Ni banderas rojas ni puños cerrados en alto durante el evento oficial donde rindió protesta José “Pepe” Chedraui Budib como alcalde capitalino.
No se dejaron ver tampoco dirigentes de “izquierda” o base social de Morena de sectores marginales del principal centro urbano del estado.
El estilo del evento protocolario y el discurso donde asumió el cargo José Chedraui confirma el perfil de un socialdemócrata, de un empresario progresista que encontró en Morena una afinidad política.
Lejos del perfil ideológico de origen de la presidenta Claudia Sheinbaum, ahora de centro izquierda, el empresario poblano de origen libanés puso en primer plano de su plan de gobierno sacar a sectores de población del rezago social y la pobreza.
Con la atención prioritaria a la desigualdad social, orientada a las periferias de la ciudad capital, incluidas las juntas auxiliares, Chedraui refrenda su compromiso político con Morena para poner primero a los pobres en el centro del plan de gobierno.
En un segundo gobierno de Morena en la ciudad capital, Chedraui se ha echado a cuestas el reto de hacer de Puebla una ciudad moderna, y tiene claro que para lograrlo pasa por abatir la inseguridad pública y el rezago social de amplios sectores de la población.
Si la ciudad no es ni la mitad de su potencial de crecimiento, como lo expuso en su discurso al rendir protesta como alcalde, se ha impuesto una vara muy alta con las metas.
En este contexto, no habrá Cuarta Transformación en la ciudad del futuro si no logra a la par la seguridad pública y superar los índices de pobreza.
José Chedraui es un político experimentado que por su origen como empresario no se marea al subirse a un ladrillo ni ve la función pública como una oportunidad de ascenso social.
Contrario a lo ocurrido a la morenista Claudia Rivera Vivanco que de origen humilde de barrio terminó viviendo en una exclusiva zona residencial y resuelta su vida, pese a presumir ser de “izquierda” de los principios obradoristas de “no robar y no traicionar al pueblo”.
Como destacado hombre de negocios, el entrante alcalde no tiene necesidad de meterle la mano al erario para obtener algún beneficio, y ha ofrecido una rigurosa vigilancia a sus colaboradores para alejarlos de la tentación de servirse de la función pública.
El gobierno municipal que encabezará Chedraui por un trienio demostrará la sensibilidad social del alcalde que se ha propuesto reencauzar la modernidad y grandeza de la ciudad capital.
Como empresario, el edil tiene muy claro que los resultados son medibles en el corto plazo, y más allá del bono democrático poselectoral y del arranque de su administración, la población está urgida de resultados porque requiere soluciones urgentes.
Una de esas mediciones de resultados inmediatos está relacionada con el “bacheometro” que, por lo anunciado, aunque empezará de inmediato, parece muy limitado frente a la demanda de mejora en pavimentación de todas las vialidades.
El reto es mayor por lo complejo y grave de la inseguridad pública que se dejó crecer en seis años de gobierno constitucional en el estado, resultado de la “estrategia” federal de abrazos y no balazos.
Abatir los índices delincuenciales no solo están relacionado con los delitos del fuero común, el problema es mucho mayor porque las facciones de la delincuencia organizada se han instalado en la capital del estado y otros municipios en regiones estratégicas del territorio poblano.
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