, y más. Demandas que se concentraron en sindicatos organizados para exigir mejores condiciones laborales en el siglo XX. Con la Guerra Fría se disputaba el poder en dos bloques, capitalismo y socialismo (no el comunismo, que había quedado como la última etapa de la revolución). Aunque Rusia

Ya para finales de los 80s las condiciones sociales tienen un giro inesperado, el narcotráfico en América Latina, la delincuencia se dispara con secuestros, robos, y el mundo laboral se hace difícil, arriesgado, con un Estado rebasado en muchos casos para dar seguridad pública. Llegamos al siglo XXI entonces con graves problemas, todos, empresarios, trabajadores asalariados y gobiernos.

De hecho, los aristócratas del siglo XIX y principios del XX desaparecen casi hasta la extinción, aunque se mantienen 11 gobiernos monárquicos (como Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Jordania y el Vaticano), 5 con algún poder político (Mónaco, Tailandia, Liechtenstein, Tonga, Bután), y 12 monarquías ceremoniales (como Reino Unido, Japón, Luxemburgo), pero llega una clase gobernante a los estados de las nuevas democracias con sistemas electorales (aristócratas todos, según Marx). Los empresarios y microempresarios (burgueses y pequeños burgueses), hasta fueron promovidos, por ejemplo en México con Vicente Fox con programas para abrir “changarros”. Los sindicatos se desfiguraron y corrompieron, trabajadores (proletarios) pudieron ver su conversión como emprendedores (incluso informales), además de tener un trabajo formal. ¿Es condenable? No, es una cultura del esfuerzo, pero el Estado sigue rebasado y en deuda social, porque no hay suficiente seguridad ni condiciones para que prosperen, y ahora menos con ese fantasma que recorre el mundo, el covid-19. La mano invisible del mercado sí es real, igual que los Estados en shock.

*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com