Iniciamos el mes patrio con el ornato acostumbrado, las calles se pintan de verde, blanco y rojo, acompañados de las siluetas de personajes o personas que supuestamente formaron la “nación independiente, humana y generosa”.
Desgraciadamente todo este ambiente festivo, previo al Grito de Dolores, carece de un sustento real. Me encantaría salir a las calles la noche del 15 de septiembre, sabiendo que no seré víctima de algún delincuente o extorsionado por alguna autoridad, gritar de emoción sabiendo que tenemos un buen país, pero eso simplemente no es cierto.
Desde los inicios de la vida nacional, hasta el día de hoy, las diferencias entre los sectores sociales notables y en algunos puntos hasta radicales, lo cual ha desembocado en guerras civiles y revoluciones que no han solucionado los grandes problemas estructurales que poseemos. Tenemos muchas visiones de lo que es la Patria y proyectos de nación muy divergentes que hace que nos veamos como enemigos.
El título de esta editorial lo tomo de una frase de un reconocido intelectual llamado Noam Chomsky, un lingüista, filósofo, activista y politólogo norteamericano de origen judío, quien tiene mucha razón.
En anteriores editoriales he mencionado por qué es un error idealizar a alguien en cualquier historia del mundo, al igual de que hay una tendencia muy notoria al redactar las páginas de los libros referentes al pasado, esto sin mencionar que la historia es parte de un proyecto político que es presentado por el grupo o partido que tiene el poder, lo cual científicamente es incorrecto, sin embargo, esto sucede en prácticamente todas las naciones del mundo.
En nuestro caso es muy difícil determinar quién es un héroe y quién es un traidor por una simple razón: nuestro país está profundamente dividido y es por eso que los calificativos mencionados anteriormente dependen del grupo o interés al que se sirva, con la desgraciadísima circunstancia de que nunca ha existido un proyecto serio de nación y menos aún una identidad y/o unidad que haga que todos los habitantes de este país se vean simplemente como mexicanos, sin hacer diferenciaciones o mostrar ataques entre unos y otros.
Es cierto que toda nación necesita personajes ilustres que motiven a la población a seguir el ejemplo, pero no podemos caer en la fantasía absoluta de idealizar a sujetos que simplemente no tuvieron intenciones de construir un estado donde hubiera una idea de paz y de progreso. Ya en anteriores ocasiones he criticado a personajes como Miguel Hidalgo o Francisco Madero, el primero emitió vivas a favor del monarca español; mientras que el segundo fue apoyado por Estados Unidos para derrocar a un presidente mexicano, lo cual dista mucho de ese imaginario nacionalista que se pregona mucho actualmente.
Ya es tiempo de dejar de estar buscando figuras de culto que pueden llevar a la enajenación y la discordia, deberíamos cambiar el rumbo y buscar ideas que lleven a la construcción de un estado donde haya oportunidades, de poco o nada sirve que se levanten monumentos a los grandes próceres de la patria, mientras tenemos a muchos indígenas chiapanecos huyendo del crimen organizado hacia Guatemala, por solo mencionar un ejemplo de las muchas calamidades que existen y existieron desde hace décadas.
Hoy vivimos momentos muy difíciles para nuestro país, cuyas acciones van a delinear el destino de la nación, es justamente ahora donde las buenas ideas son las que deben surgir y aplicarse, sin caer en radicalismos irracionales que solo nos escinden como nación.
De verdad que me gustaría saber que sí hubo quienes se sacrificaron por una mejor patria, lo cierto es que, en el caso mexicano, se ha dado un saqueo y corrupción de los cuales todos somos responsables, en mayor o menor medida. Hasta la próxima.
@vicente_aven