La Ilustración fue un movimiento intelectual, surgido en el siglo XVIII en Europa y cuyo propósito fue que el conocimiento sirviera para luchar en contra de la superstición, la ignorancia y la tiranía. Pese a que esta corriente duró hasta el principio de la centuria antepasada, parece ser que sus objetivos siguen estando tan vigentes hoy como en ese entonces.
Cuando estudiamos los excesos de los Luises y las condiciones precarias en las que vivía la mayoría de la población, en el país galo de ese entonces, nos percatamos que las causas que dieron origen a la Revolución Francesa son fundadas. A veces perdemos la perspectiva de la época en que vivimos y asumimos que todo está bien, así como lo consideraban los ciudadanos de otros periodos de la historia que son ahora son considerados nefastos.
El mundo no vive su mejor momento en cuanto a desarrollo cultural se refiere; nuestro país no es ajeno a ello, amén de las carencias que siempre nos han caracterizado, así que el panorama se torna bastante complejo.
Ahora bien, en cuanto a los males que pretendía combatir la Ilustración, vamos a analizar cómo están muy presentes en nuestra nación.
En cuanto a la ignorancia tenemos el último lugar que nos dio la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) respecto al aprovechamiento académico, además de las múltiples manifestaciones que hacen ciudadanos, políticos y líderes de opinión respecto a temas que deberían estar bien defendidos. Es lamentable ver cómo hay personas que piensan que México se independizó de Estados Unidos o cosas por el estilo.
En cuanto a la superstición tenemos una enorme cantidad de manifestaciones que lucran fraudulentamente con las creencias de las personas, inclusive en los medios de comunicación masiva, tal es el caso de los programas enteros de tv dedicados al esoterismo. Evidentemente cada quien cree en lo que quiere creer, y quizá esa profesión de fe le dé buenos resultados a alguien, pero en la mayoría de los casos resulta un vil engaño. Desde tiempos añejos, el ser humano se ha interesado y fascinado por la superstición, asumiendo que hay una magia o agente sobrenatural que puede interferir en los hechos terrenales. Yo me quedo con la frase de Jung, cuando señaló: “hasta que el inconciente no se haga conciente, el subconciente dirigirá tu vida y tú le llamarás destino”, es decir, nosotros determinamos lo que nos pasa y no al revés.
En cuanto a la tiranía, quiero señalar que la democracia no ha cumplido sus fines y, en el caso particular de México, nos hemos dado cuenta que la ambición, cinismo y corrupción se ha reforzado, especialmente en algunos gobernadores que se sienten señores feudales. El caso más citado es el de Javier Duarte, pero aquí en Puebla sufrimos una auténtica tiranía en la persona de Rafael Moreno Valle, quien mantuvo un régimen represivo y corrupto, negándose a dejar el poder a costa de las peores artimañas, como el fraude electoral de que fueron testigos millones de poblanos hace un año.
Todo lo anterior crea un panorama adverso, poniendo en duda el discurso de que hay pleno respeto a los derechos humanos, o de que internet proporcionará la información necesaria para mejorar la cultura de la mayoría, cuando vemos que los problemas estructurales no tienen un viso de solución real.
Por lo anterior y haciendo una analogía, creo que no estamos tan alejados de esos habitantes que sufrían hambre y opresión, cuyas conciencias estaban sometidas por la religión y la superstición.
Como dije al inicio, el planta no vive su mejor momento intelectual, así que espero que pueda surgir una Ilustración contemporánea que pueda luchar nuevamente contra los problemas citados que tanto abuso, violencia y muerte han provocado a lo largo de la historia.
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