/ viernes 19 de julio de 2019

Política y economía, ¿la dirección correcta?

De manera reiterativa, al término de cada elección, líderes políticos y representantes populares que resultan ganadores, establecen que derivado de los resultados han entendido el mensaje que los electores y la sociedad desean de su gobernación y/o representación.

Sin embargo, durante el ejercicio de su mandato, su comportamiento en la mayoría de los casos resulta contrario a los planteamientos expuestos durante sus campañas políticas, una frase célebre de Abraham Lincoln señalaba: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.”

Es importante señalar que la minuta de la última Junta de Gobierno del Banco de México (BANXICO), comparando las tasas de crecimiento de los últimos trimestres, “sugieren la posibilidad de una ligera recesión”. Los integrantes de su junta de gobierno, destacaron “la desaceleración que han mostrado los sectores de servicios” y su tendencia desfavorable para el presente año.

Al respecto el presidente López obrador desestimó el reporte del BANXICO, en el cual se advierte “que el país podría estar en camino de una recesión económica, consecuencia de un crecimiento inferior al 1% y una caída de más de 13% en la llegada de inversión extranjera directa al cierre de este año”.

Es decir, con datos del comportamiento de la economía nacional, BANXICO no considera un panorama económico favorable para nuestro país. De igual manera las consultorías establecen un pronóstico de crecimiento del 0.5 por ciento. Lo cual si a este panorama económico, agregamos el desmedido crecimiento de la inseguridad, el escenario se torna bastante complicado.

Al mismo tiempo tanto analistas e investigadores, consideran poco claro el modelo económico, el cual señalan que tiene una carga ideológica, que desde el punto de vista de la política económica lo resumen como “el uso dispendioso de los recursos públicos, con señales inciertas de la política económica, que tienen efectos deprimentes en la inversión privada”.

Lo anterior demuestra que las decisiones convertidas en acciones traen consecuencias, siendo lamentables aquellas que no corresponden en el impulso del desarrollo. Definitivamente, no se debe apostar al fracaso, debido a que las acciones emprendidas no han detonado el esperado crecimiento de la inversión privada que el país requiere.

Para poder construir la sociedad que deseamos de cara al futuro, debemos impulsar acciones estratégicas de largo plazo, siendo el gobierno (federal, estatal y municipal) a través de sus instituciones, los responsables para potenciarlos, y darles la eficacia necesaria, en respuesta a la creciente demanda social.

Considerar un modelo de desarrollo social, donde los agentes tradicionales, conformados por: gobierno, empresarios, organizaciones empresariales, sociales, y familias; apalancados y apoyados por los medios de comunicación, son determinantes para impulsar la plataforma del desarrollo; si a ello le sumamos el desarrollo educativo y cultural, sin duda es garantía de éxito.

Es decir, se debe instrumentar una política económica, donde se impulse la participación de inversiones locales y, se defina con claridad la participación de los capitales privados, e inversionistas extranjeros; a largo plazo creará un equilibrio local de estabilidad en la economía y el empleo, lo cual eliminara el mito de un sistema neoliberal o el de un radicalismo individual.

Ante lo cual se hace necesario poder recuperar la idea de participación y mediante el impulso a los emprendedores, fortalecer al Estado y a sus instituciones, las cuales, mediante la solidaridad y la transparencia, serán más eficientes y competitivas; no solo para transformar nuestro entorno, sino hacer efectivo el desarrollo que el país requiere.

Por consiguiente, e independientemente de este modesto modelo planteado; la correcta dirección que el gobierno mexicano en sus tres niveles debe considerar y, tener presente, es que su principal compromiso, es el enfocarse en heredar a las próximas generaciones, un país que retome su vocación de grandeza y ofrezca mejores oportunidades de desarrollo, para toda la sociedad mexicana.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com

De manera reiterativa, al término de cada elección, líderes políticos y representantes populares que resultan ganadores, establecen que derivado de los resultados han entendido el mensaje que los electores y la sociedad desean de su gobernación y/o representación.

Sin embargo, durante el ejercicio de su mandato, su comportamiento en la mayoría de los casos resulta contrario a los planteamientos expuestos durante sus campañas políticas, una frase célebre de Abraham Lincoln señalaba: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.”

Es importante señalar que la minuta de la última Junta de Gobierno del Banco de México (BANXICO), comparando las tasas de crecimiento de los últimos trimestres, “sugieren la posibilidad de una ligera recesión”. Los integrantes de su junta de gobierno, destacaron “la desaceleración que han mostrado los sectores de servicios” y su tendencia desfavorable para el presente año.

Al respecto el presidente López obrador desestimó el reporte del BANXICO, en el cual se advierte “que el país podría estar en camino de una recesión económica, consecuencia de un crecimiento inferior al 1% y una caída de más de 13% en la llegada de inversión extranjera directa al cierre de este año”.

Es decir, con datos del comportamiento de la economía nacional, BANXICO no considera un panorama económico favorable para nuestro país. De igual manera las consultorías establecen un pronóstico de crecimiento del 0.5 por ciento. Lo cual si a este panorama económico, agregamos el desmedido crecimiento de la inseguridad, el escenario se torna bastante complicado.

Al mismo tiempo tanto analistas e investigadores, consideran poco claro el modelo económico, el cual señalan que tiene una carga ideológica, que desde el punto de vista de la política económica lo resumen como “el uso dispendioso de los recursos públicos, con señales inciertas de la política económica, que tienen efectos deprimentes en la inversión privada”.

Lo anterior demuestra que las decisiones convertidas en acciones traen consecuencias, siendo lamentables aquellas que no corresponden en el impulso del desarrollo. Definitivamente, no se debe apostar al fracaso, debido a que las acciones emprendidas no han detonado el esperado crecimiento de la inversión privada que el país requiere.

Para poder construir la sociedad que deseamos de cara al futuro, debemos impulsar acciones estratégicas de largo plazo, siendo el gobierno (federal, estatal y municipal) a través de sus instituciones, los responsables para potenciarlos, y darles la eficacia necesaria, en respuesta a la creciente demanda social.

Considerar un modelo de desarrollo social, donde los agentes tradicionales, conformados por: gobierno, empresarios, organizaciones empresariales, sociales, y familias; apalancados y apoyados por los medios de comunicación, son determinantes para impulsar la plataforma del desarrollo; si a ello le sumamos el desarrollo educativo y cultural, sin duda es garantía de éxito.

Es decir, se debe instrumentar una política económica, donde se impulse la participación de inversiones locales y, se defina con claridad la participación de los capitales privados, e inversionistas extranjeros; a largo plazo creará un equilibrio local de estabilidad en la economía y el empleo, lo cual eliminara el mito de un sistema neoliberal o el de un radicalismo individual.

Ante lo cual se hace necesario poder recuperar la idea de participación y mediante el impulso a los emprendedores, fortalecer al Estado y a sus instituciones, las cuales, mediante la solidaridad y la transparencia, serán más eficientes y competitivas; no solo para transformar nuestro entorno, sino hacer efectivo el desarrollo que el país requiere.

Por consiguiente, e independientemente de este modesto modelo planteado; la correcta dirección que el gobierno mexicano en sus tres niveles debe considerar y, tener presente, es que su principal compromiso, es el enfocarse en heredar a las próximas generaciones, un país que retome su vocación de grandeza y ofrezca mejores oportunidades de desarrollo, para toda la sociedad mexicana.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com