/ martes 18 de septiembre de 2018

Perdón sin olvido

Entre las muchas expectativas que ha generado el nuevo gobierno que presidirá Andrés Manuel López Obrador, y quizá la que tendrá mayor reclamo social, es la relativa al tema de la seguridad pública, vinculado estrechamente al propósito de pacificar al país.

Contener la escalada de violencia y hacer que prevalezca la paz y la armonía no será tarea fácil, sobre todo porque son muchos los agravios y abundantes las demandas para que la justicia se aplique sin reservas ni distingos.

López Obrador ha llamado a cambiar el enfoque en el combate a la violencia y sus consecuencias y en ese contexto ha señalado que el camino a la paz es la concordia y el diálogo; en los casos extremos, el perdón hacia quienes incurrieron en delitos.

“Estar dispuestos a perdonar, lo dije en campaña y lo repito ahora: coincido con los que dicen que no hay que olvidar, pero sí estoy a favor del perdón”, reiteró apenas la semana pasada.

La propuesta ha generado polémica pero, sobre todo, malestar entre integrantes de organizaciones de defensa de víctimas de violencia.

Así se lo hicieron ver al participar en el segundo Diálogo por la Paz, la Verdad y la Justicia, al que acudieron familiares de personas desaparecidas y asesinadas en los últimos años.

“Queremos que nos escuchen. Ya no queremos dialogar ni perder tiempo en esto, queremos que los encuentren. Que no nos den atole con el dedo”, le pidieron al presidente electo en un tono de enojo y desesperación.

Ante ese reclamo López Obrador sostuvo que “hará lo humanamente posible” por alcanzar la paz en el país, pero insistió en la necesidad de alcanzar la reconciliación nacional a través del perdón.

“Siempre digo lo que pienso y les digo: ‘olvido no, perdón sí’. Ese es un planteamiento; respeto a los que dicen ‘ni perdón ni olvido’. Yo tengo otra convicción y podemos ponernos de acuerdo”, agregó.

Y hasta ofreció que todo el dinero que se obtenga por la venta o renta de la flotilla aérea oficial se usará para cubrir las demandas de justicia en estos casos.

El ambiente durante el foro se puso tenso, pero llegó a su extremo cuando hizo uso de la palabra un ciudadano agraviado, Fabián Sánchez, quien desesperado por no encontrar a su hija, desaparecida hace meses en Guerrero, le dijo: “Es la última ocasión que tal vez me vea frente a usted porque me van a matar”. Segundos después se desvaneció en su lugar a causa de la presión.

Hubo otros reclamos, como los de familiares de los 43 jóvenes de la Escuela Normal de Ayotxinapa.

“¿Quiere que me hinque para que me ayude a encontrar a mi hijo?”, preguntó entre llanto María González, quien se acercó al estrado donde estaba López Obrador.

“¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, “¡Ni perdón ni olvido!”, “¡Dónde están, dónde están, nuestros hijos dónde están?”.

Todas estas historias son parte de la cruda y brutal realidad a la que se enfrentará el nuevo gobierno.

En los próximos tres meses se realizarán 20 foros y 18 consultas, tras lo cual se creará una propuesta de ley de pacificación que López Obrador presentará el 1 de diciembre, una vez que tome protesta como presidente.

Difícil conciliar intereses.

La exigencia de hacer justicia es humanamente comprensible.

La propuesta de una gran reconciliación nacional, necesaria.

Perdón sin olvido, casi una utopía.

Entre las muchas expectativas que ha generado el nuevo gobierno que presidirá Andrés Manuel López Obrador, y quizá la que tendrá mayor reclamo social, es la relativa al tema de la seguridad pública, vinculado estrechamente al propósito de pacificar al país.

Contener la escalada de violencia y hacer que prevalezca la paz y la armonía no será tarea fácil, sobre todo porque son muchos los agravios y abundantes las demandas para que la justicia se aplique sin reservas ni distingos.

López Obrador ha llamado a cambiar el enfoque en el combate a la violencia y sus consecuencias y en ese contexto ha señalado que el camino a la paz es la concordia y el diálogo; en los casos extremos, el perdón hacia quienes incurrieron en delitos.

“Estar dispuestos a perdonar, lo dije en campaña y lo repito ahora: coincido con los que dicen que no hay que olvidar, pero sí estoy a favor del perdón”, reiteró apenas la semana pasada.

La propuesta ha generado polémica pero, sobre todo, malestar entre integrantes de organizaciones de defensa de víctimas de violencia.

Así se lo hicieron ver al participar en el segundo Diálogo por la Paz, la Verdad y la Justicia, al que acudieron familiares de personas desaparecidas y asesinadas en los últimos años.

“Queremos que nos escuchen. Ya no queremos dialogar ni perder tiempo en esto, queremos que los encuentren. Que no nos den atole con el dedo”, le pidieron al presidente electo en un tono de enojo y desesperación.

Ante ese reclamo López Obrador sostuvo que “hará lo humanamente posible” por alcanzar la paz en el país, pero insistió en la necesidad de alcanzar la reconciliación nacional a través del perdón.

“Siempre digo lo que pienso y les digo: ‘olvido no, perdón sí’. Ese es un planteamiento; respeto a los que dicen ‘ni perdón ni olvido’. Yo tengo otra convicción y podemos ponernos de acuerdo”, agregó.

Y hasta ofreció que todo el dinero que se obtenga por la venta o renta de la flotilla aérea oficial se usará para cubrir las demandas de justicia en estos casos.

El ambiente durante el foro se puso tenso, pero llegó a su extremo cuando hizo uso de la palabra un ciudadano agraviado, Fabián Sánchez, quien desesperado por no encontrar a su hija, desaparecida hace meses en Guerrero, le dijo: “Es la última ocasión que tal vez me vea frente a usted porque me van a matar”. Segundos después se desvaneció en su lugar a causa de la presión.

Hubo otros reclamos, como los de familiares de los 43 jóvenes de la Escuela Normal de Ayotxinapa.

“¿Quiere que me hinque para que me ayude a encontrar a mi hijo?”, preguntó entre llanto María González, quien se acercó al estrado donde estaba López Obrador.

“¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”, “¡Ni perdón ni olvido!”, “¡Dónde están, dónde están, nuestros hijos dónde están?”.

Todas estas historias son parte de la cruda y brutal realidad a la que se enfrentará el nuevo gobierno.

En los próximos tres meses se realizarán 20 foros y 18 consultas, tras lo cual se creará una propuesta de ley de pacificación que López Obrador presentará el 1 de diciembre, una vez que tome protesta como presidente.

Difícil conciliar intereses.

La exigencia de hacer justicia es humanamente comprensible.

La propuesta de una gran reconciliación nacional, necesaria.

Perdón sin olvido, casi una utopía.