/ martes 12 de noviembre de 2019

Montero Ponce: amigo y maestro

Con más de 70 años ejerciendo el oficio de periodista, don Enrique Montero Ponce cumple 50 años ininterrumpidos en la radio poblana con su programa informativo “Tribuna”.

Tal acontecimiento, que lo consolida como un personaje icónico e inigualable, será festejado la noche de este miércoles con una cena que promete ser memorable y en la que además de anunciarse la ratificación de su premio Guinness, se dará a conocer su ingreso, por demás merecido, al Salón de las Voces del Deporte Mexicano, proyecto que ha recuperado los momentos más gloriosos y memorables en la historia del deporte de nuestro país, con un acervo que ya se exhibe en el archivo de la Fonoteca Nacional.

La inclusión de Montero Ponce en este gran proyecto, su incorporación a la palestra de los más notables cronistas del país, bien podría ser el colofón de su larga y frondosa carrera periodística, ya que ahí se resguarda el acervo histórico con grabaciones originales de las voces que han relatado los mejores momentos de la historia del deporte mexicano, además de incluir entrevistas con aquellos cronistas, como el caso de Don Enrique, que aún se encuentren con vida.

Voces del Deporte Mexicano se divide en tres grandes proyectos: Libro, Video documental y Micrositio, en el que se podrán revivir los pasajes más memorables del periodismo deportivo de nuestro país.

Entre las figuras ya incluidas destacan personajes de la talla de Jorge ‘Sonny’ Alarcón, Fernando Alonso Avilés, Antonio Andere, Óscar ‘El Rápido’ Esquivel, Ángel Fernández, Agustín González ‘Escopeta’, Roberto Hernández Junior, Fernando Luengas, Fernando Marcos, Pedro ‘El Mago’ Septién, y Francisco Ruviales, mejor conocido como ‘Paco Malgesto’.

Así también, Pepe Alameda, Tomás Morales, Ignacio Matus, Manuel Seyde, Jorge ‘El Che’ Ventura, Gerardo Peña, Teodoro Cano y Pancho Contreras, entre otros.

Por ello es muy afortunado que la nominación de Montero Ponce coincida con su permanencia durante 50 años en la radio poblana, de modo que su presencia quedará perpetuada, como extensión de sus memorias publicadas justo año, en la muy recomendable edición titulada “La aventura de vivir”.

En dicho texto de casi 300 páginas, Montero Ponce relata en 25 capítulos los momentos estelares y más significativos de su vida, refiriendo hechos, lugares, acontecimientos y ricas anécdotas vinculadas a diversos personajes del ámbito deportivo y de la vida política y social de la entidad.

De manera personal tengo mimetizada la figura de Montero Ponce. Lo escuché desde niño, durante el trayecto a la escuela en que mi padre lo sintonizaba en el radio de automóvil, pues desde esa edad ya florecía en mi interior la vocación periodística, de manera que me parecía cautivante su estilo de comentar las noticias.

Muchos años después, como reportero de deportes de Televisa, tuve un encuentro casual y muy amistoso con él en los vestidores del Estadio Azteca, al finalizar un partido nocturno del Cruz Azul, mientras platicaba con el Presidente del equipo, el legendario Don Guillermo Álvarez Macías.

En mi regreso a Puebla a inicios de los ´90 tuvimos frecuentes conversaciones, que luego se alargaron a mi paso como servidor público en tareas de comunicación en el Ayuntamiento de Puebla, el Congreso del Estado, el gobierno estatal, la BUAP y la UDLAP y ahora en el Instituto Electoral, además que en un par de ocasiones tuve la oportunidad de laborar en su empresa multimedia.

Y más aún, como parte del aquél grupo amistoso “2 de Julio” que de manera informal se configuró en su entorno con notables comunicadores poblanos: Juan Carlos Valerio, hoy en Imagen TV-Puebla, Javier López Díaz de 5Radio, Carlos Martín Huerta de ACIR, el amigo de todos y de siempre Ismael Ríos.

Fueron decenas de tertulias y de largas conversaciones en que pasábamos del análisis de la vida política y social de Puebla y del país, a la anécdota, al emotivo recuerdo de incontables vivencias y al detalle de los buenos y los no tan buenos pasajes de su vida.

Celebro pues que don Enrique llegue a la cúspide de su vida y que lo haga con ánimo y absoluta lucidez.

Felicidades al amigo y al maestro, con la promesa de hacer siempre vigente su premisa y recomendación, de no desperdiciar ni un minuto la maravillosa aventura de vivir.

