/ domingo 26 de junio de 2022

Palabras huecas y la APD

Desde diciembre de 2002 las Naciones Unidas declararon al 23 de junio como Día de la Administración Pública (AP) para “honrar a los empleados públicos en todo el mundo por su servicio a la humanidad”, un propósito muy loable para quienes entienden bien y actúan con integridad en la maquinaria del gobierno que administra los bienes públicos. Sin duda un trabajo nada fácil.


“La Administración Pública en México. Una saga en tres actos: pasado, presente y futuro” que se puede ver en youtube (CIDE, 2020), explica con sencillez y claridad el trabajo del trabajo de los funcionarios que componen el sistema que hace posible que la sociedad tenga servicios públicos con equidad, justicia, respeto a los derechos humanos, con técnica y profesionalismo. ¿Qué ha sucedido? Clientelismo y patronazgo a lo largo de nuestra historia, lógica de neobotín que vivimos desde hace al menos 200 años, pero sí hay alternativa: cambiar una cultura en la que la sociedad se apropie de la administración pública, de lo contrario seguiremos sufriendo una nefasta respuesta del aparato administrativo. Esta propuesta de AP es muy acertada.


Atinadamente la serie señala que hay una contradicción en nuestra AP: en el siglo pasado se crearon instituciones impresionantes, ambiciosas para resolver necesidades urgentes de la sociedad como el IMSS, ISSTE, PEMEX, CFE o INFONAVIT, pero con la misma base de poco profesionalismo, desperdicio, incapacidad y proclives a la corrupción. La profesionalización no se dio organizadamente, tan sólo la Ley Orgánica de la AP aparece hasta 1976. Los gobiernos que llegan a administrar por elección política, hasta ahora, se ha servido del poder para “vivir del erario” pero con excesos y poco control que incluso han hecho posible la normalización de la corrupción.


Ciertamente el dedazo y clientelismo ha empañado el noble oficio del servicio público y ha permitido que los nefastos comportamientos de muchos servidores que quiebran la esperanza de los ciudadanos. ¿Por qué no se solucionan los problemas sociales? ¿Por qué no se satisfacen las necesidades básicas de la población? La única forma es que la sociedad participe en las intervenciones de gobierno, porque a veces, en lugar de solucionar hacen más grave un problema, recordemos los elefantes blancos. En este tenor podemos comprender que haya gobiernos frívolos, ineptos y corruptos, pero ¿hasta cuándo? Ciertamente es una cruzada que debe iniciar desde las entrañas mismas de la AP.


Técnica y ética son el binomio que se impulsa con la capacitación y el genuino interés y conciencia de los servidores públicos municipales, estatales y federales de todos los órdenes. Claro que los problemas públicos son muy complejos y no hay una fórmula mágica para solucionarlos, pero si hay participación social cualquier solución será más atinada y los costos más dirigidos. También es importante que persistan las instituciones independientes de la AP para controlar, evaluar y mejorar los procesos; es decir, un servicio civil profesional que no sea moneda de cambio político.


La AP también requiere de sensibilidad política, esto implica una comunicación efectiva con la sociedad como para aceptar críticas para mejorar e intervención social para eficientar. La propuesta de la división de AP del CIDE de una AP Democrática, opuesta a la AP clásica o burocrática que bien conocemos y padecemos, es un llamado a fortalecer las vías democráticas de participación acción y de capacitación. “Yo solo soy gobernador, ahora me van a decir que soy culpable de la falta de agua”, “Yo me he encontrado con gente muy valiosa, que viven con un sueldito de 40, 50 (mil pesos) y son muy felices”, “Recibimos la administración con la violencia hasta arriba”, “Vamos bien, el crimen va para abajo”, “No vamos a permitir que estas cosas sucedan”, son palabras de gobernantes que suenan huecas, frívolas, alejadas de la realidad y tontas, mientras la canasta básica se encarece y la violencia cobra vidas de inocentes. Sí, urge cambiar nuestra cultura política hacia la AP.







