/ sábado 14 de marzo de 2020

No hay que usar la desgracia para fines políticos

Los altos índices delincuenciales, especialmente los que afectan a las mujeres, y el peligro que representa el coronavirus han sido utilizados, por algunos sujetos, para sacar un provecho político, situación que es totalmente lamentable. Desgraciadamente esto no es nuevo; es un capítulo más de la triste historia de desunión que siempre ha existido en México.

La falta de identidad y cohesión de nuestra patria es un tema que he mencionado en diversas ocasiones; es algo que han tratado diversos autores de renombre y que debemos atender, raciocinio que resultaría útil antes de hacer descalificaciones radicales en contra de tal o cual gobernante, ya que, entre otros fundamentos, los políticos son un reflejo de una parte de los ciudadanos, así de simple y contundente.

Hay muchas críticas respecto a las políticas públicas respecto a los problemas que vivimos, la gente exige soluciones y las quiere pronto, el gran problema es que para haber llegado al estadio en el que estamos tuvieron que conjugarse diversas circunstancias a lo largo de unos años, por lo cual y en una estricta lógica, la solución solo podrá llegar de igual manera, es decir, no se dará al corto plazo, si es que se da.

Pero hagamos un poco de historia, pensemos un poco en la Guerra de Reforma, en la cual conservadores y liberales comprometieron la soberanía de la entonces joven nación, los tratados Mon-Almonte y McLane-Ocampo son evidencia de ello, es decir, a ellos solo les importaban sus intereses y no los de una nación como tal. El problema es que cuando hablamos de México no podemos dar un concepto claro debido a las grandes diferencias en identidad y objetivos de todos los que tenemos la nacionalidad mexicana.

Ahora bien, lo más vil que puede haber es aprovecharse de las tragedias y los problemas para querer promocionarse, es decir, a partir de un hecho siniestro alguien quiere salir como una especie de salvador, denostando totalmente a su rival. En la historia política de México, desde que el PRI perdió la hegemonía, los partidos tienen una doble cara: cuando están en el gobierno y cuando son oposición, es decir, critican lo que hace una administración, pero cuando son parte de ella, hacen prácticamente lo mismo. Ejemplos tenemos de sobra, como cuando Moreno Valle señaló como axioma de campaña: “En Puebla, gobernador no pone gobernador” y eso es lo que hizo precisamente.

Ahora bien, hagamos un repaso de lo sucedido en las dos últimas décadas: Fox se asumió con una especie de libertador cuando le ganó la elección presidencial al Revolucionario Institucional, sin embargo, su papel fue discutible y al final apoyó a Peña Nieto. Después del fraude electoral de 2006, Calderón tuvo un papel sumamente criticado por la guerra vs el narco, para al final acabar con un índice de popularidad muy bajo. EPN regresó al tricolor al poder e inició de una buena manera, sin embargo, acabó con muchos señalamientos que le causaron una derrota estrepitosa a su partido y quizá su extinción. El actual presidente pudo al fin llegar al poder después de años de intentarlo, sin embargo, hay una serie de críticas acerca de su actuar, inclusive hay muchos que lo descalifican totalmente, sin embargo, hay que recordar que los problemas de este país son estructurales y muy de fondo. De modo lamentabilísimo, parece que no importa quién llegue a la presidencia, las cosas no mejoraran hasta que todos, o al menos la mayoría de los mexicanos lo hagan. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Los altos índices delincuenciales, especialmente los que afectan a las mujeres, y el peligro que representa el coronavirus han sido utilizados, por algunos sujetos, para sacar un provecho político, situación que es totalmente lamentable. Desgraciadamente esto no es nuevo; es un capítulo más de la triste historia de desunión que siempre ha existido en México.

La falta de identidad y cohesión de nuestra patria es un tema que he mencionado en diversas ocasiones; es algo que han tratado diversos autores de renombre y que debemos atender, raciocinio que resultaría útil antes de hacer descalificaciones radicales en contra de tal o cual gobernante, ya que, entre otros fundamentos, los políticos son un reflejo de una parte de los ciudadanos, así de simple y contundente.

Hay muchas críticas respecto a las políticas públicas respecto a los problemas que vivimos, la gente exige soluciones y las quiere pronto, el gran problema es que para haber llegado al estadio en el que estamos tuvieron que conjugarse diversas circunstancias a lo largo de unos años, por lo cual y en una estricta lógica, la solución solo podrá llegar de igual manera, es decir, no se dará al corto plazo, si es que se da.

Pero hagamos un poco de historia, pensemos un poco en la Guerra de Reforma, en la cual conservadores y liberales comprometieron la soberanía de la entonces joven nación, los tratados Mon-Almonte y McLane-Ocampo son evidencia de ello, es decir, a ellos solo les importaban sus intereses y no los de una nación como tal. El problema es que cuando hablamos de México no podemos dar un concepto claro debido a las grandes diferencias en identidad y objetivos de todos los que tenemos la nacionalidad mexicana.

Ahora bien, lo más vil que puede haber es aprovecharse de las tragedias y los problemas para querer promocionarse, es decir, a partir de un hecho siniestro alguien quiere salir como una especie de salvador, denostando totalmente a su rival. En la historia política de México, desde que el PRI perdió la hegemonía, los partidos tienen una doble cara: cuando están en el gobierno y cuando son oposición, es decir, critican lo que hace una administración, pero cuando son parte de ella, hacen prácticamente lo mismo. Ejemplos tenemos de sobra, como cuando Moreno Valle señaló como axioma de campaña: “En Puebla, gobernador no pone gobernador” y eso es lo que hizo precisamente.

Ahora bien, hagamos un repaso de lo sucedido en las dos últimas décadas: Fox se asumió con una especie de libertador cuando le ganó la elección presidencial al Revolucionario Institucional, sin embargo, su papel fue discutible y al final apoyó a Peña Nieto. Después del fraude electoral de 2006, Calderón tuvo un papel sumamente criticado por la guerra vs el narco, para al final acabar con un índice de popularidad muy bajo. EPN regresó al tricolor al poder e inició de una buena manera, sin embargo, acabó con muchos señalamientos que le causaron una derrota estrepitosa a su partido y quizá su extinción. El actual presidente pudo al fin llegar al poder después de años de intentarlo, sin embargo, hay una serie de críticas acerca de su actuar, inclusive hay muchos que lo descalifican totalmente, sin embargo, hay que recordar que los problemas de este país son estructurales y muy de fondo. De modo lamentabilísimo, parece que no importa quién llegue a la presidencia, las cosas no mejoraran hasta que todos, o al menos la mayoría de los mexicanos lo hagan. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.