Por lo visto, la Secretaría de Educación estatal prepara una forma de evaluación a los conocimientos de los alumnos de primaria y secundaria desde la valoración de los propios padres de familia e incluso de los propios estudiantes para los niveles más avanzados.
A juzgar de una encuesta virtual que se mandó a los padres que tienen hijos en estos dos niveles educativos, hay una intención de la dependencia a cargo de Melitón Lozano Pérez de explorar qué tan dispuestos están los tutores para aplicar evaluaciones a sus hijos e incluso saber sobre las herramientas que necesitarían para realizarlas.
Frente a la imposibilidad de mantener una educación presencial y una evaluación ordinaria, bajo la tutela de un docente, la modalidad que se esboza en la encuesta pregunta a los alumnos de secundaria su estarían dispuestos a hacerse una autoevaluación sobre los conocimientos adquiridos bajo el supuesto de una educación a distancia.
Para el caso del sistema escolar de primaria, las premisas, a manera de preguntas, recaen en el padre o tutor, pero en esencia la idea de una valoración desde el domicilio es la misma.
“Considero pertinente que el niño(a) sean evaluados por las madres / padres y/o tutores, pues somos quienes podemos apreciar el progreso en el aprendizaje de nuestro(a) hijo(a)”, expresa la interrogante número 11, que ofrece cuatro posibles respuestas que van del “totalmente de acuerdo” y el “de acuerdo” hasta el “en desacuerdo” y el “totalmente en desacuerdo”.
La batería de 21 preguntas incluye la pregunta de si es factible dar seguimiento al desempeño de los hijos sobre el aprendizaje adquirido en la modalidad a distancia.
Mientras que la pregunta 16 cuestiona si “desearía saber cómo evaluar desde casa el aprendizaje de mi hijo(a) para poder compartirlo con sus maestros(as)”.
Para el cierre, ya en un tono que pareciera suavizar la responsabilidad de calificar emergentemente el desempeño de los estudiantes, el formulario de la Secretaría de Educación propone la idea de trabajar de manera conjunta, padres de familia y maestros para evaluar a los niños.
Y en una idea como de entendimiento a las madres o padres que pueden acompañar a los hijos en sus estudios la dependencia estatal pregunta si sería adecuado “ser más flexibles” con los primeros porque no tienen la formación de maestros.
Sin duda, este escenario de pandemia nadie lo decidió y seguramente ha marcado un nuevo aprendizaje para maestros, padres y educandos, pero endosarles a madres de familia más carga de la que ya tienen en su día a día resulta, por decir lo menos, abusivo.
Lo mismo para aquellas que realizan labores del hogar, que ya es decir bastante, que para quienes tienen que salir a ganarse el pan fuera de sus hogares y deban darse el tiempo de aplicar evaluaciones.
Y el endosarles a los adolescentes de secundaria la responsabilidad de autocalificarse, por desgracia, implica un acto de madurez que no necesariamente estará en la mayoría de ellos.
Hasta la próxima.
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