Los abuelos siempre nos advertían que los peores, son los pleitos de familia y eso es lo que están viviendo actualmente los militantes poblanos de Morena.
El centro de sus desencuentros son las nominaciones a presidentes municipales y diputados locales. En cuanto a los legisladores federales no corresponderá directamente a la base local decidirlo, no así las candidaturas locales.
Para nadie, menos para ellos, es un secreto que sus triunfos electorales en 2018 fueron por la presencia de Andrés Manuel López Obrador, como candidato presidencial, en las boletas. La gente se volcó a su favor y ello también les llevó a conseguir distritos, municipios y estados que eran impensables que ganara la izquierda.
Ahora, ya en el poder, con el presidente en Palacio Nacional y una fuerte mayoría en el Congreso federal, intentarán repetir los triunfos que consiguieron en las principales municipios y distritos locales de Puebla, sólo que para lograrlo necesitarán más que buena voluntad.
Morena no es un partido democrático al estilo de Acción Nacional, ni tampoco aceptan dócilmente la línea vertical de sus dirigentes, quizá sólo de Andrés Manuel, de nadie más.
En ese contexto habrá que saber los intereses que prevalecerán en las convocatorias para determinar si en serio serán candidatos, nuevos o para reelegirse, quienes tengan la mayor preferencia en las encuestas; regresarán al respaldo de sus bases en asambleas; o incluso usarán la tómbola, que hace tres años definió el género por municipio, por ejemplo.
La pelea de callejón más notoria en Puebla es la que sostienen en corto y públicamente la presidenta municipal de la capital, Claudia Rivera Vivanco, quien pretende reelegirse, y el líder de la mayoría de Morena en el Congreso, Gabriel Biestro Medinilla, que busca denodadamente ser el candidato a la presidencia de la capital, como plataforma para buscar la gubernatura en 2024.
Ellos, todo indica, que llegarán hasta el final confrontados y es de imaginarse que sucederá si es Biestro el nominado, pero quien tiene el control político de los militantes y simpatizantes de Morena en la ciudad es ella, la alcaldesa. En ese escenario el resultado está cantado desde ahora.
Pero no es el único conflicto que hay entre militantes del partido que gobierna México.
Por lo pronto, el miércoles pasado en un hotel de Cholula llevaron a cabo un curso para los aspirantes a presidentes municipales, que les va a contar a favor a la hora de la elección.
Por supuesto que hubo precandidatos morenistas que no acudieron porque se sienten autosuficientes, sólo que ante estas circunstancias todo suma o resta.
El pleito de familia puede acabar en los tribunales, con derrotas contundentes donde hoy son mayoría, y el algún caso radical, fatídicamente.
Por eso, los de familia son los peores pleitos que uno pueda enfrentar, al final nadie gana.
DE LAS ANÉCDOTAS QUE SE CUENTAN
El avezado periodista Jorge Rodríguez, subdirector y compañero de páginas en El Sol de Puebla, publicó el lunes pasado una historia que no debe pasar inadvertida.
El candidato ciudadano del PAN a los Congresos local y federal, el cholulteca Julio Lorenzini, pretende ser nominado por Morena a la presidencia municipal de su tierra natal y para buscar la posición, parece tener el visto bueno de su líder nacional, Mario Delgado.
Una reunión lo confirmó, el último viernes de noviembre se encontraron en la Ciudad de México. Hay fotografía de ello.
Ambos políticos, Delgado y Lorenzini, coincidieron en que sólo con la suma de esfuerzos es como se logra hacer grandes cosas en beneficio de los ciudadanos.
El líder ha dicho que Morena seleccionará a sus candidatos a diputados y presidentes municipales a través de encuestas y no necesitan ser militantes.
Lorenzini tiene posibilidades de ser candidato, ya que las encuestadoras BEAP y MAS DATA lo ubican en el primer lugar de las preferencias electorales en San Pedro Cholula, incluso por arriba del actual presidente, Luis Alberto Arriaga, quien busca la reelección
Si las cosas siguen así, habrá nominaciones de Morena sin morenistas poblanos.
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