/ miércoles 18 de diciembre de 2019

Pago de bono, falsa promesa en la Secretaría de Finanzas

El año se termina y con este se esfuma también la promesa informal a los 700 trabajadores de la Secretaría de Planeación y Finanzas de ver la entrega de dos bonos que estaban pendientes de entrega y que corresponden al tercer y cuarto trimestre del año.

Desde octubre pasado, ya bajo la administración de Luis Miguel Barbosa Huerta, los empleados de la dependencia comenzaron a preocuparse por un aparente retraso en la entrega de este incentivo económico que se les daba cada tres meses, por lo equivalente a un mes de sueldo.

Cierto es que en este paquete de afectados había funcionarios de mediano nivel, con sueldos de 28 mil pesos al mes, pero también hay trabajadores que ganan 6 mil pesos en ese periodo y que la cancelación de ese recurso les pega fuertemente a sus bolsillos.

Como ya le platicaba en una entrega pasada, aquí hay trabajadores de confianza, sindicalizados o eventuales que venían recibiendo sus bonos, por lo menos, desde el sexenio de Manuel Bartlett Díaz y hasta el mes de julio con el gobierno interino de Guillermo Pacheco Pulido, recibieron su segundo depósito.

No obstante, desde octubre, en la dependencia que encabeza María Teresa Castro Corro no ha existido una versión clara sobre la suspensión de ese recurso y quienes llegan a preguntar o reclamar reciben amenazantes respuestas.

Los afectados calculan que la bolsa acumulada de dos trimestres no entregados asciende a 12 millones de pesos que en teoría debieron estar etiquetados para su reparto durante el año.

Días atrás circuló el rumor de que el lunes les sería entregado el dinero, pero no ocurrió así por lo que varios ya están resignados a que el pago es una falsa promesa.

Después del miércoles 23 de octubre, fecha en la que el columnista abordó por primera vez el tema de la suspensión de bono, los burócratas recibieron como respuesta que el pago se haría de manera distribuida mensualmente pero a la luz del tiempo fue una promesa que no se concretó y que pudo tener por objeto apaciguar las aguas.

Algunos de los asalariados acudieron con sus respectivos directivos, no obstante, comentaron a este reportero, lo que recibieron fueron respuestas amenazantes pues les dijeron que el año estaba por terminar y con ello el fin de sus contratos por lo que se atuvieran a que no volvieran a ser considerados.

Entre las quejas de los trabajadores predominan las de aquellos que menos perciben puesto que el bono era un recurso que ayudaba a equilibrar sus ingresos pues no existe otro tipo de gratificación ni cuando trabajan más horas laborales. Y es que en este rango se encuentran los de nivel operativo, los que realizan los trabajos de campo para el cobro de créditos e impuestos.

Así pues, las semanas pasaron y una explicación formal no llegó. El que llegó fue el mes de diciembre cuando se pagó la quincena y el aguinaldo, pero de bono nada.

Y de festejo navideño mejor ni hablamos porque con la llegada de la Cuarta Transformación pensar en un convivio organizado por la dependencia está en chino. Lo más cercano fue un ofrecimiento de una cena con costo por platillo de 300 pesos pero sin que se les dijera ni el lugar ni en qué consistía.

Y hasta la próxima.

salvador_rios@elsoldepuebla.com.mx

Twitter: @elsalvadorrios

El año se termina y con este se esfuma también la promesa informal a los 700 trabajadores de la Secretaría de Planeación y Finanzas de ver la entrega de dos bonos que estaban pendientes de entrega y que corresponden al tercer y cuarto trimestre del año.

Desde octubre pasado, ya bajo la administración de Luis Miguel Barbosa Huerta, los empleados de la dependencia comenzaron a preocuparse por un aparente retraso en la entrega de este incentivo económico que se les daba cada tres meses, por lo equivalente a un mes de sueldo.

Cierto es que en este paquete de afectados había funcionarios de mediano nivel, con sueldos de 28 mil pesos al mes, pero también hay trabajadores que ganan 6 mil pesos en ese periodo y que la cancelación de ese recurso les pega fuertemente a sus bolsillos.

Como ya le platicaba en una entrega pasada, aquí hay trabajadores de confianza, sindicalizados o eventuales que venían recibiendo sus bonos, por lo menos, desde el sexenio de Manuel Bartlett Díaz y hasta el mes de julio con el gobierno interino de Guillermo Pacheco Pulido, recibieron su segundo depósito.

No obstante, desde octubre, en la dependencia que encabeza María Teresa Castro Corro no ha existido una versión clara sobre la suspensión de ese recurso y quienes llegan a preguntar o reclamar reciben amenazantes respuestas.

Los afectados calculan que la bolsa acumulada de dos trimestres no entregados asciende a 12 millones de pesos que en teoría debieron estar etiquetados para su reparto durante el año.

Días atrás circuló el rumor de que el lunes les sería entregado el dinero, pero no ocurrió así por lo que varios ya están resignados a que el pago es una falsa promesa.

Después del miércoles 23 de octubre, fecha en la que el columnista abordó por primera vez el tema de la suspensión de bono, los burócratas recibieron como respuesta que el pago se haría de manera distribuida mensualmente pero a la luz del tiempo fue una promesa que no se concretó y que pudo tener por objeto apaciguar las aguas.

Algunos de los asalariados acudieron con sus respectivos directivos, no obstante, comentaron a este reportero, lo que recibieron fueron respuestas amenazantes pues les dijeron que el año estaba por terminar y con ello el fin de sus contratos por lo que se atuvieran a que no volvieran a ser considerados.

Entre las quejas de los trabajadores predominan las de aquellos que menos perciben puesto que el bono era un recurso que ayudaba a equilibrar sus ingresos pues no existe otro tipo de gratificación ni cuando trabajan más horas laborales. Y es que en este rango se encuentran los de nivel operativo, los que realizan los trabajos de campo para el cobro de créditos e impuestos.

Así pues, las semanas pasaron y una explicación formal no llegó. El que llegó fue el mes de diciembre cuando se pagó la quincena y el aguinaldo, pero de bono nada.

Y de festejo navideño mejor ni hablamos porque con la llegada de la Cuarta Transformación pensar en un convivio organizado por la dependencia está en chino. Lo más cercano fue un ofrecimiento de una cena con costo por platillo de 300 pesos pero sin que se les dijera ni el lugar ni en qué consistía.

Y hasta la próxima.

salvador_rios@elsoldepuebla.com.mx

Twitter: @elsalvadorrios