Con más de 70 años ejerciendo el oficio de periodista, don Enrique Montero Ponce cumple 50 años ininterrumpidos en la radio poblana con su programa informativo “Tribuna”.

Tal acontecimiento, que lo consolida como un personaje icónico e inigualable, será festejado la noche de este miércoles con una cena que promete ser memorable y en la que además de anunciarse la ratificación de su premio Guinness, se dará a conocer su ingreso, por demás merecido, al Salón de las Voces del Deporte Mexicano, proyecto que ha recuperado los momentos más gloriosos y memorables en la historia del deporte de nuestro país, con un acervo que ya se exhibe en el archivo de la Fonoteca Nacional.

La inclusión de Montero Ponce en este gran proyecto, su incorporación a la palestra de los más notables cronistas del país, bien podría ser el colofón de su larga y frondosa carrera periodística, ya que ahí se resguarda el acervo histórico con grabaciones originales de las voces que han relatado los mejores momentos de la historia del deporte mexicano, además de incluir entrevistas con aquellos cronistas, como el caso de Don Enrique, que aún se encuentren con vida.

Voces del Deporte Mexicano se divide en tres grandes proyectos: Libro, Video documental y Micrositio, en el que se podrán revivir los pasajes más memorables del periodismo deportivo de nuestro país.

Entre las figuras ya incluidas destacan personajes de la talla de Jorge ‘Sonny’ Alarcón, Fernando Alonso Avilés, Antonio Andere, Óscar ‘El Rápido’ Esquivel, Ángel Fernández, Agustín González ‘Escopeta’, Roberto Hernández Junior, Fernando Luengas, Fernando Marcos, Pedro ‘El Mago’ Septién, y Francisco Ruviales, mejor conocido como ‘Paco Malgesto’.

Así también, Pepe Alameda, Tomás Morales, Ignacio Matus, Manuel Seyde, Jorge ‘El Che’ Ventura, Gerardo Peña, Teodoro Cano y Pancho Contreras, entre otros.

Por ello es muy afortunado que la nominación de Montero Ponce coincida con su permanencia durante 50 años en la radio poblana, de modo que su presencia quedará perpetuada, como extensión de sus memorias publicadas justo año, en la muy recomendable edición titulada “La aventura de vivir”.

En dicho texto de casi 300 páginas, Montero Ponce relata en 25 capítulos los momentos estelares y más significativos de su vida, refiriendo hechos, lugares, acontecimientos y ricas anécdotas vinculadas a diversos personajes del ámbito deportivo y de la vida política y social de la entidad.

De manera personal tengo mimetizada la figura de Montero Ponce. Lo escuché desde niño, durante el trayecto a la escuela en que mi padre lo sintonizaba en el radio de automóvil, pues desde esa edad ya florecía en mi interior la vocación periodística, de manera que me parecía cautivante su estilo de comentar las noticias.

Muchos años después, como reportero de deportes de Televisa, tuve un encuentro casual y muy amistoso con él en los vestidores del Estadio Azteca, al finalizar un partido nocturno del Cruz Azul, mientras platicaba con el Presidente del equipo, el legendario Don Guillermo Álvarez Macías.

En mi regreso a Puebla a inicios de los ´90 tuvimos frecuentes conversaciones, que luego se alargaron a mi paso como servidor público en tareas de comunicación en el Ayuntamiento de Puebla, el Congreso del Estado, el gobierno estatal, la BUAP y la UDLAP y ahora en el Instituto Electoral, además que en un par de ocasiones tuve la oportunidad de laborar en su empresa multimedia.

Y más aún, como parte del aquél grupo amistoso “2 de Julio” que de manera informal se configuró en su entorno con notables comunicadores poblanos: Juan Carlos Valerio, hoy en Imagen TV-Puebla, Javier López Díaz de 5Radio, Carlos Martín Huerta de ACIR, el amigo de todos y de siempre Ismael Ríos.

Fueron decenas de tertulias y de largas conversaciones en que pasábamos del análisis de la vida política y social de Puebla y del país, a la anécdota, al emotivo recuerdo de incontables vivencias y al detalle de los buenos y los no tan buenos pasajes de su vida.

Celebro pues que don Enrique llegue a la cúspide de su vida y que lo haga con ánimo y absoluta lucidez.

Felicidades al amigo y al maestro, con la promesa de hacer siempre vigente su premisa y recomendación, de no desperdiciar ni un minuto la maravillosa aventura de vivir.