/ jueves 4 de junio de 2020

Muestra Barbosa el parque de guerra contra Gali y Manzanilla

Como no queriendo, el gobernador Miguel Barbosa exhibió en esta misma semana la metralla que tiene para enfrentar a José Antonio Gali y Fernando Manzanilla en caso de que, como desean, se lancen a la caza de la candidatura a la presidencia municipal de Puebla para los comicios del próximo año.

En política no hay casualidades, por lo que no fue casual ni accidental que justo después de que Gali y Manzanilla acumularan algunas semanas en la mira de los medios y de los integrantes de la clase política como aspirantes a un cargo de elección popular, ya sea en el PAN o en Morena, en el caso del diputado federal del PES, Barbosa le recordara al respetable que tanto uno como otro personaje tienen supuestos asuntos pendientes con la justicia.

El gobernador utilizó dos de sus conferencias mañaneras para arrimarle el fuego a Gali, a quien responsabilizó, esta vez de manera directa, porque en el pasado ya había abordado el asunto, pero sin mencionar nombres, de malversar los recursos del seguro para desastres naturales que recibió Puebla tras el sismo de 2017.

Según Barbosa, que ya se vio que sí es capaz de proceder en contra de sus adversarios, como él los llama, como hizo contra Eukid Castañón y como lo intenta hacer contra el rector de la BUAP, Alfonso Esparza, a través de su hija, Gali usó los 220 millones de pesos de ese seguro para temas “sospechosos”, no para la reconstrucción de las casas que fueron declaradas inservibles o de plano sucumbieron por el terremoto del 19 de septiembre de ese año.

“Tengo las pruebas; por eso no querían que llegara yo. Sé en qué lo invirtió”, soltó el mandatario, en el acostumbrado tono amenazante.

El otro de los objetivos, al que le atizó durante casi todas las mañaneras que han transcurrido en esta semana, fue Manzanilla, el aspirante a presidente municipal que, como ya se ha informado aquí, cultiva relaciones y hace alianzas en los dos partidos políticos más importantes del estado: Morena y el PAN.

Al diputado federal le mandó un aviso similar al de Gali: que si lo desea y hace falta puede jalar las riendas del poder que se encuentra en sus manos para meterlo en aprietos legales, tantos que le impedirían hacerse de la candidatura.

Si bien ya le había iniciado una auditoría que se encuentra en proceso, ahora dijo, sin mencionarlo por su nombre, pero en alusión directa a él, que a su paso por la Secretaría de Gobernación manejó los recursos públicos de una partida secreta, a discreción y sin rendirle cuentas a nadie.

“Sí descubrimos que, en el presupuesto de egresos del estado, hubo recursos para la partida secreta (…) de 2013 al 31 de julio de 2019. Claro que puedo decir que no hay ningún documento que acredite cómo fue gastado (el dinero)”, acusó este jueves.

Gali y Manzanilla fueron arremetidos con un mismo tipo de puya esta semana.

A ellos tocará delinear las estrategias pertinentes y emprender las acciones necesarias para enfrentar al aparato estatal en caso de que decidan ir por una candidatura y de que finalmente accedan a ella.

Hoy saben, o confirmaron, y eso, aun en circunstancias adversas, es una ventaja, que el gobernador no los quiere ver, ni en sus más terribles pesadillas, en la siguiente boleta electoral.

No fue un accidente que les mostrara el parque de guerra.

Esa, indirectamente, puede ser una buena noticia para Eduardo Rivera, el otro rival a vencer dentro del partido blanquiazul, quien parece no tener odios acumulados en ningún sector del barbosismo.

@jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx

Como no queriendo, el gobernador Miguel Barbosa exhibió en esta misma semana la metralla que tiene para enfrentar a José Antonio Gali y Fernando Manzanilla en caso de que, como desean, se lancen a la caza de la candidatura a la presidencia municipal de Puebla para los comicios del próximo año.

En política no hay casualidades, por lo que no fue casual ni accidental que justo después de que Gali y Manzanilla acumularan algunas semanas en la mira de los medios y de los integrantes de la clase política como aspirantes a un cargo de elección popular, ya sea en el PAN o en Morena, en el caso del diputado federal del PES, Barbosa le recordara al respetable que tanto uno como otro personaje tienen supuestos asuntos pendientes con la justicia.

El gobernador utilizó dos de sus conferencias mañaneras para arrimarle el fuego a Gali, a quien responsabilizó, esta vez de manera directa, porque en el pasado ya había abordado el asunto, pero sin mencionar nombres, de malversar los recursos del seguro para desastres naturales que recibió Puebla tras el sismo de 2017.

Según Barbosa, que ya se vio que sí es capaz de proceder en contra de sus adversarios, como él los llama, como hizo contra Eukid Castañón y como lo intenta hacer contra el rector de la BUAP, Alfonso Esparza, a través de su hija, Gali usó los 220 millones de pesos de ese seguro para temas “sospechosos”, no para la reconstrucción de las casas que fueron declaradas inservibles o de plano sucumbieron por el terremoto del 19 de septiembre de ese año.

“Tengo las pruebas; por eso no querían que llegara yo. Sé en qué lo invirtió”, soltó el mandatario, en el acostumbrado tono amenazante.

El otro de los objetivos, al que le atizó durante casi todas las mañaneras que han transcurrido en esta semana, fue Manzanilla, el aspirante a presidente municipal que, como ya se ha informado aquí, cultiva relaciones y hace alianzas en los dos partidos políticos más importantes del estado: Morena y el PAN.

Al diputado federal le mandó un aviso similar al de Gali: que si lo desea y hace falta puede jalar las riendas del poder que se encuentra en sus manos para meterlo en aprietos legales, tantos que le impedirían hacerse de la candidatura.

Si bien ya le había iniciado una auditoría que se encuentra en proceso, ahora dijo, sin mencionarlo por su nombre, pero en alusión directa a él, que a su paso por la Secretaría de Gobernación manejó los recursos públicos de una partida secreta, a discreción y sin rendirle cuentas a nadie.

“Sí descubrimos que, en el presupuesto de egresos del estado, hubo recursos para la partida secreta (…) de 2013 al 31 de julio de 2019. Claro que puedo decir que no hay ningún documento que acredite cómo fue gastado (el dinero)”, acusó este jueves.

Gali y Manzanilla fueron arremetidos con un mismo tipo de puya esta semana.

A ellos tocará delinear las estrategias pertinentes y emprender las acciones necesarias para enfrentar al aparato estatal en caso de que decidan ir por una candidatura y de que finalmente accedan a ella.

Hoy saben, o confirmaron, y eso, aun en circunstancias adversas, es una ventaja, que el gobernador no los quiere ver, ni en sus más terribles pesadillas, en la siguiente boleta electoral.

No fue un accidente que les mostrara el parque de guerra.

Esa, indirectamente, puede ser una buena noticia para Eduardo Rivera, el otro rival a vencer dentro del partido blanquiazul, quien parece no tener odios acumulados en ningún sector del barbosismo.

@jorgerdzc

jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx