/ viernes 11 de junio de 2021

Morena, la pieza que le falta al gobernador

La confirmada aspiración de Gabriel Biestro Medinilla para hacerse de nueva cuenta de la presidencia estatal de Morena puede parecer una mera ocurrencia a la luz de los antecedentes del personaje, pero también puede ser parte de los planes políticos del gobernador Miguel Barbosa para lograr el control absoluto del partido en la segunda mitad de su mandato.

Con un dirigente morenista de su lado, lo que no había obtenido hasta hoy en gran medida por la resistencia de Claudia Rivera y sus aliados a cederle el poder, Barbosa conseguirá el último de los eslabones que necesita para conducir un cierre de gobierno y un proceso de transición hacia un nuevo sexenio con los hilos en la mano.

Los resultados electorales y la identidad de los candidatos que ganaron en la contienda del domingo permiten prever que el gobernador mantendrá un Poder Legislativo aliado, que los próximos diputados federales no pelearán con él y que gozará de una relación amistosa con los presidentes municipales de los principales ayuntamientos del estado, incluido el más relevante de ellos, Eduardo Rivera Pérez, de la capital.

El escenario para los últimos tres años de su gobierno luce incluso mejor que el que tuvo en los primeros dos.

Salvo la carrera sucesoria, que se moverá mucho en función de las estrategias y la hiperactividad que despliegue cada uno de los aspirantes, del estilo personal y de las ansias por ganar simpatías antes que los demás, el resto de los temas de gestión de gobernabilidad estarán al alcance de su mano.

Incluso con los aspirantes al gobierno del estado Barbosa tendrá oportunidad de intervenir y de sugerirles amablemente que se vayan calmados si quieren tener una fiesta en paz, como ya lo hizo, de manera indirecta, entrelíneas, con Rivera Pérez y el senador Alejandro Armenta Mier, en público, inmediatamente después de la jornada electoral.

La piedra en el zapato, sin embargo, al día de hoy, sigue llamándose Morena.

Los rivales del gobernador, los Garmendia, los Evangelista y los Belmont, continúan al mando de ese partido y todavía no han mandado señales que indiquen que se quitarán de ahí para pasarle la batuta a un nuevo director de orquesta, lo que podría explicar el pronunciamiento de Biestro para exigir la renuncia de los tres y proponerse para el relevo.

El control sobre el partido de López Obrador es la pieza que le falta al mandatario estatal para considerar exitoso el saldo de los comicios.

Sin el mando de Morena enfrenta aún el riesgo de que este partido elija un coordinador de fracción legislativa ajeno a sus intereses y se enfilaría otra vez a una guerrilla preelectoral de cara a la contienda del 2024, con los dirigentes formales complicándole sus deseos para poner en las boletas a personajes que no le simpaticen.

Mario Bracamonte fue un fiasco en su intento por deponer a los líderes.

Biestro no ha exhibido mucha astucia para conseguir sus objetivos, pero quizá ha madurado lo suficiente en estas últimas semanas para dar una sorpresa, incluso al mandatario.

Quizá.

Twitter: @jorgerdzc

La confirmada aspiración de Gabriel Biestro Medinilla para hacerse de nueva cuenta de la presidencia estatal de Morena puede parecer una mera ocurrencia a la luz de los antecedentes del personaje, pero también puede ser parte de los planes políticos del gobernador Miguel Barbosa para lograr el control absoluto del partido en la segunda mitad de su mandato.

Con un dirigente morenista de su lado, lo que no había obtenido hasta hoy en gran medida por la resistencia de Claudia Rivera y sus aliados a cederle el poder, Barbosa conseguirá el último de los eslabones que necesita para conducir un cierre de gobierno y un proceso de transición hacia un nuevo sexenio con los hilos en la mano.

Los resultados electorales y la identidad de los candidatos que ganaron en la contienda del domingo permiten prever que el gobernador mantendrá un Poder Legislativo aliado, que los próximos diputados federales no pelearán con él y que gozará de una relación amistosa con los presidentes municipales de los principales ayuntamientos del estado, incluido el más relevante de ellos, Eduardo Rivera Pérez, de la capital.

El escenario para los últimos tres años de su gobierno luce incluso mejor que el que tuvo en los primeros dos.

Salvo la carrera sucesoria, que se moverá mucho en función de las estrategias y la hiperactividad que despliegue cada uno de los aspirantes, del estilo personal y de las ansias por ganar simpatías antes que los demás, el resto de los temas de gestión de gobernabilidad estarán al alcance de su mano.

Incluso con los aspirantes al gobierno del estado Barbosa tendrá oportunidad de intervenir y de sugerirles amablemente que se vayan calmados si quieren tener una fiesta en paz, como ya lo hizo, de manera indirecta, entrelíneas, con Rivera Pérez y el senador Alejandro Armenta Mier, en público, inmediatamente después de la jornada electoral.

La piedra en el zapato, sin embargo, al día de hoy, sigue llamándose Morena.

Los rivales del gobernador, los Garmendia, los Evangelista y los Belmont, continúan al mando de ese partido y todavía no han mandado señales que indiquen que se quitarán de ahí para pasarle la batuta a un nuevo director de orquesta, lo que podría explicar el pronunciamiento de Biestro para exigir la renuncia de los tres y proponerse para el relevo.

El control sobre el partido de López Obrador es la pieza que le falta al mandatario estatal para considerar exitoso el saldo de los comicios.

Sin el mando de Morena enfrenta aún el riesgo de que este partido elija un coordinador de fracción legislativa ajeno a sus intereses y se enfilaría otra vez a una guerrilla preelectoral de cara a la contienda del 2024, con los dirigentes formales complicándole sus deseos para poner en las boletas a personajes que no le simpaticen.

Mario Bracamonte fue un fiasco en su intento por deponer a los líderes.

Biestro no ha exhibido mucha astucia para conseguir sus objetivos, pero quizá ha madurado lo suficiente en estas últimas semanas para dar una sorpresa, incluso al mandatario.

Quizá.

Twitter: @jorgerdzc