/ jueves 16 de diciembre de 2021

Participación en los sindicatos no es cuestión de fe

Está concluyendo un año complicado que deja para el país en general un grave incremento en los precios de bienes de consumo básico, los mismos niveles salariales y un largo etcétera de pendientes que debieron cumplir los gobiernos, nacional y subnacionales, como la seguridad pública, seguridad social, seguridad alimentaria ¿Quién recuerda los tiempos en que era posible planear la vida a muy largo plazo, sin temor a perder poder adquisitivo? Porque los derechos humanos incluyen la posibilidad de tener una buena vida y no solo suspirar por lo que no se puede.

La semana que concluyó tuvo lugar el IX Congreso Internacional de Ciencias Políticas de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas (AMECIP) en la ciudad de Acapulco, Guerrero, bajo la temática “Democracia y Autoritarismo en Tiempos de Pandemia: ¿Un nuevo ciclo de Transiciones?”: En las 17 mesas dispuestas como líneas de investigación, el ejercicio que por noveno año consecutivo se llevó a cabo con la participación de jóvenes investigadores y otros ya consolidados, hace el momento propicio para reflexionar y poner en la mesa los diagnósticos a los diversos problemas nacionales, esos que nos aquejan y nos hacen añorar tiempos idos.

En este evento tuve la oportunidad de asistir virtualmente a la presentación del trabajo de Rodolfo Canto Sainz, investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán que abordó las políticas públicas redistributivas de la riqueza y el poder “no opcionales sino indispensables”, desde el caso de la nueva legislación laboral en México.

El Dr. Canto me develó lo que no me había quedado claro del Tratado de Libre Comercio y el impacto que tuvo en la legislación mexicana el capítulo 23, específicamente la referida a los sindicatos. Después de 40 años en los que las condiciones de vida de la clase trabajadora en México se han deteriorado, al grado de ser paupérrimas; sobre todo en la industria manufacturera. Pero esta condición muestra un desbalance en el poder, porque las políticas públicas no han ayudado a resolver la pérdida adquisitiva y la condición de vida de los trabajadores además de que sólo han mostrado el ejercicio de poder de grupos que han sacado provecho de ellas, pero no para todos.

Es necesario que se fortalezca la capacidad de negociación de los trabajadores, no esperar a que el gobierno redistribuya la riqueza como mejor le parezca. Esta necesidad, plantea claramente Canto, llevó a Norteamérica (Canadá y Estados Unidos), a exigir la democratización de los sindicatos. Los sindicatos sumisos son causa del deterioro de los salarios reales en nuestro país, un declive que viene desde los años 80 hasta situarse ahora entre los más bajos del mundo.

Por supuesto que los sindicatos tienen que trascender la concepción en a que nacieron, no son enemigos de la clase empresarial, pero tampoco súbditos. En 2019 se llevaron a cabo cambios en nuestra legislación laboral para impulsar la democratización de los sindicatos, no sujetos al partido hegemónico del siglo XX, hasta los años 80. La vieja herencia del corporativismo mexicano se dejó atrás, pero el gobierno nunca dejó de intervenir en el mundo del trabajo.

¿Por qué mantener los salarios mínimos por debajo de la línea de pobreza individual? Ese fue el referente de las negociaciones contractuales. La legislación en 2012 que permitió la subcontratación se hizo un esquema que castigó todavía más esa participación y se anuló así un futuro laboral aceptable para los mexicanos. La nueva legislación garantiza el voto secreto y directo para las elecciones de dirigentes sindicales y para la ratificación de los contratos colectivos. Pero llevará muchos años recuperar la caída de los ingresos reales.

El reto es vencer la desafección política. Que los trabajadores nuevamente se sientan interesados en participar en los sindicatos para negociar sus ingresos, así como el ciudadano quiera participar en partidos políticos; ambos casos que no se resuelven pidiendo a la Virgen de Guadalupe, a ver si nos concede el milagro, sino participando. Cosas de la democracia.





Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

Está concluyendo un año complicado que deja para el país en general un grave incremento en los precios de bienes de consumo básico, los mismos niveles salariales y un largo etcétera de pendientes que debieron cumplir los gobiernos, nacional y subnacionales, como la seguridad pública, seguridad social, seguridad alimentaria ¿Quién recuerda los tiempos en que era posible planear la vida a muy largo plazo, sin temor a perder poder adquisitivo? Porque los derechos humanos incluyen la posibilidad de tener una buena vida y no solo suspirar por lo que no se puede.

La semana que concluyó tuvo lugar el IX Congreso Internacional de Ciencias Políticas de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas (AMECIP) en la ciudad de Acapulco, Guerrero, bajo la temática “Democracia y Autoritarismo en Tiempos de Pandemia: ¿Un nuevo ciclo de Transiciones?”: En las 17 mesas dispuestas como líneas de investigación, el ejercicio que por noveno año consecutivo se llevó a cabo con la participación de jóvenes investigadores y otros ya consolidados, hace el momento propicio para reflexionar y poner en la mesa los diagnósticos a los diversos problemas nacionales, esos que nos aquejan y nos hacen añorar tiempos idos.

En este evento tuve la oportunidad de asistir virtualmente a la presentación del trabajo de Rodolfo Canto Sainz, investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán que abordó las políticas públicas redistributivas de la riqueza y el poder “no opcionales sino indispensables”, desde el caso de la nueva legislación laboral en México.

El Dr. Canto me develó lo que no me había quedado claro del Tratado de Libre Comercio y el impacto que tuvo en la legislación mexicana el capítulo 23, específicamente la referida a los sindicatos. Después de 40 años en los que las condiciones de vida de la clase trabajadora en México se han deteriorado, al grado de ser paupérrimas; sobre todo en la industria manufacturera. Pero esta condición muestra un desbalance en el poder, porque las políticas públicas no han ayudado a resolver la pérdida adquisitiva y la condición de vida de los trabajadores además de que sólo han mostrado el ejercicio de poder de grupos que han sacado provecho de ellas, pero no para todos.

Es necesario que se fortalezca la capacidad de negociación de los trabajadores, no esperar a que el gobierno redistribuya la riqueza como mejor le parezca. Esta necesidad, plantea claramente Canto, llevó a Norteamérica (Canadá y Estados Unidos), a exigir la democratización de los sindicatos. Los sindicatos sumisos son causa del deterioro de los salarios reales en nuestro país, un declive que viene desde los años 80 hasta situarse ahora entre los más bajos del mundo.

Por supuesto que los sindicatos tienen que trascender la concepción en a que nacieron, no son enemigos de la clase empresarial, pero tampoco súbditos. En 2019 se llevaron a cabo cambios en nuestra legislación laboral para impulsar la democratización de los sindicatos, no sujetos al partido hegemónico del siglo XX, hasta los años 80. La vieja herencia del corporativismo mexicano se dejó atrás, pero el gobierno nunca dejó de intervenir en el mundo del trabajo.

¿Por qué mantener los salarios mínimos por debajo de la línea de pobreza individual? Ese fue el referente de las negociaciones contractuales. La legislación en 2012 que permitió la subcontratación se hizo un esquema que castigó todavía más esa participación y se anuló así un futuro laboral aceptable para los mexicanos. La nueva legislación garantiza el voto secreto y directo para las elecciones de dirigentes sindicales y para la ratificación de los contratos colectivos. Pero llevará muchos años recuperar la caída de los ingresos reales.

El reto es vencer la desafección política. Que los trabajadores nuevamente se sientan interesados en participar en los sindicatos para negociar sus ingresos, así como el ciudadano quiera participar en partidos políticos; ambos casos que no se resuelven pidiendo a la Virgen de Guadalupe, a ver si nos concede el milagro, sino participando. Cosas de la democracia.





Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com