/ sábado 18 de diciembre de 2021

Navidad 1914: hasta en la guerra puede haber conciliación

Más allá de creer en mesías o salvadores de la humanidad, creo que estas fechas deben servir para hacer un ejercicio de reflexión y guardar una calma que hace mucha falta en una sociedad dividida y llena de rencor, para lo cual narraré un suceso histórico.

Si nos ponemos a pensar cuántas muertes ha causado la religión, especialmente la católica, nos encontraremos con que el número asciende a millones, esto además de tantas otras perversidades que sería imposible mencionar en este momento, pese a esto, también debemos reconocer algunas acciones acertadas, tales como la contribución al desarrollo del derecho neorromanista, el cual se expandió en toda Latinoamérica y la celebración de la navidad.

Estas fiestas acaecidas en diciembre han sido toda una mezcla de tradiciones y creencias: desde el pino de navidad surgido en Alemania, el Santa Claus de origen francés, las piñatas que fueron utilizadas para la evangelización en México y, desde luego, todo el aparato mercadológico propio de los Estados Unidos que hace tan atractivas.

Especialmente esta navidad tendrá un sabor a reencuentro, ya que el año pasado la situación era verdaderamente caótica a causa del covid, es por eso que después de 2 años nuevamente muchas familias y equipos de trabajo se reunirán para poder disfrutar un rato de alegría.

Pues bien, vayamos al hecho: en diciembre de 1914 se vivía el primer año de la que se conoció como la Gran Guerra, las grandes potencias de la época se disputaban el orden mundial y Europa se enfrascaba en una conflagración nunca antes vista.

Los planes de ambos bandos eran ambiciosos, se pensaba que la lucha duraría poco, sin embargo, hubo un estancamiento que ya causaba desesperación apenas unos 5 meses después del asesinato de Francisco Fernando, hecho que detonó las hostilidades.

Los bandos estaban divididos entre los aliados, encabezados por Francia; y los Poderes Centrales, liderados por Alemania, en ese contexto, los germanos pensaron que rodeando Bélgica lograrían una rápida victoria, sin embargo, en la guerra de las trincheras se disputó la mayoría de los combates, sin que un bando pudiera avanzar significativamente.

No se sabe si fue un soldado británico que camino desarmado a la trinchera alemana; o si fueron los soldados del káiser quienes hicieron lo mismo, pero el 24 de diciembre de 1914 hubo una convivencia entre los galos, los teutones y los ingleses, en donde intercambiaron comida, bebieron algunos tragos y hasta se dieron tiempo de realizar un partido de futbol.

La reunión se dio por tener algunos aspectos en común: se trataba de jóvenes de 18 a 25 años, quienes extrañaban a su familia y no deseaban estar bajo los peligros de las ametralladoras y los bombardeos. El continente ya traía arrastrando una historia de luchas y la población ya no quería más esto.

Fue entonces que ese milagro sucedió para sorpresa de todos, en donde los combatientes se quitaron las banderas y los odios entre sus naciones solo para estar felices un momento.

Este hecho nos enseña que, al menos, en estas fechas debemos dejar de estar peleando como mexicanos. Desgraciadamente los complejos y rencores son el común denominador de nuestra vida nacional, pero no creo que alcancen las dimensiones de lo que significó la “guerra que pondría fin a todas las guerras”.

El mundo y el país viven situaciones caóticas, pero esto es un ejemplo de cómo poder conciliar y fraternizar, al menos unos días, no porque haya nacido un supuesto salvador hace dos milenios, sino porque estamos vivos y tenemos la enorme posibilidad de ser felices.

Personalmente creo que Jesús o cualquier otra deidad han sido omisos en muchos aspectos, así que ante el gran silencio de algún dios, el hombre debe tomar la palabra, y eso precisamente se puede hacer estos días mediante una actitud de una concordia, calma y energía para afrontar el 2022, sin esperar un cambio substancial, pero asumiendo que ya el solo hecho de vivir representa toda una maravilla. Como el próximo sábado no habrá periódico, aprovecho para desearles a todos ustedes la mejor de las navidades, a cuidarse del coronavirus y a mantener la sobriedad si maneja, felicidades y hasta la próxima.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Más allá de creer en mesías o salvadores de la humanidad, creo que estas fechas deben servir para hacer un ejercicio de reflexión y guardar una calma que hace mucha falta en una sociedad dividida y llena de rencor, para lo cual narraré un suceso histórico.

