/ jueves 16 de julio de 2020

Nuevos tiempos tricolores

Al estrenarse como dirigente estatal del PRI, Néstor Camarillo Medina, resaltó que su condición de juventud es elemento que ayudará a imprimirle un nuevo enfoque al tricolor, sin embargo las líneas discursivas del flamante y joven líder evocan los viejos de tiempos del ex partidazo. Ojalá y esa arenga política no sea una mala señal.

El mejor ejemplo de tal posicionamiento es cuando al recién designado presidente provisional se le ha preguntado si hará alianzas partidistas con miras a las elecciones del 2021, a lo que retóricamente Camarillo Medina ha respondido que sí hará alianzas, pero con la sociedad. ¡¡¡Plop!!!

Aunque en el mismo discurso adelanta que no cierra la posibilidad de aliar a su partido con otros institutos políticos, la idea de la “principal alianza es con la sociedad” ha sido una vieja salida de líderes de antaño para dar largas excusas y evitar que el PRI busque alianzas electorales en Puebla; decisión que le ha costado muy cara en los últimos 10 años en la entidad: la pérdida de la gubernatura, la alcaldía capitalina y todo lo demás.

En la misma respuesta implícitamente expone que el tricolor –en estos momentos- no tiene en su agenda una posición definida sobre las posibles alianzas políticas de cara al año electoral, pero tampoco significa que esa falta de claridad sea permanente. Quizá en el trayecto de los meses venideros el PRI pueda aclarar su panorama, aceptar su realidad para así ver la conveniencia de aliarse con otros partidos y quizá solo así, tener la posibilidad de ser más competitivo electoralmente, porque justo ahora está en la lona pese a sus setenta y tantas alcaldías que presume tener juntos con sus 4 curules en el Congreso del Estado.

Por ahora Néstor Camarillo está con un ojo al gato y con otro garabato porque mientras está acomodándose en las oficinas del PRI camotero, al mismo tiempo está con el pendiente de aquellos tricolores que están en desacuerdo con su designación. Algunas figuras que aspiraban a dirigir al partido no están contentas con Néstor y la forma de su arribo y por ello han amagado con una rebelión y hasta renuncias, pero mientras eso sucede el joven dirigente también tendrá que seguirse curtiendo y más en materia electoral si en realidad quiere hacer un papel digno y demostrar lo que ha ofrecido desde el inicio: lograr la unidad, transformar a su partido y ganar elecciones. ¡Ya se verá!

Si en verdad el PRI es un partido que en serio quiere reposicionarse como una opción política, tendrá que ponerse las pilas y pensar en las alianzas electorales ya que tratar de hacerlo de forma independiente, le va a costar mucho trabajo. La simple aritmética demuestra que los números tricolores no le dan para ser competencia y menos si se mide a lado del poderoso Morena con la fuerza que le otorga ser el partido en el poder o frente a un posicionado músculo crítico y opositor que ha mostrado ser el PAN.

En resumen si la joven dirigencia del PRI poblano pretende dar la batalla en el 2021, pues debe tener en cuenta que está a menos de 11 meses de la elección, a menos de 4 meses para que se declare oficialmente el inicio del proceso electoral y por ende, tiene poco tiempo para la selección de candidatas y candidatos y eso le obligará trabajar al 200%. Y quizá un elemento que le ayudaría mucho en los tiempos difíciles, sería recurrir al sabio consejo de los priistas con experiencia pero con visión competitiva.

Al estrenarse como dirigente estatal del PRI, Néstor Camarillo Medina, resaltó que su condición de juventud es elemento que ayudará a imprimirle un nuevo enfoque al tricolor, sin embargo las líneas discursivas del flamante y joven líder evocan los viejos de tiempos del ex partidazo. Ojalá y esa arenga política no sea una mala señal.

El mejor ejemplo de tal posicionamiento es cuando al recién designado presidente provisional se le ha preguntado si hará alianzas partidistas con miras a las elecciones del 2021, a lo que retóricamente Camarillo Medina ha respondido que sí hará alianzas, pero con la sociedad. ¡¡¡Plop!!!

Aunque en el mismo discurso adelanta que no cierra la posibilidad de aliar a su partido con otros institutos políticos, la idea de la “principal alianza es con la sociedad” ha sido una vieja salida de líderes de antaño para dar largas excusas y evitar que el PRI busque alianzas electorales en Puebla; decisión que le ha costado muy cara en los últimos 10 años en la entidad: la pérdida de la gubernatura, la alcaldía capitalina y todo lo demás.

En la misma respuesta implícitamente expone que el tricolor –en estos momentos- no tiene en su agenda una posición definida sobre las posibles alianzas políticas de cara al año electoral, pero tampoco significa que esa falta de claridad sea permanente. Quizá en el trayecto de los meses venideros el PRI pueda aclarar su panorama, aceptar su realidad para así ver la conveniencia de aliarse con otros partidos y quizá solo así, tener la posibilidad de ser más competitivo electoralmente, porque justo ahora está en la lona pese a sus setenta y tantas alcaldías que presume tener juntos con sus 4 curules en el Congreso del Estado.

Por ahora Néstor Camarillo está con un ojo al gato y con otro garabato porque mientras está acomodándose en las oficinas del PRI camotero, al mismo tiempo está con el pendiente de aquellos tricolores que están en desacuerdo con su designación. Algunas figuras que aspiraban a dirigir al partido no están contentas con Néstor y la forma de su arribo y por ello han amagado con una rebelión y hasta renuncias, pero mientras eso sucede el joven dirigente también tendrá que seguirse curtiendo y más en materia electoral si en realidad quiere hacer un papel digno y demostrar lo que ha ofrecido desde el inicio: lograr la unidad, transformar a su partido y ganar elecciones. ¡Ya se verá!

Si en verdad el PRI es un partido que en serio quiere reposicionarse como una opción política, tendrá que ponerse las pilas y pensar en las alianzas electorales ya que tratar de hacerlo de forma independiente, le va a costar mucho trabajo. La simple aritmética demuestra que los números tricolores no le dan para ser competencia y menos si se mide a lado del poderoso Morena con la fuerza que le otorga ser el partido en el poder o frente a un posicionado músculo crítico y opositor que ha mostrado ser el PAN.

En resumen si la joven dirigencia del PRI poblano pretende dar la batalla en el 2021, pues debe tener en cuenta que está a menos de 11 meses de la elección, a menos de 4 meses para que se declare oficialmente el inicio del proceso electoral y por ende, tiene poco tiempo para la selección de candidatas y candidatos y eso le obligará trabajar al 200%. Y quizá un elemento que le ayudaría mucho en los tiempos difíciles, sería recurrir al sabio consejo de los priistas con experiencia pero con visión competitiva.