*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías (2022-2024) Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Desde diciembre de 2002 las Naciones Unidas declararon al 23 de junio como Día de la Administración Pública (AP) para “honrar a los empleados públicos en todo el mundo por su servicio a la humanidad”, un propósito muy loable para quienes entienden bien y actúan con integridad en la maquinaria del gobierno que administra los bienes públicos. Sin duda un trabajo nada fácil.


“La Administración Pública en México. Una saga en tres actos: pasado, presente y futuro” que se puede ver en youtube (CIDE, 2020), explica con sencillez y claridad el trabajo del trabajo de los funcionarios que componen el sistema que hace posible que la sociedad tenga servicios públicos con equidad, justicia, respeto a los derechos humanos, con técnica y profesionalismo. ¿Qué ha sucedido? Clientelismo y patronazgo a lo largo de nuestra historia, lógica de neobotín que vivimos desde hace al menos 200 años, pero sí hay alternativa: cambiar una cultura en la que la sociedad se apropie de la administración pública, de lo contrario seguiremos sufriendo una nefasta respuesta del aparato administrativo. Esta propuesta de AP es muy acertada.


Atinadamente la serie señala que hay una contradicción en nuestra AP: en el siglo pasado se crearon instituciones impresionantes, ambiciosas para resolver necesidades urgentes de la sociedad como el IMSS, ISSTE, PEMEX, CFE o INFONAVIT, pero con la misma base de poco profesionalismo, desperdicio, incapacidad y proclives a la corrupción. La profesionalización no se dio organizadamente, tan sólo la Ley Orgánica de la AP aparece hasta 1976. Los gobiernos que llegan a administrar por elección política, hasta ahora, se ha servido del poder para “vivir del erario” pero con excesos y poco control que incluso han hecho posible la normalización de la corrupción.


Ciertamente el dedazo y clientelismo ha empañado el noble oficio del servicio público y ha permitido que los nefastos comportamientos de muchos servidores que quiebran la esperanza de los ciudadanos. ¿Por qué no se solucionan los problemas sociales? ¿Por qué no se satisfacen las necesidades básicas de la población? La única forma es que la sociedad participe en las intervenciones de gobierno, porque a veces, en lugar de solucionar hacen más grave un problema, recordemos los elefantes blancos. En este tenor podemos comprender que haya gobiernos frívolos, ineptos y corruptos, pero ¿hasta cuándo? Ciertamente es una cruzada que debe iniciar desde las entrañas mismas de la AP.


Técnica y ética son el binomio que se impulsa con la capacitación y el genuino interés y conciencia de los servidores públicos municipales, estatales y federales de todos los órdenes. Claro que los problemas públicos son muy complejos y no hay una fórmula mágica para solucionarlos, pero si hay participación social cualquier solución será más atinada y los costos más dirigidos. También es importante que persistan las instituciones independientes de la AP para controlar, evaluar y mejorar los procesos; es decir, un servicio civil profesional que no sea moneda de cambio político.


La AP también requiere de sensibilidad política, esto implica una comunicación efectiva con la sociedad como para aceptar críticas para mejorar e intervención social para eficientar. La propuesta de la división de AP del CIDE de una AP Democrática, opuesta a la AP clásica o burocrática que bien conocemos y padecemos, es un llamado a fortalecer las vías democráticas de participación acción y de capacitación. “Yo solo soy gobernador, ahora me van a decir que soy culpable de la falta de agua”, “Yo me he encontrado con gente muy valiosa, que viven con un sueldito de 40, 50 (mil pesos) y son muy felices”, “Recibimos la administración con la violencia hasta arriba”, “Vamos bien, el crimen va para abajo”, “No vamos a permitir que estas cosas sucedan”, son palabras de gobernantes que suenan huecas, frívolas, alejadas de la realidad y tontas, mientras la canasta básica se encarece y la violencia cobra vidas de inocentes. Sí, urge cambiar nuestra cultura política hacia la AP.







*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías (2022-2024) Mail: margarita_arguelles@hotmail.com