La elección de presidentes auxiliares en el municipio de Puebla pondrá a pelear a los supuestos tres personajes más relevantes de la extinta coalición Juntos Haremos Historia: Claudia Rivera Vivanco, Gabriel Biestro Medinilla y José Juan Espinosa Torres.
La primera querrá imponer a los candidatos de Morena y se asumirá con el derecho de hacerlo por el cargo de presidenta municipal que tiene.
A ella corresponderá elaborar y publicar la convocatoria para la renovación de autoridades en las 17 juntas auxiliares, que se llevará a cabo mediante voto popular el último domingo de enero de 2019.
El líder del poder Legislativo, por su parte, no termina de abandonar la presidencia de Morena y se comporta como dirigente legítimo pese a los intentos del secretario general, Edgar Garmendia de los Santos, por relevarlo en esa posición de manera interina.
Biestro encabezó al partido de Andrés Manuel López Obrador durante todo el proceso electoral y afirma que seguirá al mando mientras el Comité Ejecutivo Nacional no envíe un delegado a sustituirlo.
Igual que la alcaldesa, está tentado a designar a los candidatos del Movimiento Regeneración Nacional en la ciudad de mayor importancia política del estado.
El tercer personaje aspira a lo mismo y parece que ya se adelantó.
José Juan fue candidato a diputado local como abanderado del PT, aunque pretende tomar decisiones en Morena, de la misma forma que, siendo solo presidente de la mesa directiva del Congreso del Estado y frente a la permisividad de Biestro, actúa como si fuese el titular de la Junta de Gobierno y Coordinación Política.
Su estilo personal lo lleva a colocarse por encima de los demás y a establecer estrategias de manera unilateral, sin consultar a sus correligionarios.
Metidos por separado en la elección de presidentes auxiliares, los tres personajes representan un riesgo de fractura al interior del lopezobradorismo poblano, con sus previsibles y negativas consecuencias.
Rivera y Espinosa traen pleito público.
Lo mismo que Rivera y Biestro.
Espinosa y Biestro, por su parte, se llaman camaradas y se funden en abrazos.
No obstante, uno de ellos ha comenzado a molestarse, y mucho, por el exagerado protagonismo del otro.
Estas diferencias brotaron la semana pasada, una vez que comenzaron a elaborarse planes particulares para armar las listas de abanderados.
Tanto Claudia Rivera como Gabriel Biestro pegaron un grito de inconformidad por la asamblea de juntas auxiliares, inspectorías y colonias que organizó el diputado federal Saúl Huerta Corona el domingo 21 de octubre, en el Salón JP, que sirvió de plataforma para los intereses del expresidente municipal de San Pedro Cholula.
La reunión fue vista por sus compañeros de coalición como un acto de banderazo de salida para quienes buscan las presidencias auxiliares en la capital por la vía de Morena, pero sin la aprobación ni el visto bueno de aquellos.
En esa reunión, que convocó a unas 400 personas, hubo participantes que descalificaron a Rivera Vivanco por excluirlos de sus primeros actos de gobierno, lo que encendió más la molestia en Palacio Municipal.
Antes que el episodio de la contienda electoral estará el de la aprobación de las leyes de Ingresos y Egresos del Ayuntamiento de Puebla, donde podría suscitarse el primer encontronazo fuerte entre los involucrados.
Luego vendrá la renovación de ediles auxiliares, que por primera vez no será en abril, sino en enero.
Por ahora no se ve cómo podrán conciliar intereses estos tres personajes.
Ni quién la haga de mediador para impedir una ruptura.
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La salida de Patricia Vázquez del Mercado y el arribo de Ignacio Alvízar Linares a la Secretaría de Educación Pública como secretario derivaron en cambios internos que, en algunos casos, sorprendieron a los trabajadores, como aquellos que laboran en oficinas centrales y llevan automóvil propio.
La primera sorpresa llegó en abril, cuando después de un reacomodo de los lugares asignados en el estacionamiento se informó que solo funcionarios que estuviesen considerados dentro del organigrama recibirían un tarjetón para lograr el acceso.
Unos días después se abrió el estacionamiento a más trabajadores, como a los de la entonces llamada Subsecretaría de Educación Obligatoria, pero con la condición de que pagaran mil 500 pesos mensuales a cambio de la autorización para guardar su vehículo.
Quienes pudieron y quisieron compraron el lugar.
Quienes no, llevaron sus automóviles a las inmediaciones de un inmueble cercano que alberga al Instituto de Profesionalización del Magisterio Poblano.
Todo iba bien hasta hace unos días, cuando les dieron a conocer que aquí también tendrían que pagar una cuota para aparcar vehículos.
El argumento de la dependencia que encabeza Alvízar es que se trata de un predio particular, por lo que el presunto dueño ya exigió dinero.
Entonces les cobrarán, vía SEP y a partir de este lunes, 375 pesos mensuales, retroactivos, además, al mes de septiembre.
Ahora los afectados tendrán que decidir entre pagar por dejar su auto en este sitio o irse a la calle, a un lugar lejano.
Nadie por allá entiende la necesidad del secretario de cobrar cuotas extrañas, por no decir irregulares, y lastimar a los trabajadores, toda vez que la administración está a mes y medio de terminarse.
@jorgerdzc
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