En los últimos días, hemos sido testigos de un espectáculo lamentable por parte de la oposición y algunos jueces que buscan frenar una reforma constitucional ya aprobada por las mayorías en ambas Cámaras del Congreso y en los congresos locales.
¡Que no nos vengan con cuentos! Esta reforma al Poder Judicial es legítima, y ningún juez de distrito, ni siquiera la Suprema Corte, puede ponerse por encima de la Constitución.
La ley es clara: la Constitución manda, y punto. Y en este caso, la reforma que se aprobó no es impugnable ni revisable. ¿Por qué? Porque el poder revisor de la Constitución es soberano, y cualquier intento de bloquearlo es simplemente un capricho de quienes se niegan a aceptar la voluntad del pueblo. Esto es un despropósito, es una burla al pueblo y a la democracia misma.
La jueza que ordenó suspender la reforma comete un error garrafal. ¿De qué lado está? ¿Del lado del Poder Legislativo, donde se representa la abrumadora mayoría popular, o del lado de unos burócratas judiciales que actúan como si tuvieran la última palabra? Esta es una muestra más de que el Poder Judicial está secuestrado por intereses que no representan a la gente, sino a un pequeño grupo que no representa a la mayoría.
No es legal bajo ninguna circunstancia cumplir con una suspensión ridícula e inconstitucional. ¿Qué pretenden? Lo que sea que se piense como forma de presión política para lograr su cometido no se va a dar.
El Poder Judicial tiene que ponerse a la altura del pueblo, del momento histórico que vivimos. Desde la Cámara de Diputados, vamos a seguir vigilantes y no nos vamos a quedar callados mientras se intentan estos atropellos.
La reforma es constitucional y está apegada a la legitimidad y legalidad que el pueblo nos dio. Por ello, ¡se debe respetar!
Aquí no se trata de hacer lo que unos cuantos quieren, se trata de hacer lo que el pueblo mandata. Es hora de que las leyes se apliquen como deben ser, sin trampas ni suspensiones absurdas.
La reforma que democratiza y da acceso a este poder a todas y todos VA. La reforma que abre la puerta a que los espacios sean ocupados por todas y todos quienes cumplan los requisitos y no solo por una cúpula VA. La reforma que acaba con los privilegios desmedidos de unos cuantos VA. La construcción de un poder judicial que garantice como derecho la justicia VA.