/ domingo 19 de febrero de 2023

Planear estratégicamente

Como líderes efectivos tenemos oportunidades para mejorar permanentemente, mediante la aplicación de técnicas y herramientas que nos permitan mejorar en nuestro día a día.

Una de ellas es la planeación estratégica, misma que permite alcanzar los resultados previstos, ya que admite la sistematización y articulación de las acciones, actividades y recursos que hacen posible la materialización de los objetivos; los cuales, las y los líderes los definen en concordancia con los elementos que forman la filosofía de la organización y se apoyan en la planeación para ubicar los puntos y caminos que hay que recorrer.

La planeación es una actividad que se realiza en casi todos los ámbitos de la vida, por lo que, pese a su aparente evocación a la rigidez y al orden, en realidad es una guía flexible que considera las coyunturas que pueden ocurrir en el entorno y que pueden afectar el desempeño de cualquier tipo de organización o negocio. La posibilidad de adaptación y modificación es una propiedad que hace que la planeación sea estratégica, pues toma en cuenta su relación con el contexto y su carácter heterogéneo.

La planeación según autores, es definida como un procedimiento que permite identificar, categorizar, seleccionar, estructurar, ordenar y establecer las acciones que se tienen que implementar para alcanzar resultados, mediante el uso eficaz y eficiente de los recursos disponibles.

Esto significa que, en la práctica se trata de la coordinación de acciones con actividades que dan forma a los propósitos y fines de una organización, condiciones en las que el líder no solo precisa de una mente estratégica, sino de articulación de sus competencias con los equipos de trabajo para tomar decisiones.

Pese a que las y los líderes aparecen con estilos y en lugares diversos, todos coinciden en intervenir la realidad para transformarla, lo cual implica la consecución de etapas que siguen una lógica de reconocimiento y conocimiento del escenario que se pretende cambiar.

Por ello, como parte del liderazgo efectivo se propone que los ejercicios de planeación estratégica pueden partir de al menos 5 fases o etapas, las cuales son: diagnóstico, diseño o formulación, ejecución, planeación y ajuste.

El diagnóstico permite indagar en la problemática o situación en la que se va a intervenir; implica una investigación o profundización acerca de las características del contexto que explican las causas.

En la etapa de diseño o formulación, se identifican, enlistan y ordenan los objetivos específicos del proyecto, para que sean transformados en acciones que, a su vez, entrañan actividades secuenciales den sentido a la intervención.

La ejecución es el momento de la implementación de las actividades, de su monitoreo y seguimiento de aquellas que ya han sido realizadas. La evaluación es un ejercicio de contrastación entre lo planeado y lo ejecutado.

Finalmente, la fase de ajuste es contar con suficiente información y de calidad, para cambiar lo necesario o ajustar las rutas planteadas.

Sin duda, este tipo de conceptos ligados a los instrumentos que lo hacen posible, nos permiten identificar que la planeación estratégica es fundamental para cualquier actividad del ser humano.

Y tú, ¿qué más nos puedes comentar sobre este tema? Te invito a dejar tu mensaje en mi página de Facebook David Villanueva Lomelí, con los Hashtags #Puebla y #VívelaBien.

Como mencionó el empresario estadounidense Bill Gates: “Cada nuevo cambio obliga a todas las empresas de una industria a adaptar sus estrategias a ese cambio.”

Facebook: David Villanueva Lomelí

www.davidvillanueva.mx


Como líderes efectivos tenemos oportunidades para mejorar permanentemente, mediante la aplicación de técnicas y herramientas que nos permitan mejorar en nuestro día a día.

Una de ellas es la planeación estratégica, misma que permite alcanzar los resultados previstos, ya que admite la sistematización y articulación de las acciones, actividades y recursos que hacen posible la materialización de los objetivos; los cuales, las y los líderes los definen en concordancia con los elementos que forman la filosofía de la organización y se apoyan en la planeación para ubicar los puntos y caminos que hay que recorrer.

La planeación es una actividad que se realiza en casi todos los ámbitos de la vida, por lo que, pese a su aparente evocación a la rigidez y al orden, en realidad es una guía flexible que considera las coyunturas que pueden ocurrir en el entorno y que pueden afectar el desempeño de cualquier tipo de organización o negocio. La posibilidad de adaptación y modificación es una propiedad que hace que la planeación sea estratégica, pues toma en cuenta su relación con el contexto y su carácter heterogéneo.

La planeación según autores, es definida como un procedimiento que permite identificar, categorizar, seleccionar, estructurar, ordenar y establecer las acciones que se tienen que implementar para alcanzar resultados, mediante el uso eficaz y eficiente de los recursos disponibles.

Esto significa que, en la práctica se trata de la coordinación de acciones con actividades que dan forma a los propósitos y fines de una organización, condiciones en las que el líder no solo precisa de una mente estratégica, sino de articulación de sus competencias con los equipos de trabajo para tomar decisiones.

Pese a que las y los líderes aparecen con estilos y en lugares diversos, todos coinciden en intervenir la realidad para transformarla, lo cual implica la consecución de etapas que siguen una lógica de reconocimiento y conocimiento del escenario que se pretende cambiar.

Por ello, como parte del liderazgo efectivo se propone que los ejercicios de planeación estratégica pueden partir de al menos 5 fases o etapas, las cuales son: diagnóstico, diseño o formulación, ejecución, planeación y ajuste.

El diagnóstico permite indagar en la problemática o situación en la que se va a intervenir; implica una investigación o profundización acerca de las características del contexto que explican las causas.

En la etapa de diseño o formulación, se identifican, enlistan y ordenan los objetivos específicos del proyecto, para que sean transformados en acciones que, a su vez, entrañan actividades secuenciales den sentido a la intervención.

La ejecución es el momento de la implementación de las actividades, de su monitoreo y seguimiento de aquellas que ya han sido realizadas. La evaluación es un ejercicio de contrastación entre lo planeado y lo ejecutado.

Finalmente, la fase de ajuste es contar con suficiente información y de calidad, para cambiar lo necesario o ajustar las rutas planteadas.

Sin duda, este tipo de conceptos ligados a los instrumentos que lo hacen posible, nos permiten identificar que la planeación estratégica es fundamental para cualquier actividad del ser humano.

Y tú, ¿qué más nos puedes comentar sobre este tema? Te invito a dejar tu mensaje en mi página de Facebook David Villanueva Lomelí, con los Hashtags #Puebla y #VívelaBien.

Como mencionó el empresario estadounidense Bill Gates: “Cada nuevo cambio obliga a todas las empresas de una industria a adaptar sus estrategias a ese cambio.”

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