Si nos ponemos a pensar cuántas muertes ha causado la religión, especialmente la católica, nos encontraremos con que el número asciende a millones, esto además de tantas otras perversidades que sería imposible mencionar en este momento, pese a esto, también debemos reconocer algunas acciones acertadas, tales como la contribución al desarrollo del derecho neorromanista, el cual se expandió en toda Latinoamérica y la celebración de la navidad.

Estas fiestas acaecidas en diciembre han sido toda una mezcla de tradiciones y creencias: desde el pino de navidad surgido en Alemania, el Santa Claus de origen francés, las piñatas que fueron utilizadas para la evangelización en México y, desde luego, todo el aparato mercadológico propio de los Estados Unidos que hace tan atractivas.

Especialmente esta navidad tendrá un sabor a reencuentro, ya que el año pasado la situación era verdaderamente caótica a causa del covid, es por eso que después de 2 años nuevamente muchas familias y equipos de trabajo se reunirán para poder disfrutar un rato de alegría.

Pues bien, vayamos al hecho: en diciembre de 1914 se vivía el primer año de la que se conoció como la Gran Guerra, las grandes potencias de la época se disputaban el orden mundial y Europa se enfrascaba en una conflagración nunca antes vista.

Los planes de ambos bandos eran ambiciosos, se pensaba que la lucha duraría poco, sin embargo, hubo un estancamiento que ya causaba desesperación apenas unos 5 meses después del asesinato de Francisco Fernando, hecho que detonó las hostilidades.

Los bandos estaban divididos entre los aliados, encabezados por Francia; y los Poderes Centrales, liderados por Alemania, en ese contexto, los germanos pensaron que rodeando Bélgica lograrían una rápida victoria, sin embargo, en la guerra de las trincheras se disputó la mayoría de los combates, sin que un bando pudiera avanzar significativamente.

No se sabe si fue un soldado británico que camino desarmado a la trinchera alemana; o si fueron los soldados del káiser quienes hicieron lo mismo, pero el 24 de diciembre de 1914 hubo una convivencia entre los galos, los teutones y los ingleses, en donde intercambiaron comida, bebieron algunos tragos y hasta se dieron tiempo de realizar un partido de futbol.

La reunión se dio por tener algunos aspectos en común: se trataba de jóvenes de 18 a 25 años, quienes extrañaban a su familia y no deseaban estar bajo los peligros de las ametralladoras y los bombardeos. El continente ya traía arrastrando una historia de luchas y la población ya no quería más esto.

Fue entonces que ese milagro sucedió para sorpresa de todos, en donde los combatientes se quitaron las banderas y los odios entre sus naciones solo para estar felices un momento.

Este hecho nos enseña que, al menos, en estas fechas debemos dejar de estar peleando como mexicanos. Desgraciadamente los complejos y rencores son el común denominador de nuestra vida nacional, pero no creo que alcancen las dimensiones de lo que significó la “guerra que pondría fin a todas las guerras”.

El mundo y el país viven situaciones caóticas, pero esto es un ejemplo de cómo poder conciliar y fraternizar, al menos unos días, no porque haya nacido un supuesto salvador hace dos milenios, sino porque estamos vivos y tenemos la enorme posibilidad de ser felices.

Personalmente creo que Jesús o cualquier otra deidad han sido omisos en muchos aspectos, así que ante el gran silencio de algún dios, el hombre debe tomar la palabra, y eso precisamente se puede hacer estos días mediante una actitud de una concordia, calma y energía para afrontar el 2022, sin esperar un cambio substancial, pero asumiendo que ya el solo hecho de vivir representa toda una maravilla. Como el próximo sábado no habrá periódico, aprovecho para desearles a todos ustedes la mejor de las navidades, a cuidarse del coronavirus y a mantener la sobriedad si maneja, felicidades y hasta la próxima.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.