Al fin ortodoxo en su estilo de ejercer el poder, Guillermo Pacheco Pulido pretende emular algunas de las decisiones políticas del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Así como el tabasqueño optó por no habitar la residencia oficial de Los Pinos, con los argumentos de sobra conocidos, Pacheco Pulido, en calidad de gobernador interino, tampoco planea trasladarse a Casa Puebla, para hacer de ese inmueble su sitio de habitación en los próximos cinco meses.
El nuevo mandatario ha decidido hacer a un lado la tentación de pasarse a vivir a la residencia oficial de Los Fuertes, cuya última remodelación corrió a cargo del finado Rafael Moreno Valle, en 2011, con un costo de 66.6 millones de pesos.
Si López Obrador desechó la opulencia para seguir viviendo como un supuesto simple mortal, Pacheco Pulido hará lo mismo.
Por eso es que al personal que labora en Casa Puebla no se la ha hecho ver al mandatario interino en los primeros dos días de su recién iniciada administración.
La realidad es que no irá, porque no está interesado en ese inmueble.
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Si la unción de Pacheco Pulido en la gubernatura interina podía y debía interpretarse como el espaldarazo de la Oficina Presidencial a las aspiraciones políticas de Luis Miguel Barbosa Huerta en Morena, el arribo de Fernando Manzanilla a la Secretaría General de Gobierno tiene que confirmarlo.
Junto con Gabriel Biestro, presidente ahora sí empoderado de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del Estado, Manzanilla fue el único personaje local que se apostó por Barbosa, en público, en los momentos de crisis política posteriores a la elección de gobernador de 2018.
Manzanilla pasó en poco tiempo de aliado a operador de cabecera de Barbosa, como lo evidenció que apenas el fin de semana pasado anduviera de gira por cuatro municipios de la sierra norte para promover su nueva candidatura.
Sentado ahora en la silla principal de la Secretaría General de Gobierno, la oficina de mayor relevancia política de la administración estatal, será difícil que olvide ese deseo de apoyar al ex senador perredista para tratar de hacerlo gobernador.
De hecho, no querrá olvidar el deseo.
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Cortés, sí; ingenuo, jamás.
El gobernador interino sabe que debe desmantelar, y rápido, la estructura morenovallista incrustada en las áreas más importantes de la administración.
Comenzó con la Secretaría General de Gobierno, donde quitó a Jesús Rodríguez Almeida.
Siguen las secretarías de Finanzas, de Infraestructura, de Desarrollo Social y de Seguridad Pública.
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Fernando Alberto Crisanto Campos condujo ayer el último programa radiofónico como director de noticias de Grupo Oro, en el 94.9 de frecuencia modulada.
El lunes dijo que “sí” a la invitación que le hizo Pacheco Pulido para incorporarse en calidad de director de Comunicación Social del gobierno del estado y el martes ya hizo funciones como titular del área.
El periodista, que es amigo personal del nuevo mandatario, tiene acumulados varios años de experiencia en labores de comunicación y relaciones con los medios.
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Quien dejó de ser coordinadora de Comunicación Social pero no se separó de la administración pública es Sandra Izcoa Reyes.
A la ex colaboradora personalísima de Martha Erika Alonso Hidalgo le propusieron quedarse en la dirección general de Puebla Comunicaciones, y ella aceptó.
Sandra Izcoa marcó siempre una diferencia positiva dentro del morenovallismo en el trato con los medios, lo que le generó a Martha Erika mejores vínculos que los que tuvo en vida Moreno Valle, en menor tiempo.
La decisión de Crisanto, seguramente avalada por Pacheco, de conservar a Izcoa en la administración estatal, fue acertada.
@jorgerdzc
Correo: jrodriguez@elsoldepuebla.com.